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Cada dos meses Javier Mosquera recibe sagradamente en la puerta de su casa el recibo del agua. Vive junto a su esposa e hija de ocho años en una casa de estrato socioeconómico estrato 3 en el sector de Chutame, del municipio de Cajicá, por lo cual su recibo del agua llega en promedio por los $150.000. Aunque ese precio tiende a subir con el pasar del tiempo.
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Al margen del precio, lo que más le preocupa a Javier es lo deficiente que está resultando el suministro de agua en el municipio. Esta problemática, según denuncian varios vecinos, lleva acentuándose durante los últimos tres años, sin que se haya propuesto solución alguna. “El servicio de agua es más caro y de baja calidad. En mi casa hemos pasado más de 15 horas sin agua y, cuando llega, sale con una presión bajísima y de color negro. Esto es inaguantable”, le comentó Javier Mosquera a El Espectador.
Este mismo desespero provocó que los residentes de este municipio se lanzaran a bloquear las vías en las últimas horas. Con pancartas, en donde se lee “sin agua, no hay votos”, parecen reflejar el descontento con los políticos que han administrado el municipio. Algunos manifestantes aseguran haber enviado solicitudes por escrito a la Alcaldía para mejorar el suministro de agua. La mayoría de ellas, no obstante, son ignoradas, o simplemente contestadas con promesas que, denuncian ellos, no se han materializado.
La movilización de anoche solo fue una de tantas iniciativas ciudadanas para solicitar una solución a la problemática del agua. De hecho, esta última protesta, también tuvo como origen la presencia de aguas negras en los grifos de algunas casas del municipio, luego de uno de los tantos cortes de agua.
Esto rápidamente fue explicado por la Empresa de Servicios Públicos de Cajicá, entidad encargada del suministro de agua y que hoy es el blanco de todos las críticas.
A través de un comunicado publicado en la noche del lunes, la empresa aseguró que la presencia de este tipo de aguas fue el resultado de un incremento en los niveles de manganeso en el líquido vital. Esto ocurre, debido a las lluvias y derrumbes que afectan los afluentes que alimentan al municipio, entre ellos el río Bogotá.
Aunado a lo anterior, los operadores del Sistema Tibitoc, mediante el cual Cajicá le compra agua a Bogotá, deben disminuir la presión para reducir el nivel de manganeso en el agua, lo cual explica la irregularidad en el suministro que denuncian los habitantes.
Por otro lado, los constantes cortes de agua, según ha explicado la Alcaldía del municipio y la Empresa de Servicios Públicos, residen en las variaciones en las reservas de agua. La demanda de este líquido ha incrementado a la par que Cajicá se expande, por lo que los suministros se ven cada vez más cortos para proveer líquido vital a los 120.000 habitantes de este municipio.
Para solucionar este inconveniente se han propuesto algunas iniciativas y ejecutado otras tantas. En este momento, hay destinados $23.900 millones para la construcción de un tanque de 10.000 metros cúbicos que resolvería parcialmente el problema. Se espera que en ocho meses, a más tardar, esta obra esté lista.
Si bien, el tanque es una buena iniciativa, la solución que resolvería el problema del 40 % de población afectada por el suministro de agua reside en la construcción de redes de acueducto. Estas obras permitirían que el municipio lograra una conexión directa con las fuentes de agua.
Por el momento, los pobladores de Cajicá seguirán esperando a que llegue el agua a los grifos de sus casas, con buena presión y, ojalá, que no sea de color negro.
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