Mujeres, inseguras en el espacio público
Calles desiertas, ausencia de policías y sectores exclusivos para hombres son las principales variables que ponen en riesgo su seguridad, según un estudio realizado por el Distrito.
Camila Guerrero Arciniegas/@arciniegas93
Bogotá es hostil y peligrosa para las mujeres, puesto que además de ser víctimas de feminicidios (109 en 2016), atracos y violaciones, también soportan acoso callejero y manoseo en el transporte público. Ante este panorama, la Secretaría de la Mujer inició en 2015 un estudio en el que identificó 17.708 puntos y determinó los factores de inseguridad que más las afectan en sus barrios, especialmente en las noches, cuando regresan a sus hogares. Calles desiertas, ausencia de policías y sectores que se creen exclusivos para hombres, son las principales variables que ponen en riesgo su seguridad.
(Lea:En 2015 hubo 120 feminicidios en Bogotá)
Poca gente
La principal conclusión del informe es que la poca actividad en las noches, la falta de transporte público después de la medianoche, la escasez de ofertas recreativas y culturales son circunstancias que facilitan delitos y actos de violencia. Esto, además, dificulta la identificación de los agresores de las mujeres, ya que en la mitad de los puntos analizados no hay nadie a la vista y en el 47 %, menos de 10 personas.
El estudio arrojó que Barrios Unidos, Antonio Nariño y Puente Aranda son las localidades más solitarias, entre las 6:00 y las 11:00 p.m. Un ejemplo de esta situación es el crimen de la porrista de millonarios Luisa Fernanda Ovalle, asesinada en noviembre de 2013 en el barrio Castilla de Kennedy, caso que sigue impune. (Lea:Los 30 detalles en asesinato de la porrista de Millos)
Poca vigilancia
A la falta de transeúntes se suma otro factor que preocupa: la escasa presencia policial en inmediaciones de parques y calles identificadas por las mujeres como peligrosas. Esto ocurre porque los uniformados atienden primordialmente asesinatos, robos, lesiones personales, y de forma limitada violencias como acoso, injurias y tocamientos.
Y aunque en algunas zonas hay seguridad privada, el estudio demuestra que los celadores se ocupan de salvaguardar la seguridad del espacio privado, es decir, que su labor se realiza de puertas hacia adentro y su incidencia en la seguridad de la calle es incipiente y voluntaria. Así las cosas, en muchos sectores ellas están prácticamente desprotegidas. Según el informe, en el 84 % de los puntos estudiados no se visibilizó presencia de seguridad pública ni privada, en el 13 % era mínima y solo en el 1 % era buena.
Zonas exclusivas de hombres
La combinación de sectores solitarios y la falta de vigilancia lleva a que la mujer se abstenga de frecuentar o transitar en las noches por ciertos espacios públicos como calles y parques, haciendo que parezcan sitios exclusivos para hombres. Incluso, ese temor las ha obligado a frecuentar espacios cerrados. Prueba de ello es que, en las zonas analizadas, solo en el 6 % se vieron hombres y mujeres, mientras que en el 87 % no hubo diversidad.
“Se considera que los espacios públicos, que brindan estatus, reconocimiento y autonomía, son lugares propios para el desarrollo social de los hombres”, explicó Mónica Sánchez, contratista de la dirección de políticas públicas de la Secretaría de la Mujer.
Lo positivo
Pero no todos los resultados arrojados por el estudio fueron negativos. La ciudad pasó la prueba de seguridad en iluminación y transporte público. El 72 % de los lugares georreferenciados tienen suficiente luminosidad, lo que reduce la percepción de inseguridad. El transporte público, por su parte, también quedó bien parado, ya que el 72 % de los paraderos o estaciones de Transmilenio están a menos de cinco minutos de los barrios estudiados, lo cual funcionaría como una ruta de escape en caso de que las personas se encuentren en peligro.
Estos son algunos de los datos más destacados del estudio sobre los factores que afectan la percepción de seguridad de las mujeres en Bogotá, los cuales, según la Secretaría de la Mujer, servirán para pedir a la administración medidas que permitan hacer de la ciudad un lugar más seguro e incluyente.
Aunque los resultados apenas se conocen, ya se empezaron a tomar medidas. Por ejemplo, comenzaron a resignificar algunos parques, por donde las mujeres tenían miedo de pasar. “Convocamos a las integrantes de los consejos comunitarios de Ciudad Bolívar, Bosa y Usme para que se tomaran el espacio público con puestas de teatro, bailes y batucadas, con el fin de que ellas regresaran a los lugares que habían dejado de frecuentar”, dijo César Pinzón, funcionario de la dirección de gestión y conocimiento de la Secretaría de la Mujer.
Además, la Secretaría de Seguridad ha venido identificando las zonas más riesgosas, donde instalarán cámaras de seguridad que permitan disminuir los ataques a la ciudadanía y se mejorará la iluminación, como se hará en dos parques de Chapinero y Usme.
El momento para atender las conclusiones del informe es apropiado, ya que la capital se dispone a diseñar su nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), documento que consolidará los parámetros sobre cómo se organizará urbanísticamente en las próximas décadas.
Bogotá es hostil y peligrosa para las mujeres, puesto que además de ser víctimas de feminicidios (109 en 2016), atracos y violaciones, también soportan acoso callejero y manoseo en el transporte público. Ante este panorama, la Secretaría de la Mujer inició en 2015 un estudio en el que identificó 17.708 puntos y determinó los factores de inseguridad que más las afectan en sus barrios, especialmente en las noches, cuando regresan a sus hogares. Calles desiertas, ausencia de policías y sectores que se creen exclusivos para hombres, son las principales variables que ponen en riesgo su seguridad.
(Lea:En 2015 hubo 120 feminicidios en Bogotá)
Poca gente
La principal conclusión del informe es que la poca actividad en las noches, la falta de transporte público después de la medianoche, la escasez de ofertas recreativas y culturales son circunstancias que facilitan delitos y actos de violencia. Esto, además, dificulta la identificación de los agresores de las mujeres, ya que en la mitad de los puntos analizados no hay nadie a la vista y en el 47 %, menos de 10 personas.
El estudio arrojó que Barrios Unidos, Antonio Nariño y Puente Aranda son las localidades más solitarias, entre las 6:00 y las 11:00 p.m. Un ejemplo de esta situación es el crimen de la porrista de millonarios Luisa Fernanda Ovalle, asesinada en noviembre de 2013 en el barrio Castilla de Kennedy, caso que sigue impune. (Lea:Los 30 detalles en asesinato de la porrista de Millos)
Poca vigilancia
A la falta de transeúntes se suma otro factor que preocupa: la escasa presencia policial en inmediaciones de parques y calles identificadas por las mujeres como peligrosas. Esto ocurre porque los uniformados atienden primordialmente asesinatos, robos, lesiones personales, y de forma limitada violencias como acoso, injurias y tocamientos.
Y aunque en algunas zonas hay seguridad privada, el estudio demuestra que los celadores se ocupan de salvaguardar la seguridad del espacio privado, es decir, que su labor se realiza de puertas hacia adentro y su incidencia en la seguridad de la calle es incipiente y voluntaria. Así las cosas, en muchos sectores ellas están prácticamente desprotegidas. Según el informe, en el 84 % de los puntos estudiados no se visibilizó presencia de seguridad pública ni privada, en el 13 % era mínima y solo en el 1 % era buena.
Zonas exclusivas de hombres
La combinación de sectores solitarios y la falta de vigilancia lleva a que la mujer se abstenga de frecuentar o transitar en las noches por ciertos espacios públicos como calles y parques, haciendo que parezcan sitios exclusivos para hombres. Incluso, ese temor las ha obligado a frecuentar espacios cerrados. Prueba de ello es que, en las zonas analizadas, solo en el 6 % se vieron hombres y mujeres, mientras que en el 87 % no hubo diversidad.
“Se considera que los espacios públicos, que brindan estatus, reconocimiento y autonomía, son lugares propios para el desarrollo social de los hombres”, explicó Mónica Sánchez, contratista de la dirección de políticas públicas de la Secretaría de la Mujer.
Lo positivo
Pero no todos los resultados arrojados por el estudio fueron negativos. La ciudad pasó la prueba de seguridad en iluminación y transporte público. El 72 % de los lugares georreferenciados tienen suficiente luminosidad, lo que reduce la percepción de inseguridad. El transporte público, por su parte, también quedó bien parado, ya que el 72 % de los paraderos o estaciones de Transmilenio están a menos de cinco minutos de los barrios estudiados, lo cual funcionaría como una ruta de escape en caso de que las personas se encuentren en peligro.
Estos son algunos de los datos más destacados del estudio sobre los factores que afectan la percepción de seguridad de las mujeres en Bogotá, los cuales, según la Secretaría de la Mujer, servirán para pedir a la administración medidas que permitan hacer de la ciudad un lugar más seguro e incluyente.
Aunque los resultados apenas se conocen, ya se empezaron a tomar medidas. Por ejemplo, comenzaron a resignificar algunos parques, por donde las mujeres tenían miedo de pasar. “Convocamos a las integrantes de los consejos comunitarios de Ciudad Bolívar, Bosa y Usme para que se tomaran el espacio público con puestas de teatro, bailes y batucadas, con el fin de que ellas regresaran a los lugares que habían dejado de frecuentar”, dijo César Pinzón, funcionario de la dirección de gestión y conocimiento de la Secretaría de la Mujer.
Además, la Secretaría de Seguridad ha venido identificando las zonas más riesgosas, donde instalarán cámaras de seguridad que permitan disminuir los ataques a la ciudadanía y se mejorará la iluminación, como se hará en dos parques de Chapinero y Usme.
El momento para atender las conclusiones del informe es apropiado, ya que la capital se dispone a diseñar su nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), documento que consolidará los parámetros sobre cómo se organizará urbanísticamente en las próximas décadas.