Los cambios en los patrimonios que plantea el POT
Se establecen nuevas condiciones para los Bienes de Interés Cultural, de tal forma que puedan vender sus derechos de edificabilidad. Además, se crean los patrimonios vitales para hacer otras lecturas de los entornos.
Mónica Rivera Rueda
Uno de los aspectos importantes que resalta el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la alcaldesa Claudia López, es la Estructura Integradora de Patrimonios, pues en ella no solo se consideran los materiales y naturales, que ya se han catalogado en la ciudad. También le da cabida a los inmeteriales, a los que define como ordenadores del territorio, ya que alrededor de ellos se definen manifestaciones y prácticas, que generar identidad y memoria en los territorios.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Uno de los aspectos importantes que resalta el proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de la alcaldesa Claudia López, es la Estructura Integradora de Patrimonios, pues en ella no solo se consideran los materiales y naturales, que ya se han catalogado en la ciudad. También le da cabida a los inmeteriales, a los que define como ordenadores del territorio, ya que alrededor de ellos se definen manifestaciones y prácticas, que generar identidad y memoria en los territorios.
Conozca más del POT y de las propuestas que son debatidas en el Concejo en Lo que debe saber del POT de Bogotá
Es por esto que, dentro del proyecto se incluyeron las figuras de “patrimonios vitales” que, de acuerdo con el director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, Patrick Morales, “son una reflexión de esos patrimonios y una relectura de los entornos en clave normativa, pero sin llegar a la profundidad de los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP), que son a veces demasiado complejo y que no podemos generar uno para cada zona”.
Gran parte de esta nueva interpretación parte de reconocer las diferencias e identidades de cada zona de la ciudad, así como la integración de otras que no habían tenido tanta relevancia como el área arqueológica protegida de la Hacienda el Carmen.
Si bien esto redefine los patrimonios dentro del ordenamiento territorial, uno de los cambios más grandes está relacionado con el uso de los Bienes de Interés Cultural (BIC), para los que se dan nuevas categorizaciones. Lo primero que hay que tener claro es que se trata de predios en sectores que han sido declarados como patrimonio, por su valor arquitectónico, su relevancia histórica o simbólica. Esto hace que allí no se pueden construir más de dos pisos, ni se permite hacer grandes modificaciones físicas sin un permiso previo de la entidad que declaró el bien como patrimonio cultural.
Le puede interesar: ¿Qué es el POT?
Es así como en esta categoría, por ejemplo, están varias viviendas de La Candelaria y de otras zonas de la ciudad como las ubicadas en los alrededores del parque San Luis donde, debido a las restricciones, muchos moradores han preferido o no han tenido como realizar cambios a las viviendas. Hoy, el panorama muestra muchas de estas viviendas deterioradas y en lamentable estado, lo que lleva a los vecinos a atribuirle parte de los problemas de inseguridad.
Debido a esto, según Morales, lo que ahora se busca es promover la permanencia de propietarios y moradores en estas zonas, con una apuesta por los planes de revitalización, recuperación y reuso. “Es decir, permitiremos más usos en el interior de los BIC, sin que afecten los valores patrimoniales del inmueble. Por ejemplo, en la zona industrial, donde hay bodegas grandes y vacías, y vías grandes, se podrán hacer antejardines y separadores”. También se darán incentivos de exoneración de cargas urbanísticas, como en el pago por compensación de parqueaderos.
Lea: Así se dividirán las nuevas localidades en Bogotá ¿Dónde quedará su barrio?
Además, se cambian las áreas de conexión y colindancia alrededor de los Bienes de Interés Cultural. En este momento se establecen niveles de cercanía, por los que los vecinos tienen restricciones para construir más de determinada cantidad de piso o limitaciones para, por ejemplo construir culatas. “Se proponen 100 metros alrededor del BIC”, sumado a esto, Morales indica que se modificarán los derechos de edificabilidad, para que haya un mercado abierto de propietarios, que no pueden construir en altura, por las restricciones de este tipo de bienes y puedan vender esos metros a los que deberían tener derecho. “A partir de esto se creará un fondo como incentivo económico para permanecer en el lugar”. Esto ya está establecido en el POT vigente, pero lo que indica Morales es que hasta ahora no se había reglamentado.
Para llevar esto a cabo, el POT le da dos años al Secretaría de Cultura y al Instituto Distrital de Patrimonio, para actualizar el inventario de los Bienes de Interés Cultural, incorporando nuevos factores como tipologías arquitectónicas, época de construcción, autores y cualquier otro criterio que permita su apropiación, por lo que Morales señala que en algunos puntos las normas se van a flexibilizar y, además, se incluirán nuevas zonas de la ciudad en estas categorías.
El reto ahora está en que las condiciones propuestas se mantengan en el proyecto POT, que se comenzará a votar en la Comisión del Plan en los próximos días, en especial, porque ya se empiezan a escuchar cuestionamientos sobre cómo se atará el patrimonio inmaterial al territorio, justo ahora que se proyecta un cambio con las nuevas Unidades de Planeación Local (UPL), que reemplazarán a las localidades, con lo que las identidades consolidadas entre barrios podrían verse afectadas. Pese a ello, vale resaltar que el tema lo ha venido trabajando la actual administración, que es consciente que en muchos de estas propuestas se deberán trabajar con la ciudadanía. Más allá de eso están los cambios a las BIC y el reuso habitacional que ya había planteado con otras figuras en la ciudad.