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Manuel Antonio Fernández Acevedo tiene 26 años y hoy, lucha por su vida luego de recibir un disparo en su pecho, muy cerca de su corazón, en medio de los disturbios que se registraron en Bogotá por la muerte de Javier Ordóñez el pasado miércoles 9 de septiembre.
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Según su hermana, Luisa Fernanda Acevedo, el joven hacía parte de los manifestantes que se encontraban en Usaquén, especícamente en Verbenal. “Mi hermano no estaba dentro de los disturbios, él es una persona muy tranquila y pacífica, pero en medio de las manifestaciones, la Policía llegó con refuerzos y empezaron a enviar tiros a los civiles. Mi hermano fue el primero que cayó de esos balazos”, relata Luisa.
Manuel llegó al hospital Cardioinfantil sobre las 9:30 de la noche de ese miércoles gravemente herido, pues la bala le quedó incrustada en su pecho. “Los médicos le salvaron la vida, tuvieron que hacer maniobras de reanimación porque le estaban entrando líquidos al pulmón. Ahora está en cuidados intensivos, con respiración artificial y según el parte médico, puede quedar cuadripléjico”.
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Para su familia y allegados, Manuel es un joven tranquilo, pacífico, amante de la naturaleza y carismático. Su madre se fue a vivir al campo y desde entonces, ha sido una persona independiente en búsqueda de oportunidades laborales y educativas. Ha trabajado en supermercados y debido a la emergencia sanitaria se encontraba sin trabajo.
“A él le ha tocado sostenerse solo, y aunque siempre ha querido estudiar, no ha podido porque debe trabajar para vivir. Él es estrato uno y ha querido acogerse a programas educativos del Sena, es una persona que quiere salir adelante y que no se deja vencer por nada”, expresa su hermana.
El fin de semana, su familia convocó una velatón en las inmediaciones del hospital Cadioinfantil, no solo en homenaje a Manuel, sino con un mensaje de paz, solidaridad y esperanza.
“Lo único que queremos es brindarle apoyo para que salga bien de esta situación. También, que haya justicia y no quede impune su casa, porque no es posible que abusen de las personas de esa manera. Entre muchachos que lanzan piedras y disparar un fusil por parte de servidores públicos que deben protegernos, hay una diferencia grande. Por eso queremos que las personas que están a cargo de estas operaciones y quieres dispararon, reconozcan su error y se haga justicia” dice Luisa.