
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La popularización de tecnologías de grabación y las ganas de muchos artistas de producir su arte sin atenerse a los cánones efectistas del mercado del arte, hace que se den resultados interesantes. Así me encontré en YouTube con un video extraordinario de una canción también extraordinaria como esperanzadora, se llama El Robo de la Alhambra, autoría de Jorge Manuel Pardo, un poeta y compositor de canciones bogotano, ajeno al mercado de la música popular. De hecho, el mismo dirige y produce el videoclip, que por su duración, 7 minutos y medio y por su estética, regodeándose en el melodrama y en efectos al modo naif, resulta una parodia bufa de los videos de canciones comerciales.
La canción, con ritmo flamenco, acaso un paso doble, recrea la obsesión delirante del poeta que quiere agasajar a su amada Rosita invitándola a España a conocer la famosísima edificación morisca, la Alhambra.
Ante el hecho anodino de que una mamá bogotana no deja viajar a la joven Rosita a España a conocer el maravilloso palacio de La Alhambra, su enamorado, en una peripecia insólita, (Tan fantástica como las del genio qué complació los deseos de Aladino, héroe de Las mil y una noches, con igual ímpetu mágico satisface el deseo de su amada.
La poesía supera, de ese modo, los obstáculos de una realidad gris y las reglas no solo del mundo institucional, sino de la física.
Como resultado, el poeta no solo complace a su amada, sino que le regala a la ciudad de Bogotá una maravilla arquitectónica (algo que no siempre hacen los políticos). Desafortunadamente, no todos los habitantes de la ciudad tendrán acceso a esta maravilla, sino aquellos que tengan el suficiente capital —pero no el capital monetario— sino el capital simbólico (cono diría Bourdieu). De suerte que el intérprete del personaje protagónico Gabriel Sánchez Faccini resultó ser tan buen cantante como actor, también son buenas las actuaciones de Rosita y de la mamá.
Digo que el tema es tan extraordinario como esperanzador, porque con la proliferación de la porno-canción, la rítmica enervante y las banales armonías qué impuso la industria del reggaetón, a algunos el pesimismo nos abordó suponiendo qué las nuevas generaciones indefectiblemente quedaron con los oídos y la percepción estética alienados en la obscenidad.
Por suerte, la poesía y el arte magno no se rinden al consumismo ni a las tretas del arte de mercado, como lo demuestra esta obra de Jorge Manuel Pardo y otras de cantautores alternativos.
Aunque ya hay reggaetoneros y raperos que han logrado propuestas armónicas y juegos verbales de buen nivel estético, lejos siguen de encumbrar la metáfora, porque ella no es solo una mera figura, sino una especial sublimación de la realidad que revela y nos purifica. En efecto, el Robo de la Alhambra hace apología del poder de la poesía, del espíritu irreductible de los verdaderos artistas.
Este es el link del video https://youtu.be/f88mnNbYqnk?si=b4flxu9P3l9Zo475 lo recomiendo no solo a melómanos y a quienes degustaron y añoran las canciones poéticas, sino a todos especialmente de las nuevas generaciones, pues sin duda el humor y la fantasía de esta canción les aguza la sensibilidad insumisa tan necesaria para fomentar conciencias críticas.
