Nuevo año escolar: oportunidad para reducir el acoso y mejorar el nivel académico
Los 406 colegios oficiales de la ciudad comenzaron clases esta semana. 2024, un año de retos por superar en las instituciones educativas, entre ellas, el auge de la violencia y los niveles de salud mental.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
124.900 pupitres comenzaron a ser ocupados esta semana por los estudiantes nuevos de los colegios oficiales de Bogotá. Se unirán a los 756.016 que ya venían matriculados.El nuevo año escolar trae consigo la resolución de problemas inconclusos de 2023 y la siempre apremiante necesidad de mejorar el nivel académico. La tarea es irremplazable, pues el segmento de colegios distritales es mayoría en el espectro de la oferta escolar para la capital.
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124.900 pupitres comenzaron a ser ocupados esta semana por los estudiantes nuevos de los colegios oficiales de Bogotá. Se unirán a los 756.016 que ya venían matriculados.El nuevo año escolar trae consigo la resolución de problemas inconclusos de 2023 y la siempre apremiante necesidad de mejorar el nivel académico. La tarea es irremplazable, pues el segmento de colegios distritales es mayoría en el espectro de la oferta escolar para la capital.
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A la cabeza de la lista de prioridades, hay problemáticas que vienen haciendo mella en la calidad de la educación que reciben los jóvenes. La violencia y el acoso, en primer lugar, y luego la erosión en la salud mental de los estudiantes. Alba Quijano, docente que ha trabajado por más de 12 años en colegios distritales de las localidades de Tunjuelito y Ciudad Bolívar, se muestra preocupada por el aumento de las riñas tanto a las afueras, como incluso en los pasillos de los colegios.
“Las redes sociales permiten que los estudiantes de distintos colegios se convoquen a pelear a las afueras del colegio. Esto ocurre sobre todo en los estudiantes de la jornada de la tarde, que aprovechan la soledad a las horas de la tarde para organizar peleas y consumir vicio”, menciona la docente.
Estos escenarios de violencia se trasladan de las afueras del colegio, a las aulas escolares. El acoso escolar, conforme al consolidado de 2023, publicado por el Sistema de Alertas de la Secretaría de Educación (SED), registró un incremento del 3 % en los casos de abuso y acoso escolar. El año pasado, se radicaron 26.201 reportes, frente a los 20. 506 de 2022.
Esta cifra, por más preocupante que parezca, estaría sujeta a un sub registro, según John Colorado García, de la Federación Distrital de Padres de Familia. Colorado le comentó a este diario que la cifra de acosos escolares, así como la de otros índices relacionados con la salud mental y al consumo de drogas, podría superar incluso los 30.000 casos. “Lo primero es que el número de orientadores escolares sigue siendo bajo. Casi 1 por cada 200 estudiantes es bastante poco. Por otro lado, tenemos los casos que no se denuncian por temor, y los acosos que padecen estudiantes con discapacidades cognitivas, como las autistas”.
2022 fue un año difícil para Sofía Ramos. Cursaba segundo de bachillerato en un colegio de la localidad de Rafael Uribe cuando tuvo que pedirle a su mamá que la cambiara de colegio. La razón principal: el acoso escolar. No son solo los típicos apodos y bromas frecuentes en los menores. A Sofía la golpeaban todos los días un grupo de niñas de un grado superior al suyo por ser, según ellas, diferente. “En los descansos me tocaba quedarme en un solo lugar, ojalá donde hubiera profes, para evitar los golpes. De todos modos, a la salida, me empujaban o me tiraban basura”.
La situación se volvió tan insoportable que, una vez aprobó todas las materias y fue promovida de año, le pidió a su mamá, como regalo de navidad, cambiarse de colegio.
“Yo sabía que iba a ser difícil porque en el tema de traslados los cupos son peleados. Unas amigas lo habían intentado y no pudieron, o cuando se abría cupo, les toca irse al otro extremo de la ciudad, y eso en cuestión de transportes complica la economía”. Afortunadamente, a Ramos se le abrió un cupo en el colegio IED Venecia, en Tunjuelito.
El cambio no fue tan traumático, ya que su abuela reside en el barrio La Alquería, por lo cual solo tuvo que mudarse allí con su mamá. En este nuevo colegio, las cosas han sido distintas. “Me siento más respaldada por los profes, los estudiantes son más tranquilos y encontré nuevos amigos”. Este año, Sofía ya ingresa a cuarto de bachillerato, y todo parece indicar que en este colegio se graduará de bachiller.
Al igual que Sofía, en la capital hay cientos de casos de alumnos acosados que, a diferencia de ella, no pueden cambiarse por diversas circunstancias. En una fase tan crítica, la psicóloga experta en menores de edad, Daniela Rojas, opina que “es pertinente maximizar los mecanismos de denuncia para el acoso escolar, que no solo se limita a las aulas, sino a entornos digitales. El seguimiento debe ser constante y abierto con los padres de familia, a tal punto de que el estudiante acosado no deba ser quien se traslade de colegio”.
En cuanto a las riñas, la experta y la docente Quijano coinciden en que la forma de lidiar con ellas no es con Policía, ni mucho menos con medios coercitivos. “La ausencia de motivaciones y filiaciones hacen que los estudiantes quieran sentirse involucrados en algo, aceptados en un grupo, que muchas veces puede tener motivaciones equivocadas”, y añade, “las riñas, en estos casos, suelen ser más reiterativas en estudiantes de cursos avanzados, y ahí es en donde la orientación vocacional, deportiva, y el acompañamiento de los padres, resulta clave”.
Por su lado, la docente Quijano apuesta por una mayor cobertura que permita solidificar una jornada única. “Es la única forma de tener un horario fijo que permita tener a los estudiantes en un entorno seguro y asegurarnos de que salgan a sus casas en horas diurnas”.
El otro flanco por resolver es el de consumo de drogas. En plena discusión por la formulación de una nueva política de drogas que regule el porte de sustancias, y sobre todo, las aleje de los entornos escolares, los indicadores de 2023 hacen un llamado imperioso a las autoridades. Según el Sistema de Alertas de la SED, se reportaron 6.431 casos de consumo de sustancias en los colegios oficiales de Bogotá. Si bien, esta cifra es ligeramente menor que la de 2022, cuando hubo 6.348, el posible sub registro, y la elevada cantidad de reportes que todavía persiste, hacen que bajar la guardia sea impensable.
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Mejorando el nivel académico y vocacional
Los resultados de Bogotá en las Pruebas PISA 2022 revelados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que la capital fue una de las pocas ciudades de la región que mejoró sus resultados. Incluso obtuvo mejores puntajes que el país en todas las áreas evaluadas: matemáticas, ciencias y lectura.
La docente Quijano menciona que los resultados son, ciertamente, un índice de que el devenir académico en los colegios tiene aspectos que deben ser conservados. “La planta docente de los colegios oficiales sigue estando cualificada para seguir los programas propuestos y la educación pública sigue siendo de calidad”.
Sin embargo, el nivel que todavía resta por alcanzar en las pruebas Pisa, y por ende un mayor alcance en el aprendizaje, puede mejorar si “las clases son más dinámicas, los métodos pedagógicos más modernos, y las instalaciones y laboratorios son intervenidos”.
Un buen nivel educativo garantiza, al largo plazo, que la transición entre la educación media y la superior no aumente la brecha entre los estudiantes de colegios privados y públicos. Aunado a lo anterior, llegar a la universidad con buenas bases, hace que la deserción escolar en los entornos universitarios.
Frente a ello, la exsecretaria de Educación, Edna Bonilla, le comentó a El Espectador que actualmente hay programas como el de “Mi Bitácora” con el de actualmente los estudiantes de los colegios oficiales acceden a orientación vocacional mediante cartillas y métodos alternativos que los llevan a elegir una carrera “mayor informados, con las salidas laborales que tendrían al momento de graduarse, la escala salarial, y sobre todo acorde con sus habilidades”, manifestó Bonilla.
Las aulas abrieron y la llave del progreso, la educación, da otra vuelta de tuerca a la bisagra del futuro. Las decisiones que se tomen en materia de educación, harán que lo que hay al otro lado de la puerta, sea una sociedad del conocimiento, o un fracaso imperdonable con la juventud. Queda todo un 2024 para averiguarlo.
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