
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Al llegar a la Plaza de Bolívar de Bogotá y observar a las personas arrojar maíz a las palomas y luego extender sus brazos para tomarse fotos, práctica en la que suelen incluir a los niños que les acompañan, no deja uno de preguntarse por la razón para tanto silencio por parte de quienes se hacen famosos por defender a los animales.
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Si se tratara de un perrito o un gato, no cabe la menor duda que los “animalistas” saldrían en redes a protestar y organizarían marchas en defensa de estos seres, pero, como se trata de unas palomas, ¿de malas? ¿Pueden llorar?
Es la hora y el momento para que los animalistas se pronuncien al respecto porque aquí hay una mala práctica y mala convivencia con las palomas, en primer lugar, porque el maíz no es su alimento natural, y en segundo lugar porque una evidente acumulación de estos seres en determinados puntos de la ciudad, como la Plaza de Bolívar, por ejemplo, puede traer males en la salud de quienes por temas de trabajo permanecen en este lugar durante más de cinco horas.
Los perros y los gatos no son los únicos animales que hay que cuidar, el conjunto de este tipo de seres vivos va más allá e incluye, ratones, serpientes, escorpiones y hasta cucarachas así estos últimos poco agraden, y jamás he visto o escuchado a los animalistas defender su función en los ecosistemas.
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Esperaría además que las entidades del Distrito que tienen que ver con este asunto realicen fuertes campañas que concienticen a la ciudadanía de lo necesario que es modificar las malas prácticas en temas de convivencia con algunos tipos de animales, en este caso las aves, que, como las palomas, se alimentan de insectos no de maíz.
Aquí se requiere de constantes y diferentes campañas de cultura ciudadana en este aspecto.
Cuando en Bogotá se habla de cultura ciudadana, se piense o se cree que esto se limita exclusivamente al comportamiento de las personas en el transporte urbano y resulta que esto se extiende a todos los ámbitos en la vida del ser humano, que incluye además la convivencia con los animalitos.
Ojalá que muy pronto los bogotanos y bogotanas nos concienticemos de lo necesario que es el modificar la convivencia con aves como las palomas.
Cambiando de tema: Una vez más, el Gobierno Nacional deja ver sus ganas de atravesarse a las obras en Bogotá como la primera línea del metro, el regiotram de occidente y la ampliación del TransMilenio por la Calle 13, y para esto utiliza la negación de la reforma tributaria, excusa que le llega como anillo del dedo.
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