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Opinión: ¿El principio del fin de la reserva Thomas van der Hammen?

¿Hay que prolongar la avenida Boyacá para evitar el colapso de la movilidad? Ante este reto procedamos como sociedad culta y reunamos especialistas, conservacionistas y desarrollistas para encontrar una solución que no tenga que ver con intervenir la Reserva van der Hammen.

J. Orlando Rangel-Ch
15 de septiembre de 2023 - 02:00 p. m.
Reserva Forestal Thomas van der Hammen
Reserva Forestal Thomas van der Hammen
Foto: Cristian Garavito / El Espectador
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El trazado de la reserva Van der Hammen se definió, tras detallados y documentados estudios, tanto de las condiciones actuales como de la historia paleoecológica de la zona lacustre (centro de la cuenca del río Bogotá). La decisión que se adoptó fue la opción más apropiada sobre todo el territorio, considerado (desde la calle 26 hasta el límite con Chía). El objetivo principal de la reserva es mantener un corredor que sirva de conexión biofísica (biodiversidad, clima) entre los cerros Orientales, la zona de recarga principal del acuífero de la Sabana de Bogotá, la zona plana y el posterior desagüe en el río Bogotá, al occidente, en la zona menos húmeda.

Una revisión muy rápida, que no requiere conocimiento profundo de la teledetección ni de la interpretación de imágenes satelitales, ilustra de manera precisa la importancia de la ubicación, dado la situación actual de poblamiento, urbanización y pérdida por completo del espacio natural en la sabana. Se constituye así, en el último remanente que nos queda para intentar la reconstrucción-restauración de lo que fue este corredor.

Los procederes de las entidades gubernamentales, dependientes de la Alcaldía, adolecen de transparencia y desconciertan las posiciones oficiales asumidas, después de todos los debates de hace varios años sobre las intenciones de intervenir la reserva. Se recomendó, una vez superada esta intentona inicial, en que debería insistirse en la concertación de no progresión de intervención con los ocupantes de parte del territorio, a la vez que desde las entidades oficiales se impulsaran los procesos de restauración, de revegetalización, de reconformación de territorio, entre otros. Salvo jornadas convocadas por los grupos ambientales y de conservación de la naturaleza, para socializar con la comunidad la importancia de la reserva y sembrar individuos de especies vegetales nativas, es casi nula, la acción oficial en este sentido.

Varias universidades con disciplinas relacionadas con la conservación, con la preservación y con los procesos ecológicos en el medio natural de Bogotá estarían dispuestas a colaborar en los programas de recuperación, de revegetalización, de restauración, si se ofrecen los espacios y las condiciones mínimas para desarrollar estas tareas, que no implicarían erogaciones fuertes (tipo contrato de servicios). ¿Cuál es la razón para que no se hayan dado los actos administrativos a nivel de la alcaldía para que no se inicie el proceso, mientras que sí se ha incrementado el afán de los partidarios del desarrollismo a toda costa, para intervenir el área de la reserva?

Según los expertos en planificación y movilidad, la intervención (sustracción de área) permitirá lograr la conectividad de las localidades del noroccidente y del norte con “la región y el país”. La proyección lineal de la avenida Boyacá para empalmar con la avenida Guaymaral y posteriormente (¿sin definir?) hasta el borde Norte de la capital (POT, 2022-2035), logrará de forma mágica que el transporte de todo tipo en la Sabana de Bogotá y prácticamente en toda Colombia se mejore.

A estos sesudos análisis deben sumársele las declaraciones-preocupaciones de la alcaldesa Claudia López, quien en sus promesas para ser elegida alcaldesa, enfatizó que ni 1 cm2 de la Van der Hammen se tomaría o se alteraría, pero ahora septiembre de 2023, en las postrimerías de su mandato, sin inmutarse opina que la no intervención de la Van der Hammen afectará todos los planes relacionados con la movilidad, incluyendo por supuesto la del metro, con lo cual Bogotá y las actividades de sus habitantes colapsarán.

Las paradojas de la vida, Gustavo Petro siendo alcalde fue quien formalizó junto con el director del Jardín Botánico y la Secretaría de Ambiente, la reserva Van der Hammen. Si recordamos, se produjeron comunicados que señalaban a la reserva van der Hammen como el espacio de conservación más grande del mundo en un contexto urbano. En los últimos cinco años, muy poco de lo sugerido para consolidar ecológicamente la reserva se ha desarrollado. Por el contrario, solamente se han mantenido las polémicas y discusiones insensatas sobre si se interviene o no. Se han propuestas ideas fantasiosas como construir ciudadelas, espacios para educación ambiental, etc., que han sido analizadas y calificadas de inconvenientes, sobre la base de argumentos académicos y criterios científicos.

¿Hay que prolongar la avenida Boyacá para evitar el colapso de la movilidad de la Sabana de Bogotá y de Colombia? Ante un reto como este lo ideal es que procedamos como una sociedad culta y respetuosa, podemos reunirnos con todos los especialistas, conservacionistas y desarrollistas y encontrar una solución que no tenga que ver con intervenir la Reserva van der Hammen. Es un principio universal; si la intervención comienza con 1 cm2 es absolutamente seguro que al cabo de unos meses ya serán km2.

La historia de las sustracciones de las áreas de conservación y de reserva en Colombia es un ejemplo supremamente ilustrativo: en los últimos años la tasa de sustracción-transformación-deforestación de las reservas naturales ha alcanzado la escalofriante velocidad de 40.000 ha/año. Esta reflexión no es nada nuevo y en cualquier ámbito académico-moral siempre es un referente obligado en la toma de decisiones sobre conservar o intervenir y fragmentar.

Es imperativo insistir -casi que implorar- que los programas de revegetalización, restauración, reconformación y demás relacionados comiencen. De manera particular y asumiendo la representación de mis colegas del Instituto de Ciencias Naturales, de la Universidad Nacional de Colombia, estamos prestos a colaborar estas campañas. La Van der Hammen es un aula universitaria extramuros, en la cual los jóvenes de las carreras de Biología, Ecología, Agronomía, Ingeniería Ambiental, Turismo, Geografía, entre otras, puedan realizar sus prácticas dirigidas a la restauración, en las áreas no ocupadas por las construcciones actuales.

Ya tenemos el suficiente bagaje académico para aseverar la viabilidad de estos propósitos. En lo atinente a colaborar con los desarrollistas debemos insistir en que nos sentemos todos los especialistas e interesados y con las ayudas de las técnicas modernas, tratemos de encontrar un trazado que permita la continuidad de la avenida Boyacá.

Con la intervención propuesta sobre la reserva van der Hammen se anulará para siempre la posibilidad de que persista la conexión entre el oriente y el occidente en una zona que está totalmente ocupada por las construcciones y asentamientos humanos. Se ha escrito y se ha analizado bastante sobre la inconveniencia de ponerle más recarga al lecho lacustre del centro del lago. ¿Se ha evaluado el significado (incidencia) de las moles de cemento y concreto en la construcción de las vigas, de las vías, de la posterior utilización por transporte de carga (tractomulas, supertanques), etc., sobre la economía hídrica de este representante del pobre sustrato fluvial lacustre del lago Bogotá?

El nivel freático cada vez se va a profundizar más, por lo cual se empezará a utilizar el agua fósil de mayor profundidad, porque se adicionarán obstáculos para las recargas actuales. ¿Conviene anular el legado histórico (territorio) sobre el cual podremos recuperar los testimonios de lo que era la biodiversidad, la diversidad de la vegetación, de las especies en la sabana de Bogotá?, todo eso lo vamos a permutar por una vía, ¿Debemos soportar estos embates politiqueros y populistas cuando hay tanta literatura ilustradora al respecto?

No es nuestra la culpa, de que estos dirigentes políticos desconozcan absolutamente todo lo que es la historia natural de la sabana de Bogotá y las razones para preservar este último corredor. En consecuencia, todos quienes queremos un desarrollo que eleve la calidad de vida de los pobladores, pero que no atente contra la preservación de los últimos vestigios de la biodiversidad natural de la Sabana de Bogotá, debemos cerrar filas en torno a la defensa de la integridad de la reserva van der Hammen.

* Profesor titular Universidad Nacional de Colombia, Investigador Emérito Colciencias 2016

Por J. Orlando Rangel-Ch

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Norma(12580)15 de septiembre de 2023 - 06:03 p. m.
Profesor Rangel , gracias por brindarnos información de calidad e inteligentes propuestas para conservar la reserva. No sólo los políticos son ignorantes, basta ver los comentarios. Nos falta la humildad para asumir que quienes tienen que hablar son los conocedores, la academia, los profesionales que de una u otra forma pueden contribuir a la reflexión y a las soluciones. los Los negocios priman sobre el bienestar de la población, la preservación del agua, aire limpio, conectividad ecológica
Tanatos(39449)15 de septiembre de 2023 - 03:26 p. m.
Se puede hacer una vía totalmente aerea con soportes lo más distanciados posible, como las vías de Key west en la florida. El impacto se reduce sustancialmente.
JOSEPATRO(ci8fp)15 de septiembre de 2023 - 03:10 p. m.
El análisis del profesor solo ve una arista del problema, porque no ofrece una solución a la necesidad de la movilidad en la ciudad, la invitación es a evaluar las posibilidades de conservación y construcción en porcentajes que a todos nos beneficie. La conservación per se, no toda es buena y no toda construcción es mala. Así se construyeron los grandes trayectos en los "everglades" de la Florida.
Olegario(51538)15 de septiembre de 2023 - 02:38 p. m.
Otro discípulo de la fundamentalista Muhamad.
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