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Angie Paola Baquero recibió un impacto de bala en su abdomen durante las protestas que se registraron el miércoles 9 de septiembre, por la muerte de Javier Ordóñez. La joven de 29 años no hacía parte de los manifestantes. Salió de la casa de una amiga por algo de comer y, a cuatro cuadras del CAI de Gaitana, en Suba, quedó tendida en el suelo en medio de los disparos.
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Angie era hija de Nuy Rojas, una mujer de 52 años que se dedica al reciclaje en la ciudad y que hoy, llora la muerte de su hija, pide respuestas y garantías judiciales para esclarecer los hechos. “Me la mataron miserablemente, ella vivía conmigo y estaba haciendo todo lo posible para salir adelante y ser grande en esta vida, pero esta situación de violencia no lo permitió”.
Pese a que los hechos se registraron, aproximadamente, a las 9:30 de la noche, hasta las 3:00 de la mañana Nury se enteró que su hija se debatía entre la vida y la muerte. “La bala le perforó los intestinos, ella se desangró internamente. Se desgonzó en el suelo y aunque el lugar estaba lleno de policías, ninguno la auxilió. Fue un señor en una moto que se la llevó hasta el Hospital de Suba, pero más tarde, fue trasladada al de Engativá, donde le hicieron una cirugía. Cuando yo llegué allá, ya le habían puesto más de 10 bolsas de sangre porque perdió mucha sangre, pero no se pudo hacer más”, expresó la madre de Angie.
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El clamor de su familia es que se esclarezcan lo hechos, debido a que, hasta el momento, más que los testimonios de las personas que estuvieron en el lugar, no tienen una versión sobre quién mató a la mujer. “Es malo hablar sin saber, pero según lo que han dicho es que probablemente fueron unos policías”, dijo Nury.
Por su parte, el hermano de Angie, Brayan Baquero, quien está a cargo de todos los trámites judiciales del caso, aseguró que los testigos de los hechos dijeron que un grupo de policías, que estaban detrás de un árbol, fueron quienes dispararon “indiscriminadamente” y una de las balas fue la que llegó al abdomen de Angie.
“Las personas dicen que fue la Policía. Yo me fui a hacer el croquis, tomé fotos del lugar de los hechos y hay un par de cámaras, la de una droguería y una iglesia, en donde se ve cómo mi hermana cae al suelo. La de la iglesia es la pieza clave para determinar quién le disparó, pero no hemos tenido acceso porque deben ser revisadas por la Fiscalía. Estamos a la espera de esa cámara para dar veracidad a esta información”.
Brayan pide que por el momento, se dé celeridad a la necropsia de su hermana para poder despedirla dignamente. “Quiero que sean transparentes, nos han dicho que tenían el cuerpo listo hoy, ahora dicen que mañana, pero puede ser hasta el lunes”.
El joven dice que lo que menos quiere su familia es incitar más odio y que el caso de Angie genere una sensibilización para cesar los actos violentos que se han registrado en la ciudad. Asimismo, aseguró que ha recibido ofertas para tener apoyo psicológico por parte de la Secretaría de la Mujer, asesoría judicial de la Secretaría de Gobierno, y que la alcaldesa, Claudia López, se contactó para manifestar su apoyo frente al caso.
“La policía no se ha manifestado, antes, cuando fuimos a la clínica a despedir a mi hermana, fueron prepotentes y querían que respondiera preguntas e información personal en medio de ese momento de dolor que estábamos pasando”, expresó Brayan.
Angie realizó sus pasantías en Tocancipá para graduarse en junio de gestión documental, en el SENA. Sin embargo, según asegura su madre, debido a la emergencia sanitaria por el Covid-19, no se las validaron y precisamente se encontraba adelantando tutelas para poderse graduar junto a su amiga.
Actualmente, se encontraba vinculada con la Secretaría de Integración Social, debido a que trabajaba para un empresa de seguridad apoyando el monitoreo de cámaras.