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Sobre las incertidumbres en las medidas promulgadas desde el Ministerio de la Cultura, publiqué la última semana de mayo una columna titulada “El valor del ocio creador” la cual alborotó el avispero entre lectores del sector artístico, acaso porque afirmo que tanto el gobierno como los representantes de los sectores artísticos procuran, de buena fe, trazar el devenir cultural del país desde una concepción contingente, acomplejada del ser artista, del quehacer y del poder del arte.
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No me retracto de mi postura y solo rectifico la frase que puse en boca de la primera dama, que es suposición mía y su tono insolente no corresponde a su personalidad.
Ahora bien. Vuelvo al asunto sin salvedades ni desagravios, en cambio, pleno de entusiasmo, les comparto el optimismo que me alentó mi viejo amigo el músico Jorge Sossa, fundador del grupo Nueva Cultura y director de la escuela con el mismo nombre, quien actualmente es coordinador del área de música del ministerio.
El hecho es que, confiando en la voluntad participativa del gobierno del cambio, Jorge Sossa abogó por las músicas regionales y populares desde los días del empalme ministerial y luego haciéndose escuchar en instancias decisorias del nuevo ministerio. Se enorgullece de haber integrado la comisión que instauró la Mesa Nacional Vinculante de su área. Así me refirió lo logrado:
“La Mesa Nacional Vinculante ha permitido renovar las prácticas colaborativas de la Política Pública Cultural en el país a partir de 74 encuentros en los que participaron 619 asistentes, lo cual demuestra el interés y la voluntad de los agentes de la comunidad musical.
Además, se ha avanzado en la construcción de políticas y programas fundados en el compartir de conocimientos, una característica fundamental de la vida cultural en los territorios, pues son las comunidades las que indican, diseñan, implementan y renuevan”.
Agregando: “Por ello, en la segunda sesión de la MNV los representantes elegidos en las mesas sectoriales compartieron las propuestas o necesidades identificadas en reuniones pasadas para que sean incluidas en la actualización del PNMC, la Ley de la Música y el programa ‘Sonidos para la Construcción de Paz’”.
Según él, algunas de las propuestas buscaban fortalecer el diseño de políticas plurales con perspectiva de concertación y espacios de decisión descentralizados. Además, solicitaron especial atención con respecto a la creación de normativas para el ecosistema musical que sean incluyentes, diversas y con enfoque de género.
También resaltó la importancia de apostarle a la cooperación internacional, de tal manera que los artistas y gestores musicales puedan visibilizar su trabajo en el exterior.
“A partir de estas propuestas se generará un documento de políticas prioritarias para el campo musical, que será socializado en todo el país y se implementará bajo la coordinación del Grupo de Música del ministerio”, afirmó.
Con más entusiasmo me anunció que el 22 de junio en la Sala Mallarino del Teatro Colón se realizará el primer foro preparatorio al Congreso Nacional de Música 2023.
Confieso que mi optimismo lo alienta la confianza en que los representantes del sector corresponden a la diversidad regional y ya no a los vicios del centralismo. Que fundamentaron sus propuestas huelga de mezquindades sectarias y/o ideológicas, pensando en legar condiciones promisorias para las nuevas generaciones que año tras año egresan por centenas de las facultades y escuelas de música o forjados al fragor de las tradiciones.
En igual sentido, confío en que el o la ministra en propiedad, así como sus funcionarios, no priorizarán lo vinculante con criterios políticos sino garantizando la perdurabilidad de las medidas, de las obras y en general de los beneficios.
Ojalá sea ejemplar el que los músicos se hayan puesto las pilas oficiando su derecho constitucional a la participación democrática, esa es la ruta para que el Estado y la sociedad asuma la cultura como lo que es, un valor ético factor humanizador y de desarrollo coherente con la bioexistencia planetaria.
***NOTA COMPLEMENTARIA
Antecito de enviar esta columna al periódico, me llegó un mensaje de otro colectivo de artistas, que con criterio gremial han consensuado propuestas y demandas que solicitan sean atendidas por el ministerio.
De mi parte, me corresponde mostrar, en lo posible, varios lados del panorama. Entonces, justo es que presente aquí el encabezado del texto que me enviaron.
Asamblea nacional por la Reforma al Arte y la Cultura
“Desde el 9 de abril se inició una gesta por la dignificación del movimiento cultural colombiano que motivó la creación de la Asamblea Nacional por la Reforma Estructural al Arte y la Cultura.
Hoy somos 769 participantes preocupadas por conseguir bienestar y calidad de vida para salir de la marginalidad y precarización en la que se encuentran muchos artistas, gestores y cultores, sobre todo en las regiones; porque como alguien de la Asamblea lo dijo: ‘El hambre nos unió’.
Estamos en la tarea de revisar la Ley 397 y resoluciones, decretos y actos administrativos conexos en todo el territorio a fin de reformar el marco para que atienda nuestras condiciones de intermitencia y temporalidad y el sistema de seguridad social del artista (pensión, salud, subsidios de desempleo, caja de vivienda, capital semilla, etc.)”
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