Ola de sicariatos en Bogotá: reportaron seis casos en un mes, ¿qué ocurre?
El último de estos hechos, que ocurrió a plena luz del día y en una transitada vía, encendió las alarmas en la ciudadanía e impone un reto para las autoridades. Ajustes de cuentas, entre las causas más probables de la oleada.
Mientras la coyuntura de escasez del agua se lleva casi todos los reflectores, una ola de asesinatos se ha ido acrecentando en paralelo y de manera sigilosa, en índices de asesinatos que son a todas luces alarmantes. Desde 30 de agosto hasta hoy, primero de octubre, se registraron en la ciudad seis casos de sicariato. Los hechos, uno más violento que el anterior, tuvieron como factor común el rápido modo de operación de los criminales, que alcanzaron a sus víctimas en plena vía pública.
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Mientras la coyuntura de escasez del agua se lleva casi todos los reflectores, una ola de asesinatos se ha ido acrecentando en paralelo y de manera sigilosa, en índices de asesinatos que son a todas luces alarmantes. Desde 30 de agosto hasta hoy, primero de octubre, se registraron en la ciudad seis casos de sicariato. Los hechos, uno más violento que el anterior, tuvieron como factor común el rápido modo de operación de los criminales, que alcanzaron a sus víctimas en plena vía pública.
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Esta caja de pandora criminal se abrió el 30 de agosto, cuando un recluso, que estaba de permiso, fue asesinado a bordo de un vehículo en plena autopista Norte con calle 222. Según la Policía, la víctima cumplía condena de 40 años en la cárcel de Cómbita, Boyacá, por los delitos de homicidio y porte de armas de fuego. “Tenía permiso por 72 horas”, detallaron. El sujeto había salido el 30 de agosto e iba entrando a Bogotá, pero lo venían siguiendo. Una persona que se movilizaba junto con el occiso en el vehículo sobrevivió a la ráfaga de los sicarios y lo alcanzaron a atender en el Hospital Simón Bolívar.
Once días después, dos sujetos fueron baleados en la recién estrenada avenida Guayacanes con calle 59 sur. Las primeras versiones de los hechos señalas que, al parecer, las dos personas fueron atacadas por sujetos que se movilizaban en una motocicleta, quienes lograron escapar una vez perpetraron el crimen. Según le confirmó una vecina de la zona a El Espectador, en el punto donde sucedieron los hechos, se reúnen los bicitaxistas del sector, así como vendedores informales de frutas y verduras.
“Eso pasó luego de las 3:00 p.m. Lo que dice la gente del barrio es que puede tratarse de un ajuste de cuentas entre gente que anda metida con las bandas que venden drogas en la zona. Lo que pasa es que en ese mismo sector, hace un tiempo, mataron a varios muchachos por esos mismos problemas, pero hace rato que no pasaba algo así y, la verdad, es que esto es muy preocupante. Bosa se le salió de las manos a las autoridades hace rato, esto acá parece tierra de nadie. La delincuencia se adueñó de nuestros barrios y no hay quien los saque”, señaló la testigo.
Dos casos de sicariato y tres muertos no fueron suficientes. Una semana después del doble homicidio en Bosa, dos individuos recibían impactos de bala mientras se encontraban caminando en una calle concurrida, en plenas 4:000 de la tarde, del barrio San Francisco, de Ciudad Bolívar. De acuerdo con la información que dio la Policía Nacional, las víctimas se encontraban departiendo en vía pública, cuando fueron interceptados por un sujeto armado quien, tras cruzar unas palabras con las víctimas, la emprendió a disparos.
Los dos hombres agredidos intentaron escapar, pero el asesino los persiguió y los hirió de muerte. El sujeto aprovechó la alta afluencia de gente en la zona y, tras confundirse entre la multitud, escapó. Las autoridades llegaron minutos después y trasladaron de inmediato a los heridos al hospital de Meissen. Minutos después, el equipo médico confirmó que uno de ellos falleció. El calendario marcaba que, al finalizar el 20 de septiembre, ya eran cuatro las víctimas por ataques selectivos. Sin embargo, todavía faltaba el remate de mes.
En una semana, cuatro personas más fueron asesinadas. La primera, en el barrio El Muelle, de la localidad de Engativá, la noche del 26 de septiembre. En este sector, cuatro individuos, que se movilizaban en dos motociclistas, persiguieron por varios minutos a un ciudadano, que también iba en moto. Los videos de las cámaras de seguridad muestran que a la víctima la alcanzaron después de unas cuadras y fue asesinada a sangre fría.
Un día después, mataron a dos ciudadanos de nacionalidad extranjera al interior de un paga diario, en Bosa. Finalmente, el primer día de octubre, la Policía Metropolitana de Bogotá confirmó un nuevo caso de sicariato en vía pública. Un hombre, que se movilizaba en un vehículo particular, fue baleado por sicarios, que iban a bordo de una motocicleta. Debido a la gravedad del ataque, la víctima no alcanzó a ser trasladada a un centro médico.
Panorama negro
De acuerdo con cifras del Distrito, los índices globales de homicidio en la ciudad, entre enero y julio de este año, han sufrido un leve aumento. En el 2023 fueron 633 asesinatos, mientras que en 2024 van 755 a corte de septiembre.
Este tipo de crímenes ha sido frecuente. “El pico más alto en los últimos años se dio entre 2022 y 2023, periodo en el cual, solamente en Bogotá se hallaron más de 50 cuerpos embolsados o desmembrados. Teniendo en cuanta que en el 2021 se desarticularon bandas completas dedicadas a múltiples formas delictivas como Gancho Mosco, Gancho Homero, Los paisas, Las Gordas, Los Parnaso, esto derivo en disputas ente bandas por el control territorial”, señala Andrés Nieto, director del observatorio de seguridad de la Universidad Central.
Señala la Policía que entre las 6:00 p.m. y la medianoche es el lapso donde ocurren la mayoría de los casos; que el 38 % responden a disputas entre bandas, por el control territorial; el 31 % son por intolerancia, y Bosa, Kennedy y Santa Fe son las localidades con más muertes violentas. Asimismo, llama la atención que el 59 % se cometieron con arma de fuego y un 32 % con arma blanca, dato que demuestra que el tráfico ilegal de armas sigue fuerte en la ciudad.
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