Naranjal, en Quetame, desapareció: una tragedia más en la vía al Llano
La avalancha en la vereda del municipio Quetame (Cundinamarca) se llevó 20 viviendas, causando 15 víctimas fatales y 13 desaparecidos. Río Negro y la inestabilidad del terreno, protagonistas.
Hoy los ojos del país están puestos sobre la vereda Naranjal, en Quetame (Cundinamarca), un pequeño centro poblado que prácticamente desapareció por una avalancha, casi a la medianoche del lunes, y que el martes contabilizaba 15 víctimas fatales, seis personas heridas y trece desaparecidas No obstante, la emergencia no es nueva en la zona: los 20 kilómetros, entre Guayabetal y Quetame, sobre la vía Bogotá-Villavicencio, han sido epicentro de tragedias en la historia.
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Hoy los ojos del país están puestos sobre la vereda Naranjal, en Quetame (Cundinamarca), un pequeño centro poblado que prácticamente desapareció por una avalancha, casi a la medianoche del lunes, y que el martes contabilizaba 15 víctimas fatales, seis personas heridas y trece desaparecidas No obstante, la emergencia no es nueva en la zona: los 20 kilómetros, entre Guayabetal y Quetame, sobre la vía Bogotá-Villavicencio, han sido epicentro de tragedias en la historia.
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La causa de la emergencia fueron las lluvias del lunes, que se hicieron más intensas avanzada la noche. El agua se represó en las quebradas aledañas, desatando una avalancha de agua, piedras y lodo. No solo se llevó 20 casas, sino que destruyó el puente en el sentido Villavicencio-Bogotá. A su paso dejó desolación y muerte.
Pese al desalentador panorama, desde que se reportó la tragedia, socorristas de poblaciones aledañas y vecinos hicieron lo humanamente posible por rescatar a sus vecinos. A la 1:30 a.m. del martes, el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García, dio el primer reporte: cinco cuerpos y 20 personas desaparecidas. La lluvia impedía los trabajos, pero seguía la esperanza.
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“La torrencial lluvia prácticamente desapareció la vereda, bajo los escombros y el lodo”, indicó Olmedo López, director de UNGRD. Con el paso de las horas, el número de víctimas fatales fue creciendo. Al final de la jornada del martes reportaron 11 cuerpos hallados en el sitio y otros cuatro en Villavicencio y Acacías, hasta donde la corriente los arrastró, para un total de 15.
Tragedia
Aunque esta zona de la vía al Llano la rodea el riesgo, los habitantes de Naranjal aprendieron a vivir con él, pero el aguacero de la noche del lunes fue otra cosa. “Nunca se había visto algo así”, dijo Daniel Pabón, quien inicialmente reportó a ocho familiares desaparecidos, entre ellos su papá, su abuela, un tío y su esposa, una prima con el esposo y dos niños.
“Lo último que supe de mi papá fue que se conectó a las 10:47 p.m. a WhatsApp y que mi mamá habló con una prima esa noche y le dijo que la quebrada estaba muy crecida, y ella, asustada. Ella colgó y al rato fue la tragedia. En el sector del Limoncito tenemos más familiares y un primo nos contó que sintió un estruendo. Fue a buscarlos, pero encontró que las casas se las había llevado la quebrada”, narró Pabón.
En imágenes: Las dolorosas imágenes que deja la avalancha en Quetame (Cundinamarca)
Misma tragedia que vivieron los amigos de la familia Viracachá Cruz. En la vereda vivía Stefy Viracachá Cruz, una joven promesa del patinaje de Cundinamarca, quien falleció junto a sus padres Liliana Cruz y Wilson Viracachá, y su hermanito Dylan. “A las 7:30 p.m. del lunes ella me llamó para decirme que iba a hacer una rifa para comprar los patines, de cara a una formación profesional”, contó su entrenador Jefferson Rey, quien agregó que la mayoría de la familia de la joven vivía allí. “Sobrevivieron sus abuelos, un tío y otros familiares, que residían en la parte alta de la vereda. Por eso se salvaron”.
El pasado sábado 15 de julio, Stefy fue subcampeona de la Copa Ruta Dorada, temporada 2023. Con este logro pensamos que estábamos más cerca para subir el nivel. Estábamos alistando lo necesario para conseguir sus patines profesionales. Saber lo que sucedió nos inundó de tristeza”, puntualizó .
Mientras siguen las labores de búsqueda, el panorama en este punto de la vía al Llano es desolador: escombros, piedras, casas destruidas, carros atrapados y personas angustiadas, con pala en mano, buscando a sus seres queridos.
Una zona de riesgo
Con la tragedia de la noche del lunes se podría decir que el tramo entre Guayabetal y Quetame es una de las zonas más peligrosas del país en época de invierno. Son 20 kilómetros (de los 71 que hay entre Bogotá y Villavicencio), donde las lluvias son sinónimo de miedo, por los represamientos y derrumbes.
Basta con recordar la tragedia de 1974, en el kilómetro 54, cuando parte de la montaña se deslizó y dejó alrededor de 500 muertos, lo que en su momento se conoció como la tragedia de Quebrada Blanca. Desde entonces, los derrumbes y avalanchas han sido constantes en este corredor. Ni siquiera las obras de la doble calzada han servicio para evitar el riesgo.
En 2018 y 2019, por ejemplo, en el kilómetro 54 (famoso por sus constantes derrumbes) se desprendieron 620.000 metros cúbicos de tierra de la meseta Mesa Grande, lo que provocó el colapso de un puente y el cierre de la vía por tres meses. Y en agosto de 2021 se vivió otra emergencia, pero en Guayabetal, donde una creciente socavó parte de la montaña y afectó a 75 familias. El peligro en la región lo representa el Esquema de Ordenamiento Territorial (EOT) de 2021 de Guayabetal, en el cual se indica, por ejemplo, que el 73 % del área presenta amenazas por geoinestabilidad y el 63 % tiene riesgos por remoción de masas, lo que explica las causas geológicas de los derrumbes y la caída de rocas.
Según geólogos que han estudiado la zona, como Gabriel París (en declaraciones para El Espectador, cuando ocurrió la última emergencia e Guayabetal), los terrenos de la cordillera oriental los componen rocas metamórficas y sedimentarias antiguas, con notable fracturamiento, y con laderas empinadas, que las hace inestables bajo ciertas condiciones climáticas. Además, las abundantes las fallas geológicas “permiten la penetración de agua en los macizos rocosos, así como la saturación de suelos, lo que conduce a deslizamientos”.
Por ahora, mientras los organismos de socorro siguen atendiendo la emergencia en Naranjal para encontrar los 13 desaparecidos, y la vía sigue cerrada indefinidamente, la nueva tragedia obliga a las autoridades a realizar una revisión exhaustiva de la zona, para evitar que nuevas tragedias de esa magnitud se presenten en la región.