Opinión: El Campín es de toda Bogotá, no de los futboleros.
Es insensato utilizar exclusivamente un predio público como el estadio El Campín para el desarrollo de un negocio privado como el fútbol.
Felipe Jiménez Ángel
Es absurdo creer que un estadio como El Campín solo se pueda usar para el fútbol. Los estadios a lo largo de todo el mundo son escenarios multipropósito, en ellos se realizan actividades culturales, musicales, deportivas y en muchos casos, son el escenario que alberga familias afectadas por desastres naturales.
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Bogotá es una de las ciudades con mayor actividad cultural en América Latina, de hecho, el PIB generado por el sector cultura en nuestra ciudad es superior al generado por el sector de la construcción. Bogotá desde hace varios años ha tenido un crecimiento fenomenal en la realización de espectáculos públicos, al año se pueden hacer más de 5.000 actividades culturales, y en particular los conciertos, le dejan a la ciudad cerca de $28.0000 millones en impuestos cada año.
Tengamos algo claro, Bogotá es la capital de los grandes eventos en nuestro país.
El fútbol es un negocio privado y El Campín un predio público. Lo correcto en este sentido es que varias actividades confluyan en el mismo escenario. Hoy existe la tecnología para hacer conciertos sin que haya una afectación que altere el cronograma futbolero de nuestra ciudad.
Así como los hinchas de Millos y Santa Fe tienen la oportunidad de ir al estadio cada semana, los amantes de la música y de los grandes espectáculos deben tener la oportunidad de gozar, bailar y vibrar con los grandes artistas que vienen a nuestra ciudad.
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Los Bogotanos tenemos el enorme privilegio de tener cada semana conciertos y actividades culturales de primer nivel. La alianza público-privada del coliseo Movistar Arena ha demostrado ser exitosa, Bogotá tiene los festivales musicales gratuitos más grandes de la región, este año tuvimos el privilegio de tener el Estéreo Picnic en el Parque Simón Bolívar, y hace pocos días, miles de bogotanos vibraron en El Campín con el concierto de Karol G.
Cuando hay un concierto de talla mundial en El Campín siempre hay voces (cada vez menos afortunadamente) que critican injustificadamente la realización de estos eventos, para ellos y ellas, El Campín debe ser usado únicamente para ver rodar la pelota. Para ellos la música y la cultura riñe con el fútbol; para ellos, el fútbol, un negocio privado, está por encima de las prioridades de una ciudad.
Es verdad que en el pasado, después de un concierto, la gramilla del estadio ha quedado con afectaciones, pero también es verdad, que estas afectaciones se han venido reduciendo drásticamente con el pasar de los años y con el uso de mejor tecnología. El año pasado vimos grandes eventos en El Campín: Carlos Vives, The Weeknd, Monsters of Rock, Viva la Salsa y muchos más, ninguno de ellos afectó de fondo el calendario futbolero. Lo que terminó afectando la gramilla fue una bacteria que se generó por los cambios tan drásticos en la temperatura ocurridos a mediados de mayo 2023, afortunadamente este impase se superó rápidamente.
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Bogotá debe y puede seguir recibiendo grandes conciertos, El Campín tiene las condiciones para hacerlo, para recibir a miles de ciudadanos, bogotanos y turistas, y para demostrar que la cultura y la música puede convivir con el fútbol. En el mundo no solamente hay hinchas de equipos de fútbol, hay hinchas de la música que esperan con ansias ver a sus ídolos y artistas cantar en Bogotá, cantar en El Campín.
Pero no nos digamos mentiras, El Campín es un escenario viejo, antiguo e incómodo. Por eso el año pasado se logró concretar la alianza público-privada para construir un nuevo escenario, mucho más moderno, con más capacidad y con todas las condiciones técnicas para permitir la convivencia entre el fútbol y la música. El nuevo Campín sin duda alguna será una de las obras más icónicas de nuestra ciudad, esperamos que la obra inicie pronto y que en el corto plazo podamos contar con el estadio más moderno de Colombia.
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Lo más interesante de esta obra no es el estadio, sino todo lo que va a pasar alrededor del mismo. Se va a construir un auditorio para la Orquesta Filarmónica de Bogotá con capacidad para 2.500 personas, habrá un hotel, espacios para la realización de actividades deportivas, una zona de comidas amplia y se renovará todo el espacio público de la zona.
El Campín se convertirá en uno de los mejores centros culturales de la ciudad. Si el futbol quiere escenarios exclusivos, la única manera de lograrlo, es que los equipos de fútbol con sus propios recursos construyan sus estadios.
El Campín es para toda la ciudad, no para unos pocos que nos gusta ir a alentar y a ver fútbol
Es absurdo creer que un estadio como El Campín solo se pueda usar para el fútbol. Los estadios a lo largo de todo el mundo son escenarios multipropósito, en ellos se realizan actividades culturales, musicales, deportivas y en muchos casos, son el escenario que alberga familias afectadas por desastres naturales.
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Bogotá es una de las ciudades con mayor actividad cultural en América Latina, de hecho, el PIB generado por el sector cultura en nuestra ciudad es superior al generado por el sector de la construcción. Bogotá desde hace varios años ha tenido un crecimiento fenomenal en la realización de espectáculos públicos, al año se pueden hacer más de 5.000 actividades culturales, y en particular los conciertos, le dejan a la ciudad cerca de $28.0000 millones en impuestos cada año.
Tengamos algo claro, Bogotá es la capital de los grandes eventos en nuestro país.
El fútbol es un negocio privado y El Campín un predio público. Lo correcto en este sentido es que varias actividades confluyan en el mismo escenario. Hoy existe la tecnología para hacer conciertos sin que haya una afectación que altere el cronograma futbolero de nuestra ciudad.
Así como los hinchas de Millos y Santa Fe tienen la oportunidad de ir al estadio cada semana, los amantes de la música y de los grandes espectáculos deben tener la oportunidad de gozar, bailar y vibrar con los grandes artistas que vienen a nuestra ciudad.
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Los Bogotanos tenemos el enorme privilegio de tener cada semana conciertos y actividades culturales de primer nivel. La alianza público-privada del coliseo Movistar Arena ha demostrado ser exitosa, Bogotá tiene los festivales musicales gratuitos más grandes de la región, este año tuvimos el privilegio de tener el Estéreo Picnic en el Parque Simón Bolívar, y hace pocos días, miles de bogotanos vibraron en El Campín con el concierto de Karol G.
Cuando hay un concierto de talla mundial en El Campín siempre hay voces (cada vez menos afortunadamente) que critican injustificadamente la realización de estos eventos, para ellos y ellas, El Campín debe ser usado únicamente para ver rodar la pelota. Para ellos la música y la cultura riñe con el fútbol; para ellos, el fútbol, un negocio privado, está por encima de las prioridades de una ciudad.
Es verdad que en el pasado, después de un concierto, la gramilla del estadio ha quedado con afectaciones, pero también es verdad, que estas afectaciones se han venido reduciendo drásticamente con el pasar de los años y con el uso de mejor tecnología. El año pasado vimos grandes eventos en El Campín: Carlos Vives, The Weeknd, Monsters of Rock, Viva la Salsa y muchos más, ninguno de ellos afectó de fondo el calendario futbolero. Lo que terminó afectando la gramilla fue una bacteria que se generó por los cambios tan drásticos en la temperatura ocurridos a mediados de mayo 2023, afortunadamente este impase se superó rápidamente.
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Bogotá debe y puede seguir recibiendo grandes conciertos, El Campín tiene las condiciones para hacerlo, para recibir a miles de ciudadanos, bogotanos y turistas, y para demostrar que la cultura y la música puede convivir con el fútbol. En el mundo no solamente hay hinchas de equipos de fútbol, hay hinchas de la música que esperan con ansias ver a sus ídolos y artistas cantar en Bogotá, cantar en El Campín.
Pero no nos digamos mentiras, El Campín es un escenario viejo, antiguo e incómodo. Por eso el año pasado se logró concretar la alianza público-privada para construir un nuevo escenario, mucho más moderno, con más capacidad y con todas las condiciones técnicas para permitir la convivencia entre el fútbol y la música. El nuevo Campín sin duda alguna será una de las obras más icónicas de nuestra ciudad, esperamos que la obra inicie pronto y que en el corto plazo podamos contar con el estadio más moderno de Colombia.
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Lo más interesante de esta obra no es el estadio, sino todo lo que va a pasar alrededor del mismo. Se va a construir un auditorio para la Orquesta Filarmónica de Bogotá con capacidad para 2.500 personas, habrá un hotel, espacios para la realización de actividades deportivas, una zona de comidas amplia y se renovará todo el espacio público de la zona.
El Campín se convertirá en uno de los mejores centros culturales de la ciudad. Si el futbol quiere escenarios exclusivos, la única manera de lograrlo, es que los equipos de fútbol con sus propios recursos construyan sus estadios.
El Campín es para toda la ciudad, no para unos pocos que nos gusta ir a alentar y a ver fútbol