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Para responder a la pregunta por cuál sería el mejor modelo de salud para Bogotá, sin ninguna duda que este debería enfocarse en mantener su población sana y prevenir las enfermedades, lo que no se hace con hospitales ni con personal médico. Atender a los enfermos, que también es muy importante, es otro tema del que hablaré en otra ocasión.
Lo primero es saber de qué se enferman y mueren los bogotanos y cuáles son las principales causas asociadas. Hoy, el 80% son por patologías crónicas y degenerativas comunes al envejecimiento, seguido por el trauma derivado de la violencia intencional y los accidentes de tránsito. Luego, las complicaciones durante el embarazo, parto, postparto y en los niños menores por problemas digestivos, nutricionales y respiratorios.
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Las causas sociales asociadas a las anteriores condiciones se derivan del sedentarismo, los malos hábitos alimenticios, el consumo de alcohol, la inseguridad vial, la mala calidad del aire y la falta de cuidado a la niñez. Aunque las acciones para combatir estos flagelos parecerían obvias y se han venido realizando, ha faltado un trabajo conjunto y coordinado de todos los sectores y una visión de largo plazo que garanticen la continuidad de las acciones.
Por ejemplo, se requiere que la gente utilice más la bicicleta, camine más y utilice menos los vehículos, que tiene un efecto doble de combatir el sedentarismo y también la contaminación del aire. Esto requiere de más ciclorrutas y vías peatonales seguras, un mejor sistema de transporte público y estímulos y facilidades para que la gente lo haga.
La violencia intencional y accidental está asociada al consumo de alcohol y se concentra en sitios específicos de la ciudad. Allí deberían desplegarse acciones conjuntas con la participación de los empresarios para controlar la venta de alcohol en función del nivel de violencia observado y el porte de armas en establecimientos. De otro lado, controlar la velocidad mediante reductores y límites máximos y de elementos de protección personal en los motociclistas.
Las mujeres y los niños requieren de especial protección. Sobre todo, aquellas trabajadoras y más vulnerables que no tienen como cuidar de sus hijos. Se requieren más y mejores centros de cuidado a niños y establecimientos educativos con jornada extendida y atención nutricional, mejor accesibilidad al control natal y la planificación familiar y el fortalecimiento de redes sociales para identificar tempranamente a mujeres y niños en riesgo.
Finalmente, casi toda la población se alimenta en establecimientos públicos con dietas ricas en grasas y azúcares, y bajas en frutas y verduras. Se debería adelantar una acción conjunta con estímulos y disposiciones para que todos los restaurantes ofrezcan menús saludables como condición para ser certificados como de alta calidad.
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Se requiere voluntad, continuidad, coordinación y la acción conjunta de autoridades, empresarios y ciudadanos, muchos países ya lo hacen. Es hora de dejar de trapear el piso en vez de reparar la gotera en el techo, lo que es la diferencia entre tratar los síntomas y curarlos desde su raíz.
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