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El proyecto de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Claudia López ya está disponible para su discusión. Este lunes 3 de mayo, la alcaldesa entregó el documento ante la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) para dar inicio a la concertación ambiental que es el primer paso en el camino para su aprobación por el Concejo de Bogotá.
Conozca más del POT y de las propuestas que son debatidas en el Concejo en Lo que debe saber del POT de Bogotá
Este es uno de los documentos más importantes para la ciudad, pues define la línea de ruta para su crecimiento en los próximos 15 años y por consiguiente define qué se va a proteger, dónde y cómo establece el futuro de la movilidad y la relación con la región. “Bogotá necesita con urgencia seguridad jurídica e institucional, que es parte fundamental de su renacer urbanístico, de sostenibilidad y de su reverdecimiento; por eso hoy empezamos la concertación ambiental, pero en paralelo, el proceso de concertación social”, dijo López.
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El trabajo es arduo. A la par del trámite ambiental con la CAR y la secretaría de Ambiente, el Distrito deberá hacer la socialización del proyecto con la ciudadanía. “Bogotá es una ciudad muy grande con territorios muy disímiles y es muy importante que podamos tener acceso a la posibilidad de explicarle este proyecto a todos los ciudadanos que necesiten entenderlo y que quieran opinar y ayudarnos a mejorarlo. Hoy comenzamos por mecanismos virtuales y en la medida que se pueda presenciales”, dijo a este medio la secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo.
Luego de esto y con las modificaciones que de allí se generen, el documento debe ser entregado al Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD) que tendrá un mes para dar un concepto que no es vinculante, con el que el Distrito podrá finalmente llevar su proyecto ante el Concejo de Bogotá, que deberá definir, en 90 días, si lo aprueba o no. “Esperamos radicar en agosto la propuesta y esperamos que en diciembre tengamos aprobado el POT. Es lo que Bogotá merece y necesita”, señaló López.
¿Qué es lo que se propone?
La Secretaría de Planeación resumió el proyecto en 10 grandes apuestas que se enfocan en el medio ambiente, la recuperación económica, la integración social y la relación ciudad región. “Es un POT que por primera vez territorializa el cuidado, consolidando una red distrital de equipamientos, que reducen desigualdades históricas, especialmente para las mujeres, quienes se han dedicado a las labores del cuidado”, manifiesta Jaramillo.
Entre estas se encuentra la ciudad de la productividad después del incremento del desempleo a través de la cual se delimitan zonas deficitarias y superavitarias para promover el empleo y diferentes servicios, a través de incentivos urbanísticos y económicos que permitan equilibrar las cargas en la ciudad. Junto a esto, se busca una inclusión socioeconómica con la cual se define que los equipamientos sociales pueden estar en cualquier lugar de la capital, así como, de acuerdo con López, se crea una norma urbana que facilita el mejoramiento integral de barrios.
En cuanto a lo ambiental, se busca promover corredores verdes y mayor espacio público reverdeciendo las zonas que anteriormente habían sido endurecidas. Frente a esto, se mantiene la pieza rural del norte y no se toca la reserva Van der Hammen, en cambio se habla de una red de parques en el río Bogotá y del proyecto de descarbonización tanto del transporte público como privado. “Tenemos que acabar con el reinado del automotor que lleva 150 años avanzando y consolidándose como el rey de la movilidad urbana”, añadió López.
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Con respecto a la movilidad, se incluyen cuatro líneas del metro, entre las que se encuentra una que iría hasta Soacha, así como seis cables aéreos, de los que se destaca el planteado por la anterior administración entre La Calera y San Rafael. Así mismo, se impulsa un nuevo sistema peatonal y de ciclovías por la ciudad. Mientras que, en lo social, se prevé una ciudad con perspectiva de género y la institucionalización de las manzanas del cuidado.
Finalmente, además de incluir un punto regional, en el que se contempla el área metropolitana y la priorización de vías estratégicas, está planteada la reorganización del territorio en 32 Unidades de Planeación Local que reemplazarán a las localidades. Bajo una visión ecourbana,se establecen unidades soporte, cuidado, empleo y receptoras de vivienda VIS y VIP, las cargas para constructores y define mixturas de usos, para cuando se requiera compensar actividades con efectos negativos.
Para Brigitte Baptiste, en el tema ambiental será importante en las negociaciones que se logren con las “distintas fuerzas de la ciudad que promueven diferentes lecturas, que entran en controversia con la construcción de la estructura ecológica y es muy interesante en especial en el relacionamiento regional. Bogotá necesita hablar con los alcaldes y la gobernación para lograr nuevos equilibrios ecológicos que van a aliviar esa demanda de servicios ecosistémicos insatisfechos”.
Por su parte, Liliana Castañeda, presidenta del CTPD, cree que el cambio de enfoque con respecto a lo ambiental es importante y considera que lo clave estará en la conversación multidireccional con los ciudadanos. “Nuestros innegociables es el trabajo previo de visión de ciudad, que se integre a la región, que tenga el agua como estructuradora, pero que además sea un plan que parta de unas previsiones en materia poblacional y de necesidades de viviendas acertadas y pertinentes”.
Así comienza la discusión del proyecto, que es de vital importancia tanto para la ciudad como la administración y que, de lograr su aprobación en el Concejo reemplazará a una norma que se estableció hace 17 años y que las dos últimas administraciones no lograron reemplazar.