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Durante los primeros días del presente mes de agosto, ‘Bogotá Cómo Vamos’ dio a conocer el Informe de Calidad de Vida 2023, realizado por 9 organizaciones y más de 40 expertos. El estudio presenta una radiografía de la ciudad y de las metas cumplidas o incumplidas de la pasada administración a través de una investigación que ahonda en nueve dimensiones que impactan la vida de los bogotanos, como lo son: la pobreza y el empleo; seguridad; movilidad; educación; salud y demografía; vivienda y espacio público; ambiente; dinámica empresarial y democracia.
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‘Bogotá Cómo Vamos’ es una organización que combina el análisis de indicadores técnicos y la percepción ciudadana, para medir los avances de la capital en aspectos cruciales. Una de las organizaciones que colaboró en la realización del informe de Calidad de vida 2023, fue la Universidad del Rosario, quienes junto a la Alianza por la Inclusión Laboral (AIL), presentaron el capítulo de Pobreza y Empleo del señalado documento.
¿Qué encontraron?
El capítulo de Pobreza y Empleo “ofrece un análisis exhaustivo sobre el actual panorama de las desigualdades en calidad de vida que experimentan las mujeres, los jóvenes, las personas migrantes y los adultos mayores, proporcionando información detallada sobre los retos, avances y recomendaciones para garantizar el derecho que tiene toda la población a tener una vida más digna en su ciudad” según señala la institución educativa.
Indicadores de pobreza y desigualdad
En primera medida, el informe resalta que la pobreza monetaria, es decir, la cantidad de dinero que requiere una persona mínimamente para vivir al mes en Bogotá, se redujo, pasando de 28,1% de personas, al 23,7%, en el periodo transcurrido entre 2022 y 2023.
Sin embargo, a pesar de la reducción señalada, los retos para superar la pobreza, especialmente en personas migrantes, mujeres y jóvenes.
Según el informe, la pobreza extrema también se redujo, pasando de 8,1% de personas que no accedieron a una canasta básica de alimentación en 2022, a 5,53%, en 2023. En ese punto, las personas migrantes, con un 15%, seguidas a las personas que pertenecen a algún grupo étnico específico, como por ejemplo pueblos indígenas o afros, con un 10%, presentaron mayores índices de pobreza que el promedio general de la ciudad.
Por otro lado, el índice Gini, que se mide de una escala de 0 a 1, siendo 0 el nivel que constituye la distribución igualitaria, indica que la desigualdad en la ciudad también disminuyó, pues cerró el 2023 con un índice de 0,530. Si bien Bogotá es la ciudad del país con el mayor índice de desigualdad, la tendencia indica que de seguir así, se alcanzaría la meta de reducirlo a 0,49, para 2030, meta propuesta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por el CONPES 3918 de 2018.
“Para la reducción de la pobreza multidimensional en Bogotá hay que plantear acciones enfocadas en el acceso al empleo, ya que la dimensión del trabajo, conformada por indicadores de trabajo informal y desempleo de larga duración, son los que más han pesado y contribuido en los últimos años”, señala Andrés García, decano encargado de la facultad de Economía de la Universidad del Rosario.
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Empleo e informalidad
El informe señala que tras la crisis que generó la pandemia, la ciudad, poco a poco se ha ido recuperando en relación con los índices de desempleo y formalidad. En 2023, 6 de cada 10 personas mayores de 15 años residentes en Bogotá, se encontraban ocupadas, cifra que representaba una tasa de ocupación del 62,3%. “Aunque la ciudad presentó mejores resultados que el promedio nacional, donde la tasa de ocupación fue del 57,6%, es crucial que más personas ingresen al mercado laboral, y que lo hagan mediante empleos de calidad que aseguren ingresos estables”.
Por otro lado, si bien la informalidad laboral alcanzó su mínimo histórico en 2023 (32,1%), aún persisten las barreras para que las personas migrantes (70,5%), los y las mayores de 55 años (48,5%) y los y las jóvenes (34,2%) se conecten con empleos formales. En ese sentido, tanto el sector público como el privado están llamados a seguir promoviendo la inclusión equitativa en los mercados laborales de la ciudad.
“El acceso al empleo debe abordarse con una visión diferencial, priorizando a los grupos poblacionales que enfrentan mayores dificultades para ingresar al mercado laboral, como la población migrante, las mujeres, adultos mayores y jóvenes. Tanto la administración pública como el sector privado deben continuar implementando acciones específicas y comprender las dinámicas de la informalidad y la desprotección que estas poblaciones enfrentan para activar soluciones efectivas e inmediatas”, señaló Ana Torres, líder de conocimiento de la Alianza por la Inclusión Laboral.
Lo que viene
Para mejorar el acceso a empleos de calidad, el capítulo subraya la importancia de optimizar los canales de intermediación laboral, apoyar el emprendimiento, alinear la educación con las necesidades del mercado, fomentar la colaboración público-privada y promover la diversidad en la fuerza laboral. Estas acciones no solo buscan hacer el empleo más accesible, sino más equitativo y sostenible.
Además, se destaca la necesidad de fortalecer los canales de empleo para garantizar el acceso a las poblaciones excluidas y reenfocar la entrega de subsidios a quienes más los necesitan. Estas medidas son cruciales para asegurar que todos los ciudadanos tengan oportunidades justas y recursos adecuados.
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