Máximo 33 % de la nueva flota de Transmilenio será de buses eléctricos
En el mejor de los escenarios, habrá máximo 456 buses eléctricos de los 1.383 que prevé la licitación que está en marcha para renovar los articulados de las fases I y II de Transmilenio.
Redacción Bogotá - Bogota@elespectador.com
Transmilenio renovará su flota de buses de las fases I y II, correspondientes a las troncales de la Autopista Norte, la calle 80, la Avenida Caracas, la NQS (carrera 30), la Avenida de las Américas y la Avenida Suba. Los 1.383 nuevos buses, que reemplazarán 1.161 vehículos que excedieron su vida útil, estarán circulando por completo a finales de 2019, y lo harán por 12 años. En el marco del Congreso de Transporte y Movilidad que se realiza en Bogotá, el alcalde Enrique Peñalosa ha sido reiterativo con que la flota que llegará no será 100 % eléctrica. Para muchos, esto sería desperdiciar una oportunidad de traer buses nuevos y con tecnologías limpias, pero tal como están planteadas las cosas en los prepliegos de la licitación, máximo habrá un 33 % de los buses nuevos que funcionará con electricidad. (LEA: Buses viejos de Transmilenio, una de las causas de la accidentalidad)
La razón de esta proporción es que el proceso licitatorio busca traer más buses biarticulados que los tradicionales articulados, pues tienen una capacidad mayor que se verá reflejada con un aumento de casi 50.000 cupos. En total, será un 67 % de buses biarticulados y 33 % de articulados los que compondrán esa nueva flota.
El Distrito explicó que no se puede traer una mayoría de flota eléctrica porque los biarticulados solo tienen dos tecnologías de motor disponibles: gas natural y diésel. Es decir, en el mejor de los escenarios, y suponiendo una empresa de buses eléctricos se quede con la totalidad de ese 33 %, de los 1.383 buses nuevos habría máximo 456 articulados eléctricos.
>>>LEA: Nuevos articulados: un revolcón en Transmilenio
La discusión la puso sobre la mesa el alcalde Enrique Peñalosa, quien durante sus intervenciones en el encuentro sobre movilidad y transporte dio su opinión de por qué no sería viable traer más vehículos eléctricos que de otro tipo de tecnología. Según el mandatario distrital, falta de pruebas operativas, posibles aumentos en la tarifa y las inversiones para consolidar las estaciones de suministros de energía, son razones suficientes para evitar un buen porcentaje de buses eléctricos en el proceso de renovación.
“Ensayamos un bus eléctrico, pero tuvimos muchos problemas. Es una tecnología que no está lo suficientemente pulida y tiene costos más altos, y nosotros no podemos aumentar la tarifa de los ciudadanos. Las ciudades más avanzadas del mundo utilizan buses diésel, porque los buses eléctricos todavía no están totalmente inventados y menos para buses articulados y biarticulados como los que utiliza TM”, aseguró el alcalde durante su conferencia.
>>> LEA: “El diésel es algo del pasado”: secretario de Movilidad de São Paulo
El bus eléctrico del que habla Peñalosa es un vehículo del operador Transmasivo S.A., que desde junio de 2017 rueda por los carriles de Transmilenio. Desde entonces, a ese bus se le ha hecho seguimiento, para evaluar su comportamiento en diferentes escenarios de la operación del sistema.
“Transmilenio, en conjunto con el fabricante (BYD) y el operador del bus, están haciendo de manera permanente seguimiento a la operación del bus, con el acompañamiento de un tercero independiente, de tal manera que se pueda mejorar la autonomía y desempeño del vehículo y a futuro, lograr la vinculación de mayor cantidad de buses”, indicó TM mediante un comunicado. Respecto al dilema de las inversiones para crear el hábitat que necesitan los buses eléctricos, el sistema indicó que “para los puntos de recarga es necesario la construcción de una subestación de suministro de energía que hoy la ciudad no tiene, pero está en capacidad de construir. Esto se puede generar paulatinamente para la entrada progresiva de buses eléctricos, sin embargo, para 1.400 buses eléctricos, las demandas en generación y redes son bastante grandes”. Es en este punto que el sistema asegura que las inversiones que se tendrían que hacer, se verían reflejadas en las finanzas del sistema, de por sí golpeadas.
Pese a este dilema, TM asegura que los prepliegos de la licitación tienen incentivos a la incorporación de nuevas tecnologías superiores a Euro V, tecnología que se implementó en 2008 y que es más amigable con la calidad del aire. Pero esto aún no está tan claro para algunos. Por ejemplo, la concejal María Fernanda Rojas (Alianza Verde), propuso a Transmilenio hacer ajustes en las exigencias de la licitación, pues, por el contrario, asegura que el proceso no incluye incentivos para tecnologías distintas al diésel, y se basa en el puntaje que hay para las tecnologías limpias: 50 puntos, de 1.000 que tiene la licitación. Además, Rojas asegura que es un desincentivo que los operadores deban montar la infraestructura de las estaciones de carga.
>>> LEA: Diésel, aniquilador del medio ambiente
Lo primero que sugirió Rojas es que debe haber mínimo un 20 % de buses con emisiones de material particulado inferiores a las de motores diésel Euro VI. La cabildante también pide que se tengan en cuenta los biciusuarios y la posibilidad de que los operadores también pongan buses para el SITP. Otra de las peticiones de la concejala verde es que se revise el tema de infraestructura, pues con la llegada de 927 biarticulados obliga a Transmilenio a ampliar las estaciones para que los buses se puedan estacionar. Serán 44 estaciones las que necesitarán una ampliación, por lo que Rojas propone que baje el porcentaje de biarticulados y aumente el de articulados.
Para Rojas, “lo más probable es que un alto porcentaje de esas 34 obras anunciadas para el buen funcionamiento del sistema con un alto número de buses biarticulados no estén listas al momento de entrar a operar la nueva flota”. TM, por su parte, afirma que ya están los procesos contractuales para que se diseñen y adecúen las estaciones.
En medio de toda la polémica por la insistencia de traer buses eléctricos, las empresas que los fabrican aseguran que el balance del primer articulado eléctrico que marcha en TM es positivo y se han mostrado descontentos con las declaraciones del Distrito, llegando a insinuar que la licitación busca beneficiar a un fabricante.
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Transmilenio renovará su flota de buses de las fases I y II, correspondientes a las troncales de la Autopista Norte, la calle 80, la Avenida Caracas, la NQS (carrera 30), la Avenida de las Américas y la Avenida Suba. Los 1.383 nuevos buses, que reemplazarán 1.161 vehículos que excedieron su vida útil, estarán circulando por completo a finales de 2019, y lo harán por 12 años. En el marco del Congreso de Transporte y Movilidad que se realiza en Bogotá, el alcalde Enrique Peñalosa ha sido reiterativo con que la flota que llegará no será 100 % eléctrica. Para muchos, esto sería desperdiciar una oportunidad de traer buses nuevos y con tecnologías limpias, pero tal como están planteadas las cosas en los prepliegos de la licitación, máximo habrá un 33 % de los buses nuevos que funcionará con electricidad. (LEA: Buses viejos de Transmilenio, una de las causas de la accidentalidad)
La razón de esta proporción es que el proceso licitatorio busca traer más buses biarticulados que los tradicionales articulados, pues tienen una capacidad mayor que se verá reflejada con un aumento de casi 50.000 cupos. En total, será un 67 % de buses biarticulados y 33 % de articulados los que compondrán esa nueva flota.
El Distrito explicó que no se puede traer una mayoría de flota eléctrica porque los biarticulados solo tienen dos tecnologías de motor disponibles: gas natural y diésel. Es decir, en el mejor de los escenarios, y suponiendo una empresa de buses eléctricos se quede con la totalidad de ese 33 %, de los 1.383 buses nuevos habría máximo 456 articulados eléctricos.
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La discusión la puso sobre la mesa el alcalde Enrique Peñalosa, quien durante sus intervenciones en el encuentro sobre movilidad y transporte dio su opinión de por qué no sería viable traer más vehículos eléctricos que de otro tipo de tecnología. Según el mandatario distrital, falta de pruebas operativas, posibles aumentos en la tarifa y las inversiones para consolidar las estaciones de suministros de energía, son razones suficientes para evitar un buen porcentaje de buses eléctricos en el proceso de renovación.
“Ensayamos un bus eléctrico, pero tuvimos muchos problemas. Es una tecnología que no está lo suficientemente pulida y tiene costos más altos, y nosotros no podemos aumentar la tarifa de los ciudadanos. Las ciudades más avanzadas del mundo utilizan buses diésel, porque los buses eléctricos todavía no están totalmente inventados y menos para buses articulados y biarticulados como los que utiliza TM”, aseguró el alcalde durante su conferencia.
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El bus eléctrico del que habla Peñalosa es un vehículo del operador Transmasivo S.A., que desde junio de 2017 rueda por los carriles de Transmilenio. Desde entonces, a ese bus se le ha hecho seguimiento, para evaluar su comportamiento en diferentes escenarios de la operación del sistema.
“Transmilenio, en conjunto con el fabricante (BYD) y el operador del bus, están haciendo de manera permanente seguimiento a la operación del bus, con el acompañamiento de un tercero independiente, de tal manera que se pueda mejorar la autonomía y desempeño del vehículo y a futuro, lograr la vinculación de mayor cantidad de buses”, indicó TM mediante un comunicado. Respecto al dilema de las inversiones para crear el hábitat que necesitan los buses eléctricos, el sistema indicó que “para los puntos de recarga es necesario la construcción de una subestación de suministro de energía que hoy la ciudad no tiene, pero está en capacidad de construir. Esto se puede generar paulatinamente para la entrada progresiva de buses eléctricos, sin embargo, para 1.400 buses eléctricos, las demandas en generación y redes son bastante grandes”. Es en este punto que el sistema asegura que las inversiones que se tendrían que hacer, se verían reflejadas en las finanzas del sistema, de por sí golpeadas.
Pese a este dilema, TM asegura que los prepliegos de la licitación tienen incentivos a la incorporación de nuevas tecnologías superiores a Euro V, tecnología que se implementó en 2008 y que es más amigable con la calidad del aire. Pero esto aún no está tan claro para algunos. Por ejemplo, la concejal María Fernanda Rojas (Alianza Verde), propuso a Transmilenio hacer ajustes en las exigencias de la licitación, pues, por el contrario, asegura que el proceso no incluye incentivos para tecnologías distintas al diésel, y se basa en el puntaje que hay para las tecnologías limpias: 50 puntos, de 1.000 que tiene la licitación. Además, Rojas asegura que es un desincentivo que los operadores deban montar la infraestructura de las estaciones de carga.
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Lo primero que sugirió Rojas es que debe haber mínimo un 20 % de buses con emisiones de material particulado inferiores a las de motores diésel Euro VI. La cabildante también pide que se tengan en cuenta los biciusuarios y la posibilidad de que los operadores también pongan buses para el SITP. Otra de las peticiones de la concejala verde es que se revise el tema de infraestructura, pues con la llegada de 927 biarticulados obliga a Transmilenio a ampliar las estaciones para que los buses se puedan estacionar. Serán 44 estaciones las que necesitarán una ampliación, por lo que Rojas propone que baje el porcentaje de biarticulados y aumente el de articulados.
Para Rojas, “lo más probable es que un alto porcentaje de esas 34 obras anunciadas para el buen funcionamiento del sistema con un alto número de buses biarticulados no estén listas al momento de entrar a operar la nueva flota”. TM, por su parte, afirma que ya están los procesos contractuales para que se diseñen y adecúen las estaciones.
En medio de toda la polémica por la insistencia de traer buses eléctricos, las empresas que los fabrican aseguran que el balance del primer articulado eléctrico que marcha en TM es positivo y se han mostrado descontentos con las declaraciones del Distrito, llegando a insinuar que la licitación busca beneficiar a un fabricante.
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