El primer roce entre Galán y López por el Corredor Verde
Aunque el alcalde electo dijo que la administración saliente desistiría en la contratación de los tramos I y II, Claudia López ratificó los esfuerzos de su equipo para avanzar en la adjudicación.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Al contradecir lo dicho por su sucesor sobre el Corredor Verde, la alcaldesa Claudia López protagonizó la que, hasta el momento, ha sido la única desavenencia pública con Carlos Fernando Galán, en el proceso de empalme. El choque se produjo a raíz de las declaraciones que dio Galán el pasado viernes, tras terminar su intervención en un panel que celebró la Cámara de Comercio de Infraestructura.
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Al contradecir lo dicho por su sucesor sobre el Corredor Verde, la alcaldesa Claudia López protagonizó la que, hasta el momento, ha sido la única desavenencia pública con Carlos Fernando Galán, en el proceso de empalme. El choque se produjo a raíz de las declaraciones que dio Galán el pasado viernes, tras terminar su intervención en un panel que celebró la Cámara de Comercio de Infraestructura.
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Allí, él se refirió a las licitaciones para adjudicar los tramos I y II del Corredor y aseguró que “la administración saliente decidió no seguir con ese proyecto”, con base en la información que, dice él, recibió del IDU en sesiones de empalme.
No obstante, 24 horas después, López desmintió a su sucesor en la rendición de cuentas que tuvo lugar en el Parque Tunal. Además de referirse a la adjudicación del contrato para los 11 kilómetros del tramo norte del proyecto, ella confirmó que su intención sigue siendo la misma: dejar contratados todos los tramos del Corredor Verde. “Son 22 kilómetros, 11 kilómetros ya se contrataron y los otros 11 siguen en licitación y serán adjudicados para completar toda la red de obras de la primera línea del Metro”, enfatizó.
A falta de un comunicado oficial para aclarar lo ocurrido, el cruce de versiones sobre el futuro del proyecto es a la fecha la única disparidad entre López y Galán. El sereno transcurso del empalme es la prueba de que son más los puntos en común que las diferencias. Sin embargo, la divergencia de opiniones en torno al segundo proyecto de movilidad más importante de la ciudad demostró ser suficiente para provocar salidas en falso, como las de la semana pasada.
Calcular el verdadero efecto de las declaraciones resulta complicado en el corto plazo. Los expertos coinciden en que el empalme y su desarrollo, a pesar de su importancia en los procesos de transición del poder, no representa en sí mismo un hecho político con la magnitud suficiente para marcar una división entre las dos figuras. Aun así, las condiciones en las que la administración saliente deje el proceso de contratación de los tramos sin adjudicar, podrían ser un catalizador de desencuentros.
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La caja de pandora
A cuatro semanas y media de culminar su mandato, el equipo de Claudia López está concentrado en los procesos de empalme y en los últimos suspiros del cuatrienio. Precisamente, la contratación de los tramos I y II del Corredor es una de las tareas a cumplir y en las que, como confirmó la propia alcaldesa, no da su brazo a torcer.
La realización de esta meta, sin embargo, se ve limitada por el corto tiempo que le queda López y el accidentado proceso licitatorio de ambos tramos. Aunque para el caso del costado norte de la Séptima, el Distrito logró adjudicar el contrato con una victoria in extremis en los tribunales, los tramos de la 99 hacia el sur todavía no tienen contratistas interesados. Desde que la licitación se declaró desierta a principios de octubre, no se ha llegado a un acuerdo con los contratistas que, en principio, estaban interesados en asumir el proyecto.
Las observaciones planteadas por los consorcios sobre inconsistencias presupuestales en los pliegos del proyecto y la distribución de las pólizas no han sido corregidas. O, al menos, no han satisfecho a los posibles oferentes.
Vale recordar que los tramos I y II son los que más enemigos tienen. Es justo por las obras planteadas entre el Parque Nacional y la calle 99 que los vecinos han promovido procesos legales para frenar los proyectos. En el caso del proyecto del exalcalde Enrique Peñalosa, de Transmilenio por la Séptima, lograron hacerlo. En esta oportunidad, con el Corredor Verde, por poco lo logran. No obstante, el Tribunal de Cundinamarca levantó la medida cautelar que suspendió la licitación a mediados de octubre y le dio luz verde a la administración de López para continuar.
El resultado de esta cruzada, que por ahora parece irrealizable, podría ser la caja de pandora que, de abrirse, tendría la capacidad de distanciar a López con Galán. Javier Torres, magíster en políticas públicas, considera que las declaraciones de Claudia López el sábado pasado, más allá de tener la intención de contradecir a su sucesor, son la prueba manifiesta de que “la señora alcaldesa quiere dejar contratados los dos tramos, aun cuando Galán le ha solicitado en reiteradas ocasiones que no lo haga”.
De ahí que, aunque el cruce de versiones no tiene el alcance suficiente para romper el diálogo cordial entre ambos mandatarios, es un episodio que no debe pasar desapercibido. El experto señala que si Claudia López logra su cometido de adjudicar los dos tramos, “dejaría al alcalde electo en una situación incómoda, porque le deja poco margen de maniobra para cumplir lo que prometió sobre el Corredor Verde en la campaña”. Este detalle, agrega Torres, podría generar molestias en el nuevo alcalde “quien no perdería una sola oportunidad de aplicar el espejo retrovisor y culpar a Claudia de todo lo que salga mal o sea impopular en torno al corredor”.
Estas fricciones podrían afectar la relación de algunos concejales de la bancada Verde con el futuro alcalde, sobre todo los más leales a López. Este tema cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que Alianza Verde ya anunció que será bancada de gobierno en la administración de Galán. Por lo tanto, generar un ambiente hostil con los verdes, en caso extremo, le generaría al nuevo alcalde problemas de gobernabilidad a mediano y largo plazo.
Si López no alcanza a adjudicar, Carlos Galán podría validar su promesa de campaña respecto al Corredor Verde, teniendo la posibilidad de replantear las condiciones de los tramos I y II del proyecto y salvarlo del estancamiento. Este escenario favorable, sin embargo, no lo exime de tener que enfrentar el debate alrededor de las obras. El nuevo inquilino del Liévano se enfrentará, sin duda, a la dicotomía de priorizar el transporte sostenible o la movilidad con vehículos particulares. El corto espacio de la fracción del proyecto que pasa por Chapinero, hará que Galán deba decidir si quitar la ciclovía o reducir la capacidad operativa de los buses, para colocar un carril más para los particulares. La solución de este rompecabezas, como tanto lo clamó en su campaña, parece que quedará en sus manos.
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