Aunque la relación entre Gustavo Petro y Claudia López arrancó en buenos términos, se ha deterioriado en temas como el Metro. / Cortesía
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Todo presidente llega a la Casa de Nariño endeudado con Bogotá. En campaña, mostrar interés por sus problemas es estratégico para conquistar un electorado, decisivo en cada contienda. Pero al asumir, todo cambia. Muchas veces, la disincronía ideológica y de periodos entre el mandato distrital y nacional ha llevado a que decisiones importantes terminen permeadas más por intereses políticos que por las necesidades de la ciudad.
Por Alexánder Marín Correa
Periodista manizaleño, con experiencia en periodismo de datos, judicial, investigación y local. @alexmarin55Jamarin@elespectador.com
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