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En las últimas horas, un menor de 12 años, perteneciente a la comunidad indígena Emberá, falleció luego de desplomarse en una estación de Transmilenio. Los hechos se produjeron durante la noche del viernes, en inmediaciones del sector del Virrey, cuando el joven se encontraba deambulando por la zona en compañía de la madre.
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Según la versión de la comunidad Emberá, el menor de edad habría sufrido un colapso nervioso luego de una presunta confrontación con la Policía. Uriel, líder del grupo étnico, le contó a CityTv que el niño se encontraba con su madre cuando fueron aparentemente increpados por la Policía. En medio del cruce, “el niño asustado se cayó al piso”. Asimismo, la comunidad denuncia una reacción tardía de los funcionarios de Transmilenio para atender la emergencia.
Frente a estos hechos, la Secretaría de Salud se permitió confirmar que, en efecto, un menor de 12 años se desmayó en una estación del sistema. Mientras esto ocurría, un patrullero que se encontraba de ronda en la estación se comunicó con los servicios de emergencia, y recibió ayuda por videollamada de parte del CRUE para prestar los servicios de primeros auxilios al menor.
Minutos después, dos ambulancias se habrían movilizado a la estación para trasladar al niño indígena al Hospital Central de la Policía. En este centro asistencial, dice la Secretaría, el menor recibió las atenciones médicas requeridas, pero habría fallecido como consecuencia del estado de salud en el que se encontraba al momento de ser ingresado por urgencias.
Con el fin de establecer las causas exactas del deceso, las autoridades hospitalarias remitieron el cuerpo a Medicina Legal para que allí se le practiquen los exámenes forenses pertinentes. De igual forma, se anunció el acompañamiento psicosocial a la familia del menor fallecido.
La muerte del niño indígena es solo una muestra del complejo panorama de las comunidades indígenas acentuadas en Bogotá. Cerca de 500 indígenas acampan en el Parque Nacional desde el mes de mayo, en medio de condiciones sanitarias infrahumanas, a lo cual se suma el desborde en la capacidad de los centros de acopio, como los de La Florida y La Rioja. En este último centro, hay más de 1.500 indígenas, cuando la capacidad de albergue de lugar es, a lo sumo, de 300.
La Secretaría de Gobierno le informó a El Espectador que El Distrito sigue adelantando las mesas de retorno que permitan a estas comunidades regresar a sus asentimientos. En contraste, los líderes de las etnias presentes en Bogotá, argumentan que el regreso no es, de momento, la mejor opción para los indígenas.
El contexto de violencia presente en los territorios, aunado al arraigo que las comunidades habrían desarrollado con el modo de vivir urbano, hacen que algunos voceros de estos grupos ancestrales sugieran a las autoridades encaminar esfuerzos para integrar a los indígenas en lugar de retornarlos.
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