Lo que viene para Bogotá tras superar el segundo pico de la pandemia
La ciudad pasó lo más complejo de esta ola de contagios. Ahora se prepara para la vacunación, el retorno gradual a clases y seguir con la reactivación económica. El gran reto: que nadie baje la guardia, y así mitigar el impacto de un tercer pico.
Las restricciones decretadas en enero sirvieron para contener la velocidad de la propagación del COVID-19 y la alta ocupación hospitalaria en Bogotá. Así lo evidencian indicadores como el de casos activos (32.729), que está por debajo del promedio de las últimas dos semanas, en las que hubo entre 45.000 y 52.000 contagios. También la cifra de camas de unidades de cuidados intensivos (UCI) ocupadas: 1.622, es decir, 81 %, cifra que no se registraba desde el 31 de diciembre.
Por estas razones, la alcaldesa Claudia López anunció ayer que la capital superó la parte más difícil del segundo pico de la pandemia, por lo que la alerta hospitalaria pasó de roja a naranja y anunció el fin de las cuarentenas sectorizadas. Fue una etapa en la que, si bien hubo menos casos activos que durante el primer pico, hubo más pacientes graves y, por lo tanto, fue más presión sobre el sistema de salud. No obstante, superada esta etapa la ciudad arranca la preparación para la vacunación y retomar varios desafíos como el regreso a clases en colegios y universidades, así como el de darle un nuevo impulso a la reactivación económica.
>LEA: ¿En qué va el plan de vacunación contra el Coronavirus en Bogotá?
Eso, a pesar de que otros indicadores sugieren que la ciudad todavía transita por la segunda ola de contagios, por ejemplo, en la última semana se reportaron al día entre 2.200 y más de 3.000 casos confirmados de COVID-19 o que hay más de 40 centros hospitalarios con una ocupación que oscila entre el 70 y 100 % (siete están a tope).
Así las cosas, aunque lo más difícil ya se superó, no se puede perder de vista que todavía hay indicadores que preocupan y que el virus sigue activo. Por esto, para retomar ciertas actividades y programas, se tendrán que seguir aplicando no solo los protocolos sanitarios, sino también las restricciones que decreta el Distrito de acuerdo con la situación epidemiológica que atraviesa la ciudad.
“Todo este año Bogotá seguirá dependiendo de las medidas de cuidado que adoptemos. Aun si se cumple con el cronograma de vacunación, es un proceso que empezó muy tarde para evitar otra ola de contagios”, dijo la alcaldesa, quien manifestó que solo hasta 2022 la vacunación logrará la inmunidad de rebaño, que sería suficiente para no tener que contemplar ciertas restricciones.
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En ese sentido, la mandataria le solicitó al Gobierno Nacional que defina cuántas vacunas tendrá Bogotá y desde cuándo empezarán a llegar, para poner a andar la logística prevista para el programa de inmunización. “Bogotá necesita que por lo menos el 30 % de cada lote de vacunas que llegue se quede acá. Es la ciudad más poblada, más afectada y con altísima población mayor de 60 años”, agregó.
Además de la vacunación, otro proceso que viene es el regreso gradual de los colegios y universidades a la presencialidad, que iniciará el 8 de febrero para los jardines y colegios privados con protocolos listos y autorización para retomar la presencialidad. Por su parte, los colegios públicos realizarán su retorno gradual a partir del 15 de febrero. Para las universidades se estableció un horario de actividad presencial, entre 10:00 a.m. y 4:00 p.m. y desde las 7: 00 p.m. hasta las 11:00 p.m. Además, deberán funcionar con aforo máximo del 35 %.
No solo las universidades tendrán horarios. Con el fin de evitar aglomeraciones en el transporte público, se aplicará un modelo similar al que hubo cuando inició la reactivación económica. Los distintos sectores volverán a operar con horarios diferenciados: para el comercio (de 10:00 a.m. a 11:00 p.m.), manufactura (de 10:00 a.m. a 5:00 a.m.) y construcción (de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.)
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¿Cómo mitigar un tercer pico?
Es inevitable que la ciudad afronte un tercer e incluso un cuarto pico de la pandemia. No obstante, el impacto de las próximas olas depende tanto de la ciudadanía como de la preparación del Distrito. Lo principal es que los capitalinos no bajen la guardia y mantengan los protocolos, que se han repetido hasta el cansancio, pero que muchos aún no aplican: uso permanente de tapabocas, lavado de manos, distanciamiento físico y ventilación en espacios interiores.
“Si van a encontrarse con alguien, que sea en espacios abiertos, no hagan reuniones en sitios cerrados. Esa es nuestra contribución a evitar una tercera ola de contagio”, explicó la alcaldesa López. Además, anunció que la administración mantendrá la vigilancia epidemiológica en las UPZ con cifras más complejas y que trabajan en intentar identificar si en la capital ya circulan las nuevas variantes del virus.
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Para suavizar una tercera ola, expertos también le recomiendan al Distrito no relajar las medidas de prevención y diagnóstico. Luis Jorge Hernández, PhD en salud pública y profesor de la Universidad de los Andes, señaló que “no se puede bajar el número de muestras. Se debe seguir haciendo identificación de casos, con un rastreo de entre 4 y 10 contactos por caso positivo, pues en este momento se están identificando menos de dos. También se debe garantizar el apoyo a las personas que tienen problemas socioeconómicos y, por último, siempre debe haber una capacidad hospitalaria en expansión”.
Por su parte, María Cristina Navas, presidenta de la Asociación Colombiana de Virología, aseguró que se debe reforzar la pedagogía sobre el buen uso del tapabocas, sobre todo en temas como cuál usar, cuándo y cómo se deben lavar. “También reforzar el llamado a evitar aglomeraciones, sobre todo en transporte público y centros comerciales. Asimismo, siempre recomiendo un buen consumo de vitamina C en frutas y que las personas tomen el sol por lo menos media hora por la mañana”.
Como ocurrió en el último trimestre del año, cuando la ciudad estaba prácticamente operando con normalidad, hay que tener en cuenta que la pandemia no ha terminado. El éxito de esta nueva etapa depende de un ejercicio amplio de corresponsabilidad: por un lado de los gobiernos, que deben cumplir con el cronograma y las expectativas de la vacunación, y por el otro de la ciudadanía, que ya conoce las medidas mínimas para cuidar su propia vida y las de quienes están cerca.
Las restricciones decretadas en enero sirvieron para contener la velocidad de la propagación del COVID-19 y la alta ocupación hospitalaria en Bogotá. Así lo evidencian indicadores como el de casos activos (32.729), que está por debajo del promedio de las últimas dos semanas, en las que hubo entre 45.000 y 52.000 contagios. También la cifra de camas de unidades de cuidados intensivos (UCI) ocupadas: 1.622, es decir, 81 %, cifra que no se registraba desde el 31 de diciembre.
Por estas razones, la alcaldesa Claudia López anunció ayer que la capital superó la parte más difícil del segundo pico de la pandemia, por lo que la alerta hospitalaria pasó de roja a naranja y anunció el fin de las cuarentenas sectorizadas. Fue una etapa en la que, si bien hubo menos casos activos que durante el primer pico, hubo más pacientes graves y, por lo tanto, fue más presión sobre el sistema de salud. No obstante, superada esta etapa la ciudad arranca la preparación para la vacunación y retomar varios desafíos como el regreso a clases en colegios y universidades, así como el de darle un nuevo impulso a la reactivación económica.
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Eso, a pesar de que otros indicadores sugieren que la ciudad todavía transita por la segunda ola de contagios, por ejemplo, en la última semana se reportaron al día entre 2.200 y más de 3.000 casos confirmados de COVID-19 o que hay más de 40 centros hospitalarios con una ocupación que oscila entre el 70 y 100 % (siete están a tope).
Así las cosas, aunque lo más difícil ya se superó, no se puede perder de vista que todavía hay indicadores que preocupan y que el virus sigue activo. Por esto, para retomar ciertas actividades y programas, se tendrán que seguir aplicando no solo los protocolos sanitarios, sino también las restricciones que decreta el Distrito de acuerdo con la situación epidemiológica que atraviesa la ciudad.
“Todo este año Bogotá seguirá dependiendo de las medidas de cuidado que adoptemos. Aun si se cumple con el cronograma de vacunación, es un proceso que empezó muy tarde para evitar otra ola de contagios”, dijo la alcaldesa, quien manifestó que solo hasta 2022 la vacunación logrará la inmunidad de rebaño, que sería suficiente para no tener que contemplar ciertas restricciones.
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En ese sentido, la mandataria le solicitó al Gobierno Nacional que defina cuántas vacunas tendrá Bogotá y desde cuándo empezarán a llegar, para poner a andar la logística prevista para el programa de inmunización. “Bogotá necesita que por lo menos el 30 % de cada lote de vacunas que llegue se quede acá. Es la ciudad más poblada, más afectada y con altísima población mayor de 60 años”, agregó.
Además de la vacunación, otro proceso que viene es el regreso gradual de los colegios y universidades a la presencialidad, que iniciará el 8 de febrero para los jardines y colegios privados con protocolos listos y autorización para retomar la presencialidad. Por su parte, los colegios públicos realizarán su retorno gradual a partir del 15 de febrero. Para las universidades se estableció un horario de actividad presencial, entre 10:00 a.m. y 4:00 p.m. y desde las 7: 00 p.m. hasta las 11:00 p.m. Además, deberán funcionar con aforo máximo del 35 %.
No solo las universidades tendrán horarios. Con el fin de evitar aglomeraciones en el transporte público, se aplicará un modelo similar al que hubo cuando inició la reactivación económica. Los distintos sectores volverán a operar con horarios diferenciados: para el comercio (de 10:00 a.m. a 11:00 p.m.), manufactura (de 10:00 a.m. a 5:00 a.m.) y construcción (de 10:00 a.m. a 7:00 p.m.)
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¿Cómo mitigar un tercer pico?
Es inevitable que la ciudad afronte un tercer e incluso un cuarto pico de la pandemia. No obstante, el impacto de las próximas olas depende tanto de la ciudadanía como de la preparación del Distrito. Lo principal es que los capitalinos no bajen la guardia y mantengan los protocolos, que se han repetido hasta el cansancio, pero que muchos aún no aplican: uso permanente de tapabocas, lavado de manos, distanciamiento físico y ventilación en espacios interiores.
“Si van a encontrarse con alguien, que sea en espacios abiertos, no hagan reuniones en sitios cerrados. Esa es nuestra contribución a evitar una tercera ola de contagio”, explicó la alcaldesa López. Además, anunció que la administración mantendrá la vigilancia epidemiológica en las UPZ con cifras más complejas y que trabajan en intentar identificar si en la capital ya circulan las nuevas variantes del virus.
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Para suavizar una tercera ola, expertos también le recomiendan al Distrito no relajar las medidas de prevención y diagnóstico. Luis Jorge Hernández, PhD en salud pública y profesor de la Universidad de los Andes, señaló que “no se puede bajar el número de muestras. Se debe seguir haciendo identificación de casos, con un rastreo de entre 4 y 10 contactos por caso positivo, pues en este momento se están identificando menos de dos. También se debe garantizar el apoyo a las personas que tienen problemas socioeconómicos y, por último, siempre debe haber una capacidad hospitalaria en expansión”.
Por su parte, María Cristina Navas, presidenta de la Asociación Colombiana de Virología, aseguró que se debe reforzar la pedagogía sobre el buen uso del tapabocas, sobre todo en temas como cuál usar, cuándo y cómo se deben lavar. “También reforzar el llamado a evitar aglomeraciones, sobre todo en transporte público y centros comerciales. Asimismo, siempre recomiendo un buen consumo de vitamina C en frutas y que las personas tomen el sol por lo menos media hora por la mañana”.
Como ocurrió en el último trimestre del año, cuando la ciudad estaba prácticamente operando con normalidad, hay que tener en cuenta que la pandemia no ha terminado. El éxito de esta nueva etapa depende de un ejercicio amplio de corresponsabilidad: por un lado de los gobiernos, que deben cumplir con el cronograma y las expectativas de la vacunación, y por el otro de la ciudadanía, que ya conoce las medidas mínimas para cuidar su propia vida y las de quienes están cerca.