La elaboración de Planes de Desarrollo en tiempos de la Región Metropolitana
Expertos y asociaciones resaltan la importancia de incluir el componente de integración en los planes de desarrollo actualmente discutidos. Cada unidad territorial en Cundinamarca, posee vocaciones y componentes autóctonos que hacen viable el sueño de una región integrada en el mediano y largo plazo.
Mientras se encuentran bajo el escrutinio ciudadano, los planes de desarrollo para el próximo cuatrienio protagonizan nuevas discusiones sobre sus alcances y metas. En concreto, con diferencia de hace cuatro años, las nuevas administraciones tienen la oportunidad de incluir en sus ejes estratégicos la integración regional de los municipios. Con la aprobación de la Región Metropolitana (RM) en 2020, como proyecto de asociación departamental, solo resta analizar lo que será su materialización en la gobernanza de los municipios que, al menos tentativamente, la conformarán.
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Mientras se encuentran bajo el escrutinio ciudadano, los planes de desarrollo para el próximo cuatrienio protagonizan nuevas discusiones sobre sus alcances y metas. En concreto, con diferencia de hace cuatro años, las nuevas administraciones tienen la oportunidad de incluir en sus ejes estratégicos la integración regional de los municipios. Con la aprobación de la Región Metropolitana (RM) en 2020, como proyecto de asociación departamental, solo resta analizar lo que será su materialización en la gobernanza de los municipios que, al menos tentativamente, la conformarán.
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Por el momento, en la mesa de la RM solo se sientan el director, Felipe Lotta, el alcalde de Bogotá y el gobernador de Cundinamarca. De ahí, que como tarea prioritaria de los nuevos mandatarios, ambos entusiastas de la RM, se establezcan los ejes estratégicos no solo para agregar más miembros a la RM. Dichos componentes, además, tendrán la necesidad de articular acciones que justifiquen la necesidad de asociarse en torno a ella.
Jorge Rey, en su segundo mandato como gobernador de Cundinamarca, acaba de dar un primer paso. Con el apoyo contundente de la Asamblea Departamental, se convirtió en el primer dirigente regional en conseguir la aprobación de su plan departamental de desarrollo. El documento “Gobernando: más que un plan” contiene un total de 392 metas y fue resultado, dice la Gobernación, de la participación de más de 20.000 personas a lo largo y ancho del territorio mediante la realización de 28 mesas subregionales y 12 sectoriales.
Consta, además, de tres ejes estratégicos; Bienestar verde, Competitividad compartida y Con-Unidad, en los cuales, como ya se preveía desde el plan de gobierno de Rey, el componente de la integración juega un rol relevante. De hecho, constituye un eje transversal que toca aristas de la gobernanza del departamento, como la movilidad y la seguridad. En dichos espectros, el plan de desarrollo le apunta la promoción de estrategias conjuntas entre los municipios, departamento y Distrito Capital, para mejorar el bienestar de los habitantes. Ambas apuestas, como era de esperarse, se enmarcan en la RM.
Aunque significativo por lo que pesa la Gobernación de Cundinamarca en la mesa directiva de la RM, el guiño de incluir acciones estratégicas en el plan departamental, no resulta suficiente por sí mismo. Nicolás Castellanos, magíster en políticas públicas y gobierno, considera que todavía falta un trecho por recorrer. “Todavía se está a la espera de la aprobación de los planes de desarrollo municipales y de Bogotá, en medio del ejercicio de participación ciudadana. Esto es clave, porque la Región Metropolitana, desde su formulación y aprobación por parte de Claudia López y Nicolás García, ha carecido del apoyo ciudadano. Al menos en los municipios de Cundinamarca, en donde se le considera, a la RM, una figura alejada de las necesidades de los pobladores, e incluso como un nuevo pretexto para incrementar la carga tributaria”, sentenció Castellanos.
En efecto, la RM ha tenido un comienzo accidentado por la ausencia de candidatos para unirse al proyecto asociativo, y por una demanda en curso en contra de los fundadores García y López. Darle la vuelta a esa situación, de momento, requiere de un esfuerzo más grande que el concretado por la Gobernación en su plan de desarrollo. Los aires de nueva gobernanza, parecen dar un pronóstico favorable para la RM, pero la última palabra estará en los concejos municipales. En primer lugar, con la adopción de planes de desarrollo que incluyan a la RM en sus lindes, y luego, con la aprobación de una futura anexión al proyecto asociativo.
Cambio de mando
La RM se constituyó como una entidad administrativa para planear políticas y proyectos de interés compartido entre Bogotá, el departamento y los municipios aledaños. Pero desde su creación en 2022, a través de la Ley 2199, no ha podido despegar debido a la resistencia de los municipios a sumarse, y sin ellos no tendría objeto. Por esta razón, el futuro de la RM está en manos de estos viejos adversarios.
Con el cambio de mandato, después de las elecciones regionales de octubre, la iniciativa parece tener un nuevo aire: ocho de los nuevos alcaldes vecinos podrían estar dispuestos a dar el paso. Sin embargo, el trabajo no será fácil, pues otros ocho no tienen una postura clara, a los cuales, tanto Galán como Rey, tendrían que “seducir”.
Por el lado de la sabana occidente, los recién electos Jeimmy Villamil (Funza) y Nelson Parra (Mosquera) pintan como los principales aliados. El apoyo que obtuvo la primera de Jorge Rey invita a pensar que Funza podría ser de los primeros territorios en asociarse. En el programa de Villamil, las obras en los corredores de movilidad entre el municipio y la capital, como la calle 13, son la prioridad. Del lado de Nelson Parra hay buenas sensaciones, debido a su pertenencia al Nuevo Liberalismo, el partido de Carlos Fernando Galán.
En cuanto a la sabana centro, el dúo de candidatos cercanos a Jorge Rey, Leonardo Donoso (Chía) y Orlando Balsero (Cota), obtuvieron la victoria en los comicios. Entretanto, la nueva alcaldesa de Cajicá, Fabiola Jácome, tiene la intención de integrar el municipio en el marco de la RM. Finalmente, en la frontera suroriental de la capital, llegaron dos nuevos aliados. En Soacha, cuya administración anterior no compartía la visión de la RM, asumirá Víctor Sánchez, uno de los partidarios más fervientes de la figura asociativa. Además, el nuevo alcalde de Sibaté, Luis González, es cercano a Rey.
Las alianzas políticas, aunque necesarias para avanzar con la figura asociativa, no tienen la última palabra. Javier Torres, experto en políticas públicas, considera que un proyecto de esta envergadura requiere dos acciones adicionales para avanzar. La primera consiste en que Rey y Galán logren coordinar una estrategia conjunta. “Si ambos tiran por su lado, no habrá sinergia entre los alcaldes afines a Rey y los que simpatizan con Galán, y el factor político, que es la actual ventaja, se perderá”, explicó el experto a este diario.
La segunda recala en el replanteamiento del proyecto actual. Yeilor Espinel, excandidato a la Gobernación, le comentó a El Espectador que la ley que dio origen al proyecto tiene vicios por corregir. El primero es la ausencia “de mecanismos para los municipios que se quieran salir después de haberse unido”. En esta misma línea, Liliana García, excandidata a la Gobernación, plantea que el acuerdo actual “carece de mecanismos de participación para los habitantes del departamento.
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Ideas sobre la mesa
Mientras el engranaje político bascula en las mesas de participación, y en las variables anteriormente mencionadas, hay aspectos técnicos que pueden ir siendo considerados por los nuevos tomadores de decisiones. Desde ProBogotá Región, se está trabajando en la publicación de los planes estratégicos de desarrollo. Esto es, una línea de trabajo técnico que aglutina los ejercicios en campo de la entidad en los 27 municipios del área de influencia para la RM. Mediante dos tomos, la entidad desarrolló los pormenores y la factibilidad de proyectos que tuvieron su origen en la propia comunidad y en las autoridades municipales. Cada uno de ellos, además de mostrar potencial en el desarrollo sostenible, tienen la particularidad de ser armónicos con el propósito de la visión metropolitana para la región.
Natalia Silva, experta en desarrollo urbano sostenible de ProBogotá, le explicó a El Espectador que “nuestra propuesta tiene un objetivo claro: encontrar aquellos elementos o vocaciones propias de cada municipio que fortalezcan el proceso de metropolización. Los planes estratégicos de desarrollo se constituyen en una herramienta de planificación hacia el 2051″. Silva explica que, la idea de esta herramienta no vinculante, es que las estrategias de desarrollo grupal puedan trascender más allá de los límites administrativos y los periodos de gobierno.
En este sentido, se entiende que en cada cambio de administración vienen dinámicas de transición que, en ocasiones, estancan cualquier prospecto de estrategia a largo plazo. Por consiguiente, la idea de esta herramienta, es que las acciones conjuntas que puedan llevar a cabo los municipios, puedan materializarse sin importar el alcalde o Concejo de turno.
Entre los proyectos que pretenden aprovechar las vocaciones municipales, en torno a sinergias con las unidades territoriales, destacan dos propuestas. La primera, en el marco del triángulo Chía, Cajicá y Zipaquirá, se analizó la factibilidad de proyectos que podrían ser trabajados en conjunto, como lo son parques metropolitanos del Río Bogotá, una red de ciclorrutas de la Sabana y la delimitación de un gran agroparque ecológico.
Asimismo, ya en la parte sur del departamento, la entidad agrupó los potenciales intrínsecos de Soacha y Sibaté, en la construcción de la Alameda Occidental, el Parque Ecoturístico del Muña, y el Centro de Acopio del sur. Dichas iniciativas, que ya cuentan con las variables técnicas que permitirían su materialización, son la muestra de que la cooperación entre unidades territoriales, además de viable, resulta necesaria.
Más allá del RegioTram, y de las iniciativas de movilidad en marcha por la RM, la cooperación a “pequeña escala”, dividida por proyectos sectoriales, es una puerta a la región metropolitana que no se puede desechar. Buscar candidatos puerta a puerta, como lo plantea el actual director Lotta, requiere de argumentos que apunten a la solución de problemas cotidianos que escapan a la magnificencia de los grandes proyectos.
Al cabo de las mesas participativas, en las que los borradores de los planes de desarrollo se modifican y socializan, hay un gran potencial para convencer a los futuros residentes de la RM, de que la figura asociativa es más que un paripé burocrático para cobrarles impuestos. Escuchar a los técnicos y convencer con las acciones, pueden ser un ecomiable punto de partida.
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