“Los colegios deben centrarse en descubrir los talentos y no apagar estrellas”
Lourdes Jiménez García es maestra y escritora española. En octubre de 2021, fue escogida como la mejor profesora del mundo, en los Global Teacher Prize. García estuvo en Bogotá para hablar sobre su innovador método que bautizó como Aprendizaje para la Vida (APV) y que plasmó en un libro. En entrevista con El Espectador, explicó por qué es importante repensar la educación, el impacto de la APV en los estudiantes y cómo evalúa la educación en Bogotá.
María Angélica García Puerto
¿De qué trata el Aprendizaje para la Vida y cuál es su importancia?
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¿De qué trata el Aprendizaje para la Vida y cuál es su importancia?
La metodología se lleva haciendo 16 años y tiene dos pilares fundamentales. Conseguir que el alumnado esté lo más posible capacitado en todas las competencias, herramientas, destreza y habilidades para enfrentarse a la vida real de forma feliz, autónoma, independiente, con una buena autoestima, sabiendo gestionar las emociones. Y tiene otro factor. Necesitamos más personas que amen lo que hacen. Entonces, si cada niño descubre su talento, va a ser capaz desde cualquier profesión o desde cualquier ámbito de la vida, de poder sentirse con la capacidad de transformar para mejorar la sociedad.
¿Qué necesidades percibió en la educación para crear esta metodología?
Primero porque la sociedad ha experimentado una pérdida brutal de valores. Segundo, porque ha cambiado el modo en el que aprende el alumnado. Antes necesitaban más información teórica porque no tenían tanto acceso a la información, pero ahora con la tecnología, cualquier alumno, en cualquier parte del mundo, con solo un clic puede conseguirla. Además, en las escuelas del siglo XIX, que muchas veces se sigue reproduciendo, lo que premiaba era el coeficiente intelectual y la capacidad memorística. Esto, como digo yo, apaga estrellas y al final por apuntes no se puede enseñar a vivir. Por lo tanto, entendí que la escuela de ahora no podía ser como la de antes y deberíamos centrarnos más en descubrir los talentos de cada niño para que den al mundo todo lo que tienen de ellos.
¿Por qué no se ha avanzado en entender estas nuevas formas de educación?
Por lo menos en España no ha llegado un pacto político para poder apostar por una educación de calidad. Si esto no existe, pues la educación es como la moneda de cambio para conseguir los votos y entonces no le dan el peso que merece, porque al final es la profesión más bonita e importante que hay. No ha llegado porque simplemente no interesa.
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¿Cómo vincular a los profesores?
El APV también se debe llevar a las universidades donde los profesores se forman para ser profesionales, porque si bien se puede desarrollar, como se ha hecho en el Colegio Americano de Bogotá, es más complejo decirle a un docente que tiene que desaprender lo que aprendió de una educación obsoleta. El principal cambio está en los docentes y lo único que se necesita es su compromiso y el de las directivas porque se puede desarrollar en cualquier centro educativo privado o público.
¿Y cómo entra en la ecuación los padres?
La familia tiene que ser conocedora de lo que se hace en el colegio y eso es fundamental, porque la familia son una fuente inagotable de recursos pedagógicos. Yo siempre digo que tenemos que ir codo a codo y no a codazos.
¿Cómo se traduce esto en el día a día de un colegio?
Lo primero que hacemos es coger la legislación educativa del país y ver qué elementos curriculares, en cuanto a objetivos, contenidos o criterios de evaluación, tiene. Una vez que tenemos todos esos elementos, los enmarcamos en talleres de competencia para la vida. Un ejemplo, en lengua castellana puede incluirse escritura creativa, talleres de radio y televisión, etc, donde también se dejan tareas y ejercicios que van encaminados a potenciar la oratoria en el niño, el espíritu crítico, el emprendedor, el cuidado de la naturaleza, de la salud, de los primeros auxilios, de la educación vial, todas estas cosas tan necesarias para la vida. Que el alumno sienta para qué me sirve aprender esto.
¿Qué diferencias se ha encontrado de la educación española con la bogotana?
He tenido la oportunidad de indagar en otros colegios en Bogotá y me llamó especialmente la atención el cómo se preocupan por las habilidades sociales de los niños, por la felicidad del alumnado y sobre todo por la experimentación de los menores más allá de la teoría. Y me gusta muchísimo el hecho de que aquí haya colegios que permiten que los docentes adquieran el compromiso al unísono, para poder llevar a cabo una metodología que es innovadora y que persigue potenciar la educación del alumnado al máximo.
En el barrio Las Cruces, en Bogotá, el Colegio Distrital La Giralda cuenta con un gimnasio socioemocional y gracias a esto, ha logrado reducir el 67% en los problemas de convivencia escolar.
Hoy en día precisamente los problemas que más vemos entre los jóvenes son problemas de bullying y acoso escolar o problemas de suicidio y todo esto hay que atajarlo. Los niños y niñas no son no son culpables de pertenecer a una familia u otra, entonces el colegio es su segunda familia y para algunos debe ser su primera y es ahí cuando la institución tiene que darle prioridad a esas habilidades sociales, a esa autoestima, a ese autocontrol de emociones. Cuanto más feliz sea un alumno, será capaz de potenciar más sus capacidades, de esforzarse más y de hacer todo.
¿Cuáles son ahora las necesidades de los jóvenes a las cuales hay que apuntarle a futuro desde la educación?
Hay que apuntarle al emprendimiento porque vivimos en una sociedad cambiante y nuestros jóvenes seguramente van a ser los creadores de profesiones que hoy no existen y los estudiantes deben ser resilientes, flexibles, que se adapten a los cambios y eso hay que trabajarlo. Con el tema de la inteligencia artificial creo que todo se puede sustituir excepto la parte humana. Entonces, el docente tiene que ser un mentor, el potenciador de autoestima y habilidades sociales, para que cuando salga a la vida, esté en sintonía a partir de lo que aprendió.
¿Cuál es el futuro de la educación en Colombia y qué retos hay?
Para mí el primer reto de la educación es que la familia, un país y el mundo en general, vea a la educación como lo más importante, eso es un reto muy ambicioso. Y el segundo reto es la formación docente, hay que formar a todos los docentes en metodologías activas innovadoras.
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