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Opinión: El poder de las regiones, la clave para combatir el hambre en Colombia

Colombia enfrenta una alarmante realidad de desigualdad e inseguridad alimentaria. Por primera vez, el país ha ingresado a la lista de naciones con altos niveles de Inseguridad Alimentaria Aguda, con un 3% de la población enfrentando graves problemas de acceso a los alimentos, especialmente en áreas rurales.

Ricardo Agudelo Sedano
18 de julio de 2024 - 09:00 p. m.
Las localidades con menor acceso a alimentos nutritivos son Bosa, Suba, Kennedy, Engativá y Usaquén, donde el 48% de los hogares de estrato 1 y el 32% de estrato 2, destinan menos de $600.000 al mes en alimentos.
Las localidades con menor acceso a alimentos nutritivos son Bosa, Suba, Kennedy, Engativá y Usaquén, donde el 48% de los hogares de estrato 1 y el 32% de estrato 2, destinan menos de $600.000 al mes en alimentos.
Foto: Mauricio Alvarado
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Según una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en cooperación con la Embajada de Suecia, Colombia registra una de las distribuciones de ingresos más desiguales y persistentes en el mundo. La baja productividad no ha logrado superar la condición de pobreza que afecta al 60% de la población.

El reto de enfrentar la desigualdad se complica con el bajo nivel de integración y crecimiento económico regional, agravado por la centralización del poder público. El Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, lo explica claramente: “Una economía no se puede manejar de manera centralizada. Un sistema político y económico que no reparte beneficios a la mayoría de los ciudadanos no es sostenible a largo plazo”.

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En Colombia, la desigualdad agrava el problema del hambre y la inseguridad alimentaria, que amenaza especialmente a la niñez. El último Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias de la ONU, en asociación con la Red de Información sobre Seguridad Alimentaria (FSIN), evidenció que Colombia ha ingresado a la lista de países con Inseguridad Alimentaria Aguda. La FAO define esta inseguridad como la falta de acceso regular y permanente a alimentos, en Colombia, 1,3 millones de personas (el 3% de la población) enfrentan niveles graves de inseguridad alimentaria aguda, especialmente en zonas rurales.

Varios son los factores que han incidido para llegar a este panorama tan complejo: pobreza monetaria, desempleo, informalidad, escasez de recursos hídricos, degradación de los suelos, corrupción, conflicto armado, crisis migratoria y la incapacidad de diseñar políticas públicas que aborden adecuadamente estas divisiones sociales y la desigualdad.

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Ante este panorama, la RAP-E Región Central viene implementado el “Plan de Abastecimiento Alimentario”, una apuesta que busca consolidar un sistema de abastecimiento eficiente, sostenible y saludable para la Región Central. Hoy, los territorios asociados a la RAP-E (Bogotá D.C, Boyacá, Cundinamarca, Huila, Meta y Tolima), cuentan con una herramienta de planificación de la producción agropecuaria para la toma de decisiones.

La ejecución de este Plan beneficia la economía de los territorios al mejorar la productividad rural mediante la diversificación, la modernización tecnológica, la innovación y la consolidación de canales de comercialización directos.

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Este es un ejemplo de cómo un enfoque regional es crucial para resolver el problema del hambre y la inseguridad alimentaria en el país. Las regiones tienen necesidades y capacidades específicas que deben ser abordadas de manera particular. La centralización de las políticas alimentarias ha demostrado ser ineficaz para atender las diversas realidades del territorio colombiano. Un enfoque regional permite una respuesta más rápida y adecuada a las crisis locales, promueve la participación de las comunidades en la toma de decisiones y fortalece la economía local al aprovechar los recursos y conocimientos propios de cada región.

El llamado es a fortalecer los procesos de integración regional con políticas públicas que se centren en las necesidades básicas de los ciudadanos, aumenten la protección de los pequeños agricultores, eviten el desperdicio de alimentos (más de un tercio de los alimentos producidos se desperdicia cada día), y se eliminen las barreras comerciales.

La seguridad alimentaria no puede ser garantizada sin una visión regional. El Plan de Abastecimiento Alimentario de la Región Central muestra cómo se pueden generar soluciones sostenibles y equitativas desde los territorios, beneficiando tanto a productores como a consumidores, y sentando las bases para un futuro más justo para todos.

¡Es hora de reconocer el poder de las regiones y actuar juntos para combatir el hambre en Colombia!

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