Lo que viene con el inicio de la fase de construcción de la Línea 1 del Metro de Bogotá
Sin la aprobación de todos los estudios y diseños a detalle, el Distrito dio luz verde para construir los cimientos del viaducto. La propuesta de soterranizar casi la mitad del trazado se mantiene como un punto sin resolver.
Fernan Fortich
Hacer que la escurridiza primera línea del metro de Bogotá sea una realidad parece estar un paso más cerca. Al menos fue lo que se proyectó en la mañana de este martes, cuando la Alcaldía de Bogotá firmó al fin el acta que da luz verde a la construcción de los cimientos del viaducto, sobre el que rodarán los trenes de la línea elevada, un paso clave para empezar a darle forma a la obra.
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Hacer que la escurridiza primera línea del metro de Bogotá sea una realidad parece estar un paso más cerca. Al menos fue lo que se proyectó en la mañana de este martes, cuando la Alcaldía de Bogotá firmó al fin el acta que da luz verde a la construcción de los cimientos del viaducto, sobre el que rodarán los trenes de la línea elevada, un paso clave para empezar a darle forma a la obra.
Si bien plasmar la rúbrica duró poco menos de un minuto, lo que puede representar es fundamental, por eso los funcionarios del Distrito, el director de la interventoría y Wen Ding, representante legal del Consorcio Metrolínea 1, posaron alegres para una foto que promete ser histórica.
Y eso lo tiene claro la alcaldesa Claudia López, quien en un discurso breve, pero enérgico, recordó el esfuerzo que ha significado consolidar en cuatro años un proyecto, que acumulaba más de 40 de fracasos. Hoy, según la mandataria, “tiene más reversa el río Bogotá que el metro”. Tras su discurso, todo está listo para poner en marcha la fábrica, donde se construirán los pilotes que soportarán el viaducto, la cual se construyó en menos de cuatro meses, contará con maquinaria única en el país y la manejarán operarios chinos.
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Este paso se presentó como un importante hito del proyecto, pues es el verdadero punto de partida de la obra, que recorrerá 24 kilómetros desde El Corzo, en Bosa, hasta la calle 72, en Chapinero. “La firma del acta es un hito muy relevante, ya que tenemos vía libre para continuar con las obligaciones del contrato de concesión”, dijo el vicepresidente del consorcio Metrolínea 1, Alejandro Maya.
Los retos
A pesar del trascendental momento no todo está resuelto. En este punto y hora aún hay dos situaciones que mantienen entreabierta la puerta al escepticismo, las cuales se tendrán que resolver para llegar a etapas más avanzadas en la obra. Por un lado está la polémica situación con los estudios y diseños de detalle del proyecto que, a pesar de haber sido entregados en su totalidad desde principio de año, no todos tienen el aval de la interventoría, a diferencia de lo que ha dicho el Distrito a través de redes sociales.
Y acá hay un detalle: el consorcio Metrolínea 1 subcontrató los estudios y diseños a detalle de las obras civiles de la primera línea con la multinacional canadiense WSP, con la cual ha tenido diferencias en la entrega de los casi 90 mil documentos que componen el paquete. “Aún no están aceptados todos los estudios, pero con lo que tenemos decidimos avanzar. Se hizo un acuerdo el pasado 21 de julio, que se va a subir los próximos días al portal de contratación Secop, y ahí se consignó cómo vamos a enfrentar esos últimos detalles que aún deben concretarse”, precisó Javier Descarga, director de la interventoría del proyecto.
Con este panorama hay que aclarar que, por ahora, el consorcio chino solo tiene aprobación para la primera fase de construcción de la obra, que consiste en instalar en el subsuelo capitalino los pilotes y vigas, sobre las que reposarán las pilas (visibles) del viaducto. Para avanzar, según datos de la interventoría, falta por aprobar casi el 15 % de los estudios principales, los cuales se espera estén listos a finales de este año o antes (si lo logra), pues cada día de retraso se traduce en pérdida de recursos para el constructor.
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A la fecha, el incumplimiento en la entrega de los estudios le ha costado al consorcio Metrolínea 1 casi $1.800 millones en multas (según cifras de la interventoría), efecto que se extiende al equipo interventor, que tuvo que revisar hasta cinco veces varias secciones del proyecto, lo que le ha representado gastos cercanos a los $1.000 millones.
¿Y el subterráneo?
La segunda situación por superar es el escenario de las mesas técnicas y jurídicas, pendientes entre nación y Distrito, para terminar de discutir la solicitud del presidente Gustavo Petro, quien pidió analizar opciones para soterranizar casi la mitad de la primera línea. Por ahora, el Distrito asegura que está a la espera de una respuesta del equipo de Ministerio de Transporte para tomar una decisión técnica.
Frente a esto, de manera discreta (quizás ante el fantasma de la participación política), la alcaldesa pidió a las próximas administraciones no frenar el proyecto. “Invito a los bogotanos a apoyar el proyecto y a seguir adelante con él. Y para quien aspire a la Alcaldía de Bogotá, no poner freno a la primera línea del metro de Bogotá, que para junio de 2024 deberá tener un avance del 43 %”, manifestó la alcaldesa.
De superar esta situación, y de mantenerse el contrato para construir toda la línea elevada, los retos serán otros. Por ejemplo, con la ampliación de tres a seis frentes de obra, los desafíos tanto para el consorcio como para los entes de control que vigilan la obra se concentrarán en la movilidad, en especial por el tránsito constante de maquinaria y pilotes por las vías de la ciudad.
“La construcción de una línea elevada, en zonas densamente pobladas, generará incomodidades. Por esta razón, para asegurar las salvaguardas internacionales que impone la banca internacional que financia el proyecto, desarrollaremos planes de manejo de tránsito (PMT), en particular, para asegurar el movimiento de maquinaria pesada y los pilotes”, indicó vicepresidente del consorcio Metrolínea 1, Alejandro Maya.
En la misma línea se encuentra el director de la interventoría del proyecto, Javier Descarga, quien indica que “el tema de tránsito es fundamental. Sin los PMT adecuados va a colapsar la ciudad y no se podrá asegurar la seguridad vial en Bogotá. Por otra parte, tenemos que ser muy exigentes con el concesionario en temas ambientales y sociales, para cumplir el buen desarrollo del proyecto y las condiciones de la banca internacional”.
Por el momento, como dice la alcaldesa Claudia López, el metro de Bogotá avanza, aunque no sin obstáculos en el corto y mediano plazo. Solo hasta que se vean las obras se pasará de una ciudadanía escéptica a una que podrá empezar a ilusionarse con idea de ver finalmente el proyecto de movilidad más importante de la ciudad.
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