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El periodo enero – junio de 2022 es el primer semestre en que la administración de Claudia López debe gestionar la seguridad y la convivencia en condiciones de plena disponibilidad del espacio público y de su usufructo social. Una condición desafiante para el análisis del estado de la seguridad que requiere una observación combinada del comportamiento de los registros delictivos y su distribución geográfica en la ciudad, teniendo en cuenta los años 2021 y 2019.
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En este sentido, uno de los casos más interesantes es hurto a personas, delito de alto impacto en la sensación de seguridad, que aumentó 12,7 % frente al mismo periodo del año anterior. Si bien a primera vista es un resultado negativo, cuando se compara con 2019 -año base prepandemia- muestra una disminución de poco más de 12.000 casos, razón por la cual es posible señalar que su incidencia en una ciudad completamente ocupada ha disminuido.
Al desagregar por localidades este delito también presenta un cambio positivo frente a 2021, año en el cual 19 de las veinte localidades registraron aumentos durante el periodo en el registro de hurtos. En 2022, 4 de las 20 localidades de la ciudad muestran disminución de registros (San Cristóbal, Bosa, Antonio Nariño y Ciudad Bolívar).
Aunque en la lucha contra este delito aún no se han resuelto sus claves estos elementos permiten indicar que la administración ha logrado impactar sobre su velocidad de expansión. La clave para quebrar la dinámica de este delito está en una intervención sostenida sobre el centro ampliado (Chapinero-Santa Fe-Teusaquillo-Barrios Unidos -Los Mártires) donde se presentaron los mayores aumentos en registros.
En lo que respecta al hurto a comercios (-36%), residencia (-29,4%) y bicicletas (-21,4%) los registros demuestran una mejoría significativa respecto al mismo periodo del año anterior. De estos delitos solo el indicador de bicicletas empeora una localidad puntual: Fontibón. De resto en todas las localidades caen los registros para estos crímenes. Comparado con el primer semestre del 2019, solo bicicletas es más alto en 49 registros, los demás registran caídas de hasta 6.000 casos.
Esto trae varias buenas noticias asociadas. La caída sostenida del hurto de bicicletas de su pico en el mismo periodo de 2021 y la consolidación de la tendencia a la baja iniciada en pandemia para los comercios y residencias -incluso con el regreso de los bogotanos al trabajo y la educación presencial-. Las localidades donde se registra una mejoría más amplia en estas dimensiones son Kennedy y La Candelaria.
El hurto de automotores y motocicletas sigue siendo un desafío para la ciudad. En la comparación contra 2021 el primero aumenta un 1% y el segundo un 2%. Si bien los crecimientos no son marcados, la tendencia al alza no se logra quebrar y en el caso de motocicletas los hurtos son los más altos desde 2018.
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La franja occidental de la ciudad sigue siendo un desafío para las autoridades si quieren impactar positivamente este delito. Asimismo, el control de las salidas de la ciudad. Dado que este es un comportamiento reiterativo, se extraña el desarrollo de capacidades de control de movimiento de placas en puntos de acceso a la ciudad, así como una campaña intensiva de vigilancia y control en núcleos de comercialización y servicios para estos vehículos.
Por su parte la extorsión registró una caída del 13,2 %. Esta es una variable sobre cuyo comportamiento requiere permanente atención dada la poca denuncia y las dificultades en el registro. No obstante, al hacer un análisis de la distribución geográfica es posible señalar que en el primer semestre de 2022 del total de las localidades 12 presentan disminución, frente a una sola en 2021. Las localidades donde este delito presentó mayores aumentos fueron: Los Mártires, Rafael Uribe Uribe, Ciudad Bolívar, Usme y Bosa.
La violencia sexual, intrafamiliar y las lesiones personales siguen siendo el desafío más desatendido de la ciudad en seguridad. Mas del 70% de las localidades registran aumentos respecto al 2021. En el caso de las lesiones personales la tendencia al alza se mantiene. En el caso de las otras dos, 2022 tiene los mayores registros desde 2018.
Finalmente hay que observar el homicidio, indicador más representativo de un contexto de seguridad y prueba ácida para evaluar la comprensión de las autoridades del contexto de seguridad. El primer semestre de 2022 registró una reducción del 16% frente al mismo periodo del año anterior, siendo este el mejor resultado desde 2018. Este resultado es impulsado por una reducción de los asesinatos en 13 de las 20 localidades. La acción de desarticulación de bandas delincuenciales y de sicarios parece estar dando sus primeros resultados.
El primer semestre de 2022 deja ver señas de la consolidación de un camino de mejoría para la seguridad de la ciudad. Mantener el rumbo requiere seguir fortaleciendo las capacidades, mantener el diálogo fluido y la coordinación entre Alcaldía, Policía y Fiscalía, y seguir profundizando en el conocimiento de las amenazas a la seguridad y sus dinámicas de control social y económico.
Asimismo, hacer una lectura realista sobre los impactos que puede tener la agenda de seguridad del nuevo gobierno nacional plagada de distractores. La coordinación con este lejos de ser complaciente debe estar determinada por el conjunto de lecciones que la administración López le ha costado tanto aprender.
La administración distrital enfrenta el desafío de consolidar una mejoría sostenible de la seguridad.
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