Nuevas reglas para bicitaxis: entre el desconocimiento y la incertidumbre
A dos semanas de la publicación de la normativa, hay varios conductores que la desconocen. Y, quienes lo hacen, se muestran preocupados por el costo de las adecuaciones. Por lo pronto, las autoridades locales continúan estudiando la circular del Ministerio de Transporte para definir de qué forma se aplicará.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Detrás de una cortina de hierro ennegrecida, y sin un ápice de blanco, trabaja por cerca de nueve horas diarias Jimmy Pareja, fabricante y mecánico de vehículos de pedaleo asistido para pasajeros, más conocidos como bicitaxis. De sus tres talleres, su favorito es el que está ubicado en el sector de Madelena. Su ubicación estratégica le hace merecedor de una hegemonía entre los bici taxistas que circulan cerca a todas las estaciones de la autopista sur, incluso más allá de la escuela General Santander.
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Detrás de una cortina de hierro ennegrecida, y sin un ápice de blanco, trabaja por cerca de nueve horas diarias Jimmy Pareja, fabricante y mecánico de vehículos de pedaleo asistido para pasajeros, más conocidos como bicitaxis. De sus tres talleres, su favorito es el que está ubicado en el sector de Madelena. Su ubicación estratégica le hace merecedor de una hegemonía entre los bici taxistas que circulan cerca a todas las estaciones de la autopista sur, incluso más allá de la escuela General Santander.
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Pero incluso, pese a las largas distancias en la ciudad entre el sur y el norte, Pareja presume de haber fabricado bicitaxis que circulan por el sector de Toberín y Mazuren. “Aquí han venido de todas las partes de la ciudad y siempre vienen a que yo les arregle el motor, los frenos, o hasta les incorpore sonido”, explica, con la misma propiedad con la cual ha sido de los pocos del gremio que se leyó la Resolución 202430400385 con la cual, finalmente, el Gobierno Nacional reguló la actividad y el proceso de homologación de tricimóviles no motorizados y tricimóviles con pedaleo asistido.
Con este documento, que se emitió hace dos semanas, el Ministerio de Transporte zanjó una deuda de regulación que había desencadenado toda una serie de protestas e inconformidades por parte de los propietarios y conductores de estos vehículos. En vista de que, las autoridades inmovilizaban a todos aquellos que se movían con un motor, muchos de ellos acudían a las vías de hecho para manifestarse, lo cual derivó en no pocos incidentes de orden público en barrios de Kennedy, Bosa y Suba, las localidades en donde más popular este medio de transporte. Y pese a lo necesaria de esta nueva norma, entre los miembros del gremio hay ahora incertidumbre sobre la forma en la cual van a cumplir con algunos requisitos de los que plantea la circular.
“Yo he leído esa circular y he hecho mis averiguaciones con algunos dueños de bicitaxis para ver quién estaría interesado en aplicar las mejoras y ganarse el permiso. Ahí el problema que yo veo es que algunas de esas modificaciones implican el desembolso de un dinero que no sé si todos puedan gastar. Algunas de ellas pueden costar el valor total del vehículo y eso, cuando usted tiene cuatro o cinco bicitaxis, pues es un billete largo”, explica Pareja.
El negocio del bicitaxi en Bogotá
El mecánico le explica a El Espectador que, el espectro de personas que conforman el gremio de bicitaxistas está mayoritariamente conformado por grandes propietarios, quienes acumulan flotas de hasta cuatro y seis vehículos. Luego vienen las cooperativas organizadas en algunos barrios, que aglutinan a pequeños propietarios organizados, los cuales se distribuyen las rutas, se protegen entre ellos mismos, y hasta usan distintivos para saber quienes pertenecen a ese sector y quienes, como dicen en los barrios bajos, les está “bajando el transnacional”.
Finalmente, la fracción más pequeña, son dueños independientes de bicitaxis. Estos son, particularmente, conductores que antes trabajaban para otras personas y que luego ahorraron hasta poder comprar su propio vehículo. Gilberto Morales, que cubre rutas pequeñas en Tunjuelito, entre los barrios de Venecia y el sector del Tunal, es una fiel muestra de la persona que se dedicó a trabajar, prácticamente sin descanso, para ganarse el privilegio de ser su propio jefe.
“Yo llegué a trabajar hasta 12 horas, en vehículo, sin motor, haciendo encomiendas, viajes, arrastrando hasta 4 personas por trayecto. Hubo mañanas en las que me tocaba tomarme cuatro o cinco pepas porque el dolor de rodillas era insoportable. Pero así pude ahorrar $1.200.000 para comprarle el bicitaxi a mi primer patrón, que ya estaba cansado del carro y me lo decidió vender”, cuenta Morales.
Desde entonces, este conductor ha trabajado única y exclusivamente para pagar sus gastos y equipar su vehículo. Primero con un motor de gasolina, y luego, con un par de luces exploradoras para trabajar hasta largas horas de la noche. Todas estas mejoras le costaron unos $800.000 adicionales en donde Pareja, quien ha modificado bicitaxis de todos los colores y precios.
En el mercado de estos vehículos, un bicitaxi de unos 3 a 4 puestos, con carpa, motor de gasolina, y sistema eléctrico de luces, puede costar entre los $2.000.000 y los $4.000.000. Desgraciadamente, al igual que ocurre con otros vehículos, el mercado negro, alimentado con piezas robadas de motos y hasta otros bicitaxis, hace que esos precios varíen de acuerdo al sector. “Yo puedo armar un buen carrito y hasta con $2.500.000, con piezas originales y motores que yo compro y que puedo demostrar su origen legal. Pero luego ofrecen piezas robadas, lógicamente más baratas, y eso aumenta la competencia. He escuchado de bicitaxis, hasta de cinco puestos, que los han vendido en ese mismo precio. Y la razón, es porque están hechos de piezas hurtadas”, contó.
Juan David Contreras, dueño de 3 bicitaxis con capacidad para transportar hasta cuatro personas, cada uno con motor, señala que la ganancia mensual de cada uno de sus vehículos puede oscilar entre los $400.000 y los $700.000 cuando hay buen trabajo. Sin embargo, el incremento en los precios de la gasolina, ha disminuido mucho sus utilidades, y está pensando en venderlos. “Y con más ganas luego de ver cuánto me valdría ponerlos al día con la nueva norma. Podría sacar un dinero por mis 3 carros y ver a qué me puedo pasar. Una lastima, porque con este negocio le di estudio y de comer a mi dos hijos”, expresa, mientras está en el taller de Pareja por unas refacciones que necesita.
Según el último Estudio de caracterización del bicitaxismo en Bogotá del 2019, adelantado por la Secretaría de Movilidad hay 4.646 tricimóviles. De los cuales, el 9 % son de motor eléctrico o de pedaleo asistido, 51 % de combustión y 40 % no motorizados. 5.530 personas caracterizadas: 3.293 son propietarios, 83 coordinadores de ruta y 4.169 conductores. Una persona puede cumplir una o más funciones dentro de la operación. Las localidades con mayor presencia de bicitaxis son Kennedy y Bosa, concentran el 64 % del total de vehículos.
La incertidumbre sobre las nuevas reglas
Las manos de Pareja parecen instrumentos multiusos que bien pueden cambiar de labor en cuestión de minutos. En un momento, puede pasar de soldar un marco de bicitaxi, a agarrar un par de tornillos con polo a tierra para trabajar en un último encargo que le llegó. “A propósito de la nueva norma, un cliente me trajo el carro para pasarlo de gasolina a un motor 100 % eléctrico. El todavía no lo sabe, pero con esa maniobra se está adelantando a la nueva norma. Eso sí, este trabajo se lo estoy haciendo por cerca de un milloncito, aunque se me puede ir más si necesito más cosas en el camino”, explica.
Pareja se refiere a una de las nuevas especificaciones que exige la circular del Ministerio de Transporte para bicitaxis con pedaleo asistido con motor. De acuerdo con la nueva circular, los vehículos con motor deberán contar con un sistema eléctrico, de no más de 0.50 Kw, y que tenga velocidad límite de 25 kilómetros por hora. En la flota actual de vehículos, al menos en la ciudad de Bogotá, esta realidad solo está al alcance de unos pocos. Si bien, un vehículo eléctrico tiende a exigir un menor coste de operación respecto al de la gasolina, existe, de acuerdo con cálculos de Pareja, un 90 % de vehículos que ya funcionan con motores a gasolina.
“Cuando recién comenzó el auge de los carritos a motor, pues todos instalaban motores de gasolina porque eran más fáciles de conseguir, usted solo necesitaba comprar el galón en las bombas, y listo, ya lo tenía para trabajar. El mantenimiento lo puede hacer en un taller y el vehículo le da una potencia que le alcanza para mover hasta 4 pasajeros por viaje y sacarle un buen rendimiento. Eso no por no hablar de que la mayoría de estos motores vienen de motos robadas, entonces el mercado negro amplía la disponibilidad y por ende la circulación de este tipo de bicitaxis”, apostilla Pareja.
De esta manera, a ese 90 % de vehículos que ya operan con gasolina, les tocaría sacar cerca de un millón de pesos para hacer la migración hacia el motor eléctrico. Empero, esta factura, solo sería el principio de una gabela de modificaciones para conseguir el tan ansiado permiso que los inhiba de ser detenidos y hasta inmovilizados.
La circular también exige un parachoques, un sistema eléctrico de mando que controle las luces, las direcciones, el velocímetro y hasta la bocina y el timbre de pasajeros (elementos que la gran mayoría de bicitaxis no tiene). Adicional, la circular exige que no se puedan llevar más de tres pasajeros y que el vehículo no pese más de 250 kilos cuando, explica pareja, hay bicitaxis que pueden llegar a pesar más de 300 kilos porque fueron adecuados para llevar más pasajeros. Lo anterior, evidentemente, disminuye el margen de ganancia en un momento en el cual, los gastos por modificaciones, serán elevados y no darán espera. Eso sin contar los cinturones de seguridad y otras adecuaciones estructurales adicionales.
“Yo he hecho mis cuentas y, más o menos, homologar un bicitaxi a como lo pide esa circular, costaría entre $2.500.000 y $5.000.000 por vehículo. Incluyendo mano de obra y propina (risas)”, afirma Pareja, mientras se rasca la cabeza. Aunque pueda parecer que la nueva normativa le traerá más trabajo a su taller, a él le preocupa hasta qué punto tendrá la licencia para realizar esas modificaciones.
“Los requisitos también piden a los fabricantes tener tarjetas de acreditación, distribución de pesos, planos y especificaciones técnicas. Yo he aprendido el oficio a punta de experiencia y de aprender de los demás, pero yo no me sentiría en la capacidad de emitir esos documentos. Solo cuento con dos asistentes, que a duras personas terminaron el bachillerato y, como yo, no son capaces ni de coger una hoja de papel y un lápiz para hacer un plano. Básicamente, nuestra idea está en la cabeza, y requeriríamos ayuda del gobierno para aprender cómo hacer eso. No soy solo yo, los otros 15 o 20 talleres de especializados en bicitaxis que hay en Bogotá”, relata Pareja.
¿Cómo va la Secretaría de Movilidad en este proceso?
El Espectador consultó con la Secretaría sobre cómo ha sido la recepción de estas especiaciones, ante lo cual la cartera respondió que todavía se encuentra haciendo los análisis del caso con el fin de aterrizar lo dispuesto en la circular a la ciudad de Bogotá. Mientras tanto, los duelos de bicitaxis señalan que los operativos de inmovilización continúan y que, en muchas ocasiones, sus bicitaxis se pierden tras ser decomisados por las autoridades sin ningún tipo de explicación.
Continúa la jornada de trabajos en el taller de Jimmy Pareja. Suena un popurrí inaudible de vallenatos inaudibles. Los propietarios que llegan a hacerle la visita y a consultar por sus encargos, se unen a la charla sobre la circular del ministerio. Algunos con sorpresa, otros con estupor, y otros con el silencio inherente de los cálculos mentales, luego de escuchar tantos ceros. Por el momento reina la tranquilidad, y Pareja dice tener trabajo de sobre para este y el próximo año. Y, más sin embargo, mientras habla de más detalles sobre las nuevas reglas, se pregunta si su negocio podrá acoplarse, así como fue capaz de enviar vehículos de este tipo al otro límite de la ciudad, hasta donde incluso otros motorizados con más capacidad se niegan a ir.
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