“No solo es posible, sino necesario, que en Bogotá haya 30 localidades”: sec. de Planeación
María Mercedes Jaramillo, secretaria de Planeación, dice que el sistema de administración local es insuficiente y espera que el próximo alcalde adopte la propuesta de una ciudad con más localidades.
Sara Caicedo
A la secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo, la eligieron entre más de 200 profesionales del mundo para la beca Loeb de 2024, que otorga la Escuela de Graduados de Diseño de Harvard, a quienes trabajan por la justicia social y el cambio en el campo de la infraestructura cultural, la reforma de la propiedad de tierras y la justicia climática. Para asumir esta nueva etapa dejará su cargo en la recta final de la administración.
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A la secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo, la eligieron entre más de 200 profesionales del mundo para la beca Loeb de 2024, que otorga la Escuela de Graduados de Diseño de Harvard, a quienes trabajan por la justicia social y el cambio en el campo de la infraestructura cultural, la reforma de la propiedad de tierras y la justicia climática. Para asumir esta nueva etapa dejará su cargo en la recta final de la administración.
En diálogo con El Espectador contó lo que le deja a Bogotá, lo que faltó y lo que espera dé continuidad el próximo mandatario.
¿Cuál es el balance en Planeación?
Claudia López llegó con un mandato claro: hacer cinco grandes cosas, que están arraigadas en la agenda de la Secretaría de Planeación. La primera era salir del eterno dilema de si Transmilenio o metro. Hicimos lo que hacen ciudades del siglo XXI: tener sistemas multimodales de transporte público limpio. Queríamos reconfigurarlo alrededor de un sistema férreo masivo, y así quedó en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), con dos trenes regionales, cinco líneas de metro, siete cables aéreos y una red de buses circulando por corredores verdes.
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En Bogotá hay un millón de personas cuidadoras, y el 90 % son mujeres. Entiendo que el segundo cambio fue el sistema distrital del cuidado.
Sí, las mujeres cuidadoras no tienen remuneración y, de alguna manera, no tienen seguridad social. Las personas sujetos de cuidado están dependiendo del sacrificio de ellas. Entonces, reconocer eso y la sobrecarga de cuidado no remunerado implicó tomar decisiones de política pública, en beneficio de esa población. ¿Qué hicimos? Territorializamos el despliegue del sistema distrital de cuidado en el POT, a través de la programación de 45 manzanas del cuidado, que deben constituirse en núcleos funcionales de la ciudad.
Y está el tercer punto: Bogotá Región
Debíamos hallar la forma de que Bogotá pudiera tomar decisiones de forma colegiada con los municipios vecinos, en beneficio de un ordenamiento regional, que preservara el medio ambiente, los humedales, los cerros, la reserva Van der Hammen y resolviera los problemas de movilidad, que impactan la productividad. Lo materializamos a través de un acto legislativo, una reforma a la Constitución y una ley orgánica, que reglamenta el funcionamiento de la región. Ahora el siguiente paso es que entren los vecinos y que tomemos decisiones estratégicas en beneficio de todos.
De ahí sale el tema de una ciudad de 30 minutos, con 30 localidades.
Sí, en el Congreso se tramitó la reforma del Estatuto Orgánico de Bogotá, que determinó que las próximas localidades de Bogotá serían las que definiera el POT. Allí dejamos de ver a Bogotá como una ciudad de 8′000.000 de habitantes para verla con ese número de ciudadanos, pero como suma de 30 ciudades de 30 minutos y tres ruralidades, que necesitan formas de gestionarse y de gobernarse muchísimo más próximas a los habitantes. Y esas 30 ciudades y tres ruralidades se nombraron: Unidades de Planeamiento Local.
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¿Y la gestión de la pobreza, teniendo en cuenta la pandemia?
Ahí el quinto punto. Pusimos en marcha un sistema de transferencias monetarias no condicionadas, que llamamos Sistema de Ingreso Mínimo Garantizado. El primer giro fue el 29 de marzo, y pasamos de atender 6.000 hogares a 1,2 millones. Dejamos un sistema que no es para la coyuntura, sino con una política pública de pobreza. Además, tiene una forma de medición nueva, a través de un índice particular que creamos para Bogotá, que se llama el índice de condiciones ampliadas de vida, una forma de sofisticar la medición de la pobreza multidimensional.
Todos eso fue con otras entidades, mencione algo propio de Planeación
Estamos dejando un laboratorio de ciudad, cuya función será promover procesos de innovación pública en planeación. Adicionalmente, la comunidad reclamaba más participación ciudadana, entonces dejamos una dirección y oficina de participación ciudadana. También queda una dirección para el planeamiento local, que no existía, conformada por siete subdirecciones, seis urbanas y una rural. Pensando las futuras localidades de Bogotá, que son las unidades de planeamiento local.
Insiste en 30 localidades, ¿es posible que en un futuro se tengan?
¡Claro! No solo es posible, es necesario. Es claro que el actual sistema de administración local es insuficiente. Seguro habrá gente que diga: “Eso significa más burocracia”, pero es lo de menos. Lo importante es tener un acuerdo sobre lo que hay que hacer en la ciudad, y creo que con el POT tenemos todo para realizar ese acuerdo.
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¿Qué harán para impulsarlo?
Vamos a pasar siete decretos para lograrlo, porque sí necesitamos una división en localidades, a la altura de los retos de la ciudad. No podemos seguir pensando que un territorio de un millón y medio de habitantes, como hoy se ve en el occidente de Bogotá, donde solo puede funcionar una estación de policía, pese a tener casi la población de Barranquilla.
Quedan seis meses para terminar esta administración, ¿qué faltó?
Terminar de formular las unidades de planeamiento local en el POT, que se reflejarán en siete decretos de planeamiento local. Bogotá no es una mancha uniforme de 8′000.000 de habitantes, sino que se proyecta como 30 ciudades de 30 minutos en lo urbano y tres ruralidades. Esos decretos son proyectos que, además, van a requerir una forma de administración específica para la ruralidad que hoy no existe. Chapinero tiene una zona rural, San Cristóbal, Ciudad Bolívar y Usme también ¿Y qué pasa? Pues que el alcalde local de Chapinero o de Ciudad Bolívar vive llevado del diablo con los problemas infinitos del territorio urbano y no tiene herramientas específicas y particulares para gestionar los problemas de la ruralidad que son distintos.
¿Qué más?
Seguiremos trabajando en la adopción de planes parciales. En este punto hemos habilitado, a través de planes parciales, la posibilidad de construir 72.000 viviendas en Bogotá. Eso es un récord, y significa que en los próximos seis meses llevaremos esa cifra de 72.000 viviendas a 100.000, un 30 % adicional a lo habilitado por la administración Peñalosa. También esperamos adoptar tres planes maestros: del sistema de cuidado, de movilidad sostenible y segura, y el plan maestro de hábitat y servicios públicos.
Perfil
María Mercedes Jaramillo, que se graduó en 1999 como arquitecta de la Universidad de los Andes, trabajó en Transmilenio y entre sus funciones estaba recorrer las laderas de San Cristóbal y Ciudad Bolívar, buscando las vías por donde iban a circular los buses alimentadores. Luego viajó a París a estudiar una maestría en urbanismo, en el Sciences Po (Instituto de Estudios Políticos de París), y vivió 14 años, en los que trabajó con el sector público, junto a varios alcaldes de Francia en proyectos de pequeña y gran escala. A finales de 2014 regresó a Colombia y en enero del 2015 entró a ProBogotá, como gerente de desarrollo urbano sostenible. En 2020 fue nombrada gerente de la Empresa de Renovaciones y Desarrollo Urbano y en 2021, designada secretaria de Planeación.
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