Opinión: Bogotá empieza a desembotellarse
La decisión del Concejo de Bogotá gracias a la iniciativa de alcalde Carlos F. Galán de retomar el necesarísimo proyecto de la ALO es una maravillosa noticia para los bogotanos, en especial para los millones de ellos que se hallan sitiados vialmente en el borde occidental de la ciudad y para quienes nos visitan.
Ricardo Felipe Herrera Carrillo
En Colombia son contadas las obras e inversiones que resultan de una planificación y menos de largo plazo. Como aquellas requieren del compromiso y gestión de varias administraciones y, generalmente, ellas no coinciden en los mismos propósitos y visión de país o ciudad, lo que estamos acostumbrados a observar es como el mandatario de turno que sucede a quién culmina su periodo en lugar de construir sobre lo construido procura a como dé lugar destruir de manera empírica lo que su antecesor con seriedad avanzó para comenzar de cero o, incluso, para no hacer nada porque no sabe qué hacer.
LEA: ALO Norte y Transmilenio por la séptima: más vivas que nunca
La capital es un caso sui generis, pero no se escapa de lo propio. En las últimas tres décadas salvo en la primera y segunda administración de Enrique Peñalosa, la capital de los colombianos ha navegado a tientas y bajo la dirección de los pálpitos y deseos personales de sus mandatarios. No de una planificación seria.
Con la llegada de Carlos F. Galán a la alcaldía empieza a retomar su rumbo basado en la planificación y, especialmente, retomando los proyectos necesarísimos que desde hace varias décadas fueran pensados y en los uno de sus antecesores avanzó significativamente en el proceso de llegar a concretar, como es el caso de la Avenida Longitudinal de Occidente - ALO, pensada visionariamente desde comienzos de los años sesenta y puesta en marcha de manera concreta hace 25 años por la administración de Enrique Peñalosa, quién dio el paso más difícil como es reservar la zona y comprar los terrenos que permitan la construcción de una obra de la magnitud de esta. El mismo mandatario que concretó y dejó andando la Primera Línea del Metro de Bogotá (PLMB)
LEA: Aprobación de la ALO unió a Petro y Claudia López en contra de Galán
No obstante el crecimiento de la ciudad era previsible desde varias décadas atrás como en efecto los mandatarios de entonces lo comprendieron, también entendieron que era inaplazable planificar, entre muchas otras, la construcción de vías que evitaran que la ciudad quedara embotellada. Entonces se habló de una gran Avenida Circunvalar en el borde oriental de la ciudad y la ALO en el borde occidental de ésta, de manera que el norte y el sur de Bogotá tuvieran robustas conexiones viales para enfrentar el crecimiento de la ciudad como en efecto esto último ocurrió.
La Avenida Circunvalar tuvo muchísimos opositores y, finalmente, hace décadas fue una realidad pero muy disminuida con los escasos dos carriles en cada sentido que conocemos desde la calle 92 hasta la calle 12 y viceversa. Pero como sería Bogotá sin ella! También como sería si se hubiera construido como aquellos visionarios la pensaron.
Más información: Romper el ciclo de feminicidios en Bogotá: una tarea que atraviesa toda esfera social
La ALO corrió peor suerte, pero gracias al actual Concejo y la iniciativa del alcalde Carlos F. Galán esa suerte puede llegar cambiar y la ciudad podrá eventualmente contar con una verdadera avenida que conecte la ciudad de norte a sur por el borde occidental que, dicho sea de paso, es el más embotellado o atorado en el estricto sentido de la palabra, dándole continuidad a lo que Enrique Peñalosa puso en marcha efectiva hace casi tres décadas.
Negar que la ciudad se halla sitiada por quienes ejercen la oposición al progreso y tienen como bandera que nada se debe tocar o hacer so pretexto de la protección al ambiente, pero que tampoco dan soluciones efectivas, es una testarudez. Y lo es más quedarse quietos frente a estos torpes activistas. Bogotá necesita vías estructurales y hay que construirlas, sin que ello implique destrozar el ambiente. El reto de la ingeniería es ese precisamente, pero la solución no es no hacer nada y obstruir toda inicitaiva.
En Colombia son contadas las obras e inversiones que resultan de una planificación y menos de largo plazo. Como aquellas requieren del compromiso y gestión de varias administraciones y, generalmente, ellas no coinciden en los mismos propósitos y visión de país o ciudad, lo que estamos acostumbrados a observar es como el mandatario de turno que sucede a quién culmina su periodo en lugar de construir sobre lo construido procura a como dé lugar destruir de manera empírica lo que su antecesor con seriedad avanzó para comenzar de cero o, incluso, para no hacer nada porque no sabe qué hacer.
LEA: ALO Norte y Transmilenio por la séptima: más vivas que nunca
La capital es un caso sui generis, pero no se escapa de lo propio. En las últimas tres décadas salvo en la primera y segunda administración de Enrique Peñalosa, la capital de los colombianos ha navegado a tientas y bajo la dirección de los pálpitos y deseos personales de sus mandatarios. No de una planificación seria.
Con la llegada de Carlos F. Galán a la alcaldía empieza a retomar su rumbo basado en la planificación y, especialmente, retomando los proyectos necesarísimos que desde hace varias décadas fueran pensados y en los uno de sus antecesores avanzó significativamente en el proceso de llegar a concretar, como es el caso de la Avenida Longitudinal de Occidente - ALO, pensada visionariamente desde comienzos de los años sesenta y puesta en marcha de manera concreta hace 25 años por la administración de Enrique Peñalosa, quién dio el paso más difícil como es reservar la zona y comprar los terrenos que permitan la construcción de una obra de la magnitud de esta. El mismo mandatario que concretó y dejó andando la Primera Línea del Metro de Bogotá (PLMB)
LEA: Aprobación de la ALO unió a Petro y Claudia López en contra de Galán
No obstante el crecimiento de la ciudad era previsible desde varias décadas atrás como en efecto los mandatarios de entonces lo comprendieron, también entendieron que era inaplazable planificar, entre muchas otras, la construcción de vías que evitaran que la ciudad quedara embotellada. Entonces se habló de una gran Avenida Circunvalar en el borde oriental de la ciudad y la ALO en el borde occidental de ésta, de manera que el norte y el sur de Bogotá tuvieran robustas conexiones viales para enfrentar el crecimiento de la ciudad como en efecto esto último ocurrió.
La Avenida Circunvalar tuvo muchísimos opositores y, finalmente, hace décadas fue una realidad pero muy disminuida con los escasos dos carriles en cada sentido que conocemos desde la calle 92 hasta la calle 12 y viceversa. Pero como sería Bogotá sin ella! También como sería si se hubiera construido como aquellos visionarios la pensaron.
Más información: Romper el ciclo de feminicidios en Bogotá: una tarea que atraviesa toda esfera social
La ALO corrió peor suerte, pero gracias al actual Concejo y la iniciativa del alcalde Carlos F. Galán esa suerte puede llegar cambiar y la ciudad podrá eventualmente contar con una verdadera avenida que conecte la ciudad de norte a sur por el borde occidental que, dicho sea de paso, es el más embotellado o atorado en el estricto sentido de la palabra, dándole continuidad a lo que Enrique Peñalosa puso en marcha efectiva hace casi tres décadas.
Negar que la ciudad se halla sitiada por quienes ejercen la oposición al progreso y tienen como bandera que nada se debe tocar o hacer so pretexto de la protección al ambiente, pero que tampoco dan soluciones efectivas, es una testarudez. Y lo es más quedarse quietos frente a estos torpes activistas. Bogotá necesita vías estructurales y hay que construirlas, sin que ello implique destrozar el ambiente. El reto de la ingeniería es ese precisamente, pero la solución no es no hacer nada y obstruir toda inicitaiva.