Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El avance en la vacunación en Bogotá da esperanzas. A casi seis meses de haber comenzado su aplicación, son más de 2,5 millones de personas las que ya cuentan con esquemas completos de inmunización, es decir, casi la tercera parte de los habitantes de la capital y el 44,5 % de la cobertura necesaria para lograr la llamada inmunidad de rebaño (la Secretaría de Salud la estableció en 5,6 millones).
Lea: El proceso detrás de la vacunación masiva en Bogotá
Sumado a esto, se ha evidenciado una reducción en la muerte de personas mayores de 60 años por COVID-19, que en los meses más difíciles del segundo pico de la pandemia llegaron a ser más de la mitad de las víctimas que se reportaban a diario, lo que evidencia la efectividad de las vacunas para la producción de anticuerpos contra el coronavirus, como lo sugiere el resultado preliminar del monitoreo del programa de inmunovigilancia, que viene haciendo el Distrito.
Pese a ello, el fantasma de un nuevo pico sigue latente. Según estimaciones de la Secretaría de Salud, llegaría en un mes y medio, con un factor clave de por medio: la identificación de la variante delta en la ciudad, que ha afectado a países con esquemas de vacunación más avanzados que el nuestro y por el cual se ha hecho el llamado a mantener las medidas de autocuidado y a asistir a las jornadas de vacunación.
Le puede interesar: coronavirus, vacunación y otras noticias de Bogotá
Ante esto, la alcaldesa Claudia López ha hecho un llamado al Gobierno a abrir todas las etapas de vacunación y ha pedido asegurar la llegada de más vacunas a la ciudad. “Si nos autorizan y flexibilizan las medidas para comprar vacunas, tanto el sector privado como el sector público, felices lo hacemos. Si necesitan que pongamos más puestos de vacunación o ampliemos los horarios de atención, para cubrir a los mayores de 18 años, felices lo hacemos”, indicó.
Pero esto no es lo único a lo que se enfrenta el Distrito. La misma alcaldesa alertó que al menos 800.000 personas mayores de 45 años no han acudido a vacunarse, por lo que desde la otra semana aplicarán nuevas medidas para buscar esta población. “En el esquema PAI ahora entrará el COVID-19. Hemos avanzado mucho en la vacunación, pero no suficiente. Por eso vamos a buscarlos. En un convenio tripartita con EPS y aseguradoras, vamos a distribuir geográficamente a los vacunadores y vamos a vacunar a la población, sin importar el aseguramiento”, dijo el secretario de Salud, Alejandro Gómez, quien agregó que estarán pronto en instituciones educativas públicas y privadas, así como en centros de protección, inmunizando a quienes lo requieran.
Sin embargo, con esta nueva medida se van a tener que enfrentar con otras circunstancias, como los que se niegan a aplicarse la vacuna por desinformación, convicciones religiosas u otro tipo de idearios. Para la epidemióloga de la Universidad Nacional Claudia Vaca, en la ciudad no se han dado movimientos antivacunas de la magnitud de los países europeos o Estados Unidos, pero la manifestación que se presentó el pasado miércoles frente al Ministerio de Salud demuestra que hay una incidencia explícita que hay que tomar con seriedad.
“Hay que entenderla desde un punto de vista sociológico y antropológico, porque no creo que sea trasladable a lo que ocurre en otros países. Lo que me preocupa es que coincida con las campañas electorales, porque lo mismo pasó en Estados Unidos con Trump. Por eso hay que hacer aproximaciones para entender las verdaderas preocupaciones”, expresó la experta.
Por su parte, Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la Universidad de los Andes, cree que no se debe hablar de antivacunas, sino de personas con dificultades de acceso, interculturalidades y temores a efectos secundarios. Además, señala que no debe dejarse de lado la población migrante indocumentada. “El Gobierno debe comprometerse con vacunación abierta y sin ningún distintivo. El problema es que la vacuna está llegando a cuentagotas”.
En cuanto a lo que viene, Vaca considera que la comunicación ha sido insuficiente y no responde a los temores de la gente. En cambio sí ha generado dudas en aspectos como la vacunación de mujeres embarazadas y adolescentes. “Debería haber una comunicación sobre los riesgos, sin ocultarlos o negarlos, sino explicarlos para mitigarlos, porque hay un voz a voz que motiva a la gente a no vacunarse, porque creen que su aplicación puede tirarlos a la cama y no pueden darse ese lujo de no trabajar”.
Hernández piensa algo similar, pero añade que debe aprenderse de la experiencia de los países que han atravesado picos tras vacunar a gran parte de su población, en el sentido de que no solo debe optarse por la estrategia de eliminación a través de la vacuna, sino que debe continuarse de forma activa con la mitigación. “Vemos cómo en Estados Unidos tienen muchas personas contagiadas, porque solo le apostaron a la vacunación y no al rastreo. Aquí se debe continuar con la estrategia DAR y no dejar los cercos epidemiológicos”, concluyó.
El plan está en marcha. El reto ahora será convencer a los incrédulos y a quienes tienen temores de la importancia de la vacunación y su necesidad para llegar cuanto antes a la inmunidad de rebaño, para no solo impedir que el próximo pico sea similar a los anteriores, sino para además garantizar la continuidad de la reapertura de la ciudad.