Los intereses políticos de Gustavo Petro en las movilizaciones por la ‘Toma de Bogotá'
Durante dos días, el Gobierno Nacional llevará a cabo consejos de seguridad y mesas de diálogo con líderes locales. Expertos analizan el trasfondo de las jornadas convocadas por el presidente en la capital del país.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Acorralado por el mal momento de sus reformas en el Congreso y la reducción de su popularidad en un sector de la ciudadanía, Gustavo Petro ha decidido buscar una salida en el lugar que mejor conoce: las calles. Luego de la movilización de los pueblos indígenas, que se adelantó este miércoles, ahora se concentrará en la capital. Este 28 y 29 de septiembre, el primer mandatario recorrerá las localidades de Kennedy, Suba y Engativá junto a integrantes del Pacto Histórico y funcionarios de su Gobierno.
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Acorralado por el mal momento de sus reformas en el Congreso y la reducción de su popularidad en un sector de la ciudadanía, Gustavo Petro ha decidido buscar una salida en el lugar que mejor conoce: las calles. Luego de la movilización de los pueblos indígenas, que se adelantó este miércoles, ahora se concentrará en la capital. Este 28 y 29 de septiembre, el primer mandatario recorrerá las localidades de Kennedy, Suba y Engativá junto a integrantes del Pacto Histórico y funcionarios de su Gobierno.
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Y aunque la Consejería de Regiones afirmó que en un principio, el presidente contempló los departamentos de Cauca y Nariño, al final se inclinó a última hora por el Distrito y concentró sus esfuerzos a lo que él denominó ‘La Toma de Bogotá’. El evento desarrollará una agenda, en la que prima un consejo de seguridad y la reunión de sus ministros con los bogotanos.
Aunque esta iniciativa puede ser interpretada tanto de manera reivindicativa, como agresiva, el hecho de realizar este evento a un mes antes de las elecciones a la Alcaldía de Bogotá, es lo que más polémica ha levantado entre sus detractores. Si bien, la descripción oficial apunta a una reunión de la ciudadanía con funcionarios del Gobierno para conversar sobre seguridad, los expertos en política interpretan esta movida como una contraofensiva, que busca fortalecer la aspiración de Gustavo Bolívar al Palacio Liévano.
Candidatos reaccionan en contra de la ‘Toma de Bogotá’
Pese a que Gustavo Bolívar anunció que no participaría en los eventos del Gobierno, lo cierto es que el telegrama detrás de la convocatoria ha sido interpretado como una clara injerencia del gobierno en las elecciones locales, por parte de los otros candidatos.
Carlos Fernando Galán, el candidato que lidera las encuestas de intención de voto en Bogotá, no se guardó nada y, a través de un duro comunicado, expresó su opinión frente a la iniciativa. “Los bogotanos y bogotanas no son idiotas. Si esas reuniones son políticas y las van a usar para impulsar la candidatura de Gustavo Bolívar, se va a notar, y los votantes los van a castigar. Ya no les creen”. Otros candidatos emitieron diatribas más directas y contundentes.
Mientras que, en la opinión de Jorge Enrique Robledo, la toma “es un tema altamente preocupante. Bogotá tiene alcalde y Colombia tiene Presidente. Queremos ser alcalde de Bogotá y no que el presidente Gustavo Petro esté gobernando en tercera persona”. Por su parte, Diego Molano, fue más allá y opinó que esto es un intento desperado del Gobierno por levantar a Bolívar en las encuestas. “No quiero pensar que la dramática caída en encuestas de uno de los candidatos de Petro es lo que está impulsando estas curiosas ‘reuniones’”, mencionó el exministro de Defensa.
Otros aspirantes, como Juan Daniel Oviedo, dirigieron sus inquietudes hacia la posible influencia que podría tener Gustavo Petro, en una eventual administración de Gustavo Bolívar, lo que, a la larga, implicaría que “el presidente Petro esté gobernando en tercera persona”, agregó Oviedo.
Una toma multiusos, según los analistas
En medio del tira y afloje que es propio de los periodos electorales, como los actuales, todas las movidas políticas tienen un significado y una intención propia. Así lo cree Nathaly Gómez, docente universitaria y analista política. “En la coyuntura en la que estamos, próxima a las elecciones, el gobierno busca fortalecer su programa de gobierno a través de las futuras administraciones locales. Ellos tienen que ver cómo pueden favorecer a sus candidatos, en este caso a Gustavo Bolívar, candidato del Pacto, y una persona allegada al presidente”, agregó Gómez.
Por esa misma línea va Carlos Arias, especialista en campañas políticas, quien indica que la ciudad no debe llamarse a engaños o a eufemismos. “A pesar de que el presidente tiene la potestad de ejercer su presencia en cualquier territorio del país, las intervenciones que hará en tres localidades de Bogotá son claramente una participación en política y una invitación a los votantes, a apoyar el proyecto político de Gustavo Bolívar”, mencionó el experto.
El analista sostiene que la Toma de Bogotá busca capitalizar el fortín electoral que representa la capital para su figura política y la del Pacto. “No olvidemos la importancia que tuvo Bogotá en la elección de Petro en la segunda vuelta electoral, con casi 2 millones de votos”. De esta manera, complementa el experto, el presidente intuye que la única posibilidad de lograr extender su poder, a los futuros gobiernos locales, reside en la figura de Bolívar, “el único candidato con opciones a ganar una alcaldía”, agregó Arias.
La elección de las tres localidades que albergarán la iniciativa tampoco obedece a una mera coincidencia. Kennedy, opina Arias, fue la localidad “en donde comenzó el estallido social en Bogotá y el lugar en donde se originó la Primera Línea. En esta localidad, Gustavo Bolívar entregó elementos de apoyo a los miembros de este colectivo, para que pudieran realizar bloqueos noche y día, en medio del paro nacional”.
En cuanto a Suba y Engativá, el analista sostiene que la población que reside en ellas representa un gran caudal electoral que el gobierno y su candidato quieren aprovechar. “Para tener en cuenta, Suba y Kennedy, representan hasta dos veces la votación total de una ciudad como Barranquilla. Engativá no es tan fuerte, pero es una localidad que ha mostrado ser, históricamente, un fortín electoral del presidente”, mencionó Arias. Recordó que en Engativá se aglutinaron gran parte de las movilizaciones que apoyaron a Petro cuando fue destituido de la Alcaldía en el 2013, por el entonces procurador Alejandro Ordóñez.
Otros analistas, como Germán Valencia, de la fundación Pares, creen que este tipo de iniciativas van orientadas al apoyo de las reformas que el gobierno impulsa actualmente en el Congreso. Valencia piensa que esa es la prioridad de Petro, ya que “a nivel local no pudo concretar ningún liderazgo duro que pueda seguir sus directrices y acompañarlo, desde el territorio, en lo que resta de su mandato”.
Por su parte, el docente universitario, Yann Basset, dice que, pese a la coyuntura en la que son convocadas las marchas, “no obedecen necesariamente a un acto electoral. Además, cuando se hacen tantas marchas, pierden relevancia e importancia, así sean simbólicas”. Y agrega: “las marchas son un reflejo de ese accionar típico de la izquierda, y del gobierno, de convocar marchas cada vez que sus reformas no son bien recibidas en la opinión pública, así que es un tema que debe ser analizado con cuidado”.
En cuanto a su eficacia, Basset reflexiona que este tipo de iniciativas, en vez de favorecer la percepción del gobierno, terminan jugándole en contra, por cuanto su naturaleza reiterativa termina “por exasperar a la oposición y no termina por serle útil al gobierno respecto a su agenda”.
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¿Presión a Claudia López?
Bogotá, además de ser la ciudad más importante del país, ha sido en las últimas semanas el escenario de disputas entre Gustavo Petro y la administración saliente de Claudia López. Proyectos como la ampliación de la avenida Boyacá, que toca 20 hectáreas de la reserva Van der Hammen, y la primera línea del metro, han sido continuamente atacados por el poder central, y defendidos a capa y espada por la mandataria.
De este modo, frente a un posible efecto de presión que pudiera tener la ‘Toma de Bogotá’, en la gestión de la alcaldesa, los analistas son más bien cautos. Para Basset, esta iniciativa parece no tener, como objetivo directo, el sabotaje de los proyectos en mención. Y, si así lo fuera, “no creo que tengan mucha utilidad. No pienso que, por la realización de una marcha, Claudia López deje de hacer una obra o un acto administrativo”.
Carlos Arias, secunda la opinión de Basset, respecto a las limitaciones de la toma en este aspecto, aunque manifiesta que el evento puede ejercer cierta presión política y dar un vistazo preliminar a lo que serían las políticas de Gustavo Bolívar, como una mera continuación de los planes que tiene Petro para la capital.
Búsqueda de una injerencia política que juegue contra Petro
Este tipo de ofensivas políticas, en opinión de Basset, podrían jugarle en contra al Gobierno de cara a posibles sanciones a las que podrían atenerse sus funcionarios por injerencia y participación política, en medio de un periodo electoral. En este sentido, sostiene que los detractores del gobierno, estarán pendientes de que algún funcionario del gobierno pueda tener una prenda o un distintivo alusivo a la campaña de Gustavo Bolívar, que pueda usarse como prueba para demostrar injerencia política.
Aunado a lo anterior, Carlos Arias cree, con base en teorías de la psicología política, que para evitar cualquier tipo de contratiempo, los funcionarios estatales que participen en la toma pueden optar por otras opciones. Una de ellas, sería la de utilizar símbolos con una gama de colores que, sutilmente, relacionen la Toma de Bogotá con la campaña de Bolívar.
Las cartas están sobre la mesa, y las posibles significaciones del evento han sido interpretadas. Por el momento, solo resta ver qué tan efectiva le resulta la militancia en las calles, a los intereses políticos del gobierno Petro, tanto en Bogotá, con su alfil en el segundo lugar de las encuestas, como en el enredado trámite al que se enfrentan sus reformas en el Congreso.
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