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Si la ciudadanía logra mantener la cultura de ahorro, y las lluvias continúan cayendo en donde deben hacerlo, las condiciones del racionamiento en la ciudad podrían flexibilizarse próximamente. Después de tres ciclos de racionamiento, el nivel de los embalses, a día de hoy, se encuentra en un 18,63 %, mientras que el consumo diario de la ciudad, en promedio, se ubica en los 15 metros cúbicos por segundo.
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Estos índices se acercan al escenario ideal planteado por las autoridades. Si bien, el racionamiento no cambiará hasta que el embalse llegue al 20 %, y el consumo de la ciudad se mantenga estable, el porcentaje actual es un buen augurio. Sobre todo cuando en el transcurso de tres días, el nivel del sistema Chingaza pasó del 16 % al 18 %.
Este acenso llega tiempo después del inicio de la temporada de lluvias en la ciudad, lo que confirma que las precipitaciones en el casco urbano no son directamente proporcionales al nivel de los embalses. Pero dicha dinámica parece estar cambiando.
De acuerdo con la CAR, las condiciones meteorológicas de los primeros días de mayo, han resultado favorables para la tendencia creciente de los embalses en mención. Sin embargo, advierten, todavía resultan insuficientes, en tanto otras condiciones adicionales no se den.
A partir de análisis técnicos, el director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), Alfred Ignacio Ballesteros, señaló la necesidad de tener en cuenta varios factores como las coberturas vegetales que circundan los embalses, las horas en que llueve y la dinámica entre oferta y demanda de agua por parte de la ciudadanía.
Si la lluvia se presenta en la noche, cuando no hay fenómeno de radiación y, por tanto, no hay evaporación, la vegetación absorbe menos agua y produce mayor cantidad de oxígeno, permitiendo que el recurso hídrico discurra hacia el vaso del embalse y aumente su volumen.
Por consiguiente, además del ritmo de lluvias evidenciado en los últimos días, se necesita que dicha frecuencia climática se traslade a las noches. Esto, junto a los esfuerzos de la ciudadanía en el ahorro del recurso, no tardarán mucho en atenuar las condiciones del racionamiento.
Bogotá tiene por delante un mes de mayo que, de acuerdo con el Ideam, serpa la antesala del fin de la primera temporada de lluvias en la capital. De acuerdo con la entidad, este temporal de lluvias terminaría a mediados del mes de junio, y regresaría a las lindes de la urbe a comienzos de septiembre.
En consecuencia, mantener la responsabilidad en cada gota de agua que consumimos, más la ayuda extra del clima, podrían dimanar en una reducción de las restricciones en el suministro del agua, tal y como se vienen dando.
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