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En medio de las intensan lluvias y los desastres de las últimas semanas, hay un beneficiado: el sistema Chingaza, que da señales de recuperación. Los embalses Chuza y San Rafael, que se abastecen a gran parte de la ciudad y la región, pasaron en siete días de un nivel de llenado del 45,96% a 49,8%, es decir, ganaron el doble de lo que ganaron entre el 29 de septiembre (cuando se volvió al racionamiento diario) y el 5 de noviembre.
Pero no es para celebrar. Si bien los embalses ganaron casi 13 millones de metros cúbicos de agua en la última semana, el nivel sigue estando lejos de lo que se necesita para garantizar un 2025 de abastecimiento sin dificultades. Al revisar los indicadores de 2021, el último año en el que el ciclo del sistema mostró actividad normal, se encuentra que para esta misma fecha el nivel estaba casi en 88%.
Comportamiento del sistema Chingaza en 2024
La situación indica que, para evitar una crisis peor de la que se vivió este año, cuando el nivel de los embalses llegó a 16%, el racionamiento y el ahorro en los hogares deben continuar por varios meses más, hasta lograr que se normalice el ciclo de vaciado y llenado del sistema Chingaza, lo que equivale a llegar a abril con un nivel de al menos el 40% y que con la primera temporada de lluvias del próximo año los embalses lleguen, al menos, al 90%, como lo muestra la curva del 2021.
Comportamiento del sistema Chingaza en 2021
De no lograrlo, con las estrategias que se han puesto en marcha, como la de aumentar la potabilización en la planta de Tibitoc para bajarle presión al sistema Chingaza, y reforzar el mensaje de ahorro en los hogares, la realidad de los próximos años será de un racionamiento constante para hacer rendir la poca agua que nos queda.
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