“Satanás”: más que un cabecilla, es un concepto delictivo
El fin de semana, dos sujetos en moto dispararon contra un establecimiento comercial en Alcalá e hirieron a dos personas. Días antes, los comerciantes del sector denunciaron panfletos extorsivos de la banda “Satanás”, cuyo líder fue capturado.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
“Por más versado en el crimen, Satanás será capturado”, dijo el mayor Mauricio Figueroa, subcomandante del Gaula, el pasado 25 de septiembre en entrevista con El Espectador. Mes y medio después cumplió. La Policía capturó en Loja, Ecuador, a José Manuel Vera Sulbarán, líder de una peligrosa banda que lleva su mismo alias.
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“Por más versado en el crimen, Satanás será capturado”, dijo el mayor Mauricio Figueroa, subcomandante del Gaula, el pasado 25 de septiembre en entrevista con El Espectador. Mes y medio después cumplió. La Policía capturó en Loja, Ecuador, a José Manuel Vera Sulbarán, líder de una peligrosa banda que lleva su mismo alias.
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Horas después de la aprehensión, frente a un juez de garantías, el criminal admitió sin resquemor cada uno de los cargos que le imputaron, entre ellos homicidio y extorsión. De paso, solicitó una reunión privada con la Fiscalía para buscar un acuerdo.
Sin saber con exactitud el estado de dichas negociaciones, los crímenes de esta banda delincuencial parecen estar lejos de ceder. Solo una semana después de la captura, los panfletos extorsivos escritos a mano por los miembros de Satanás siguieron amedrentando a comerciantes. El más crudo de ellos llegó a los establecimientos de la calle 138, en la localidad de Suba. Allí los propietarios de un almacén de material de construcción recibieron dos hojas escritas a mano con el siguiente mensaje: “No van a parar los muertos en Bogotá hasta que suelten al patrón”.
Estas notificaciones son un eslabón de la cadena extorsiva con la que las estructuras criminales intimidan a los bogotanos. Después de las amenazas, mediante panfletos, mensajes de WhatsApp o llamadas telefónicas vienen las vías de hecho. Sobre las 4 de la tarde del sábado, dos individuos en moto llegaron al establecimiento amenazado y abrieron fuego contra los empleados. Dos personas resultaron heridas tras el ataque y una ola de pánico se extendió sobre los demás comerciantes de la zona.
Al escapar, el pistolero que atentó contra el establecimiento dejó un mensaje en el piso que rezaba lo siguiente: “Esto le va a pasar a todo aquel que se le haga el comunicado y no copie la maldición”. Hoy, tras el puente festivo, los propietarios de los comercios aledaños palidecen ante el dilema de abrir las vitrinas de sus negocios o evitar que les ocurra algo parecido.
El Espectador pudo contactar a una de las personas que trabajan en la zona. De manera anónima, confirma que por varias semanas “han circulado panfletos que vienen acompañados con balas y granadas; a veces rompen los vidrios y meten las papeletas adentro y cobran “vacunas” que van desde los $400.000 a los $5 millones”, contó.
“Satanás” y su influencia desde prisión
El subcomandante de la Policía de Bogotá, Herbert Benavides, les confirmó a los medios de comunicación que acudieron al lugar del último atentado, que el ataque estaría “relacionado con la captura de Satanás, buscando un mecanismo de presión”. El panfleto escrito a mano, enviado días antes del atentado (que diferencia a los Satanás de otras bandas extorsivas como el Tren del Aragua), puede ser el primer aviso con el que la estructura delincuencial comunicó que siguen en las calles, a pesar de la captura de su líder principal. Esta clase de acciones, afirma el consultor de seguridad, Giovani Moreno, “son típicas en una organización que no quiere mostrar debilidad ante la caída del cabecilla”.
Cuando se le preguntó si veía posible que el recién capturado tuviera la capacidad de seguir emitiendo órdenes desde la cárcel, Moreno opta por la prudencia. “Un pez gordo de este calibre debe estar incomunicado y vigilado las 24 horas”. No obstante, en organizaciones criminales tan grandes “los cabecillas son reemplazados con facilidad. Satanás, más que un individuo, es una idea genérica que puede encarnar cualquiera, por eso es tan difícil de desarticular”, sentenció.
Por consiguiente, la verdadera influencia que Juan Manuel Vera puede ejercer desde la cárcel reside en la medida que “haya definido una línea de sucesión y la articulación de la banda”. Pero no por ello el experto descarta que, más adelante, al igual que ocurre con otros líderes delincuenciales, “alias Satanás encuentre la forma de seguir influyendo en la organización desde la cárcel”.
Otros puntos críticos, en los que se cree que esta estructura extorsiva tiene influencia, son Venecia (Tunjuelito), Fontibón Centro, Kennedy y San Victorino. El Gaula de la Policía advirtió que, ante cualquier intento extorsivo, se debe efectuar la denuncia a través de la línea 165 y de ninguna forma pagar la cuota extorsiva.
Restará ver, en la medida que las autoridades logren adelantarse a los criminales, hasta dónde se expande esta ola de violencia en respuesta a la captura del confeso cabecilla. De momento, después de los 1.071 casos de extorsión ocurridos este año, según la Secretaría de Seguridad, la actividad económica de Bogotá permanece atemorizada y a la espera de mayores acciones a la víspera de la época decembrina, la más importante en materia comercial.
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