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Álvaro Gómez dejó una lista de frases admirables. La más conocida: “El acuerdo sobre lo fundamental”. Sobre las encuestas dijo que “son como las morcillas: ¡sabrosas! hasta cuando uno sabe cómo es que las hacen”. La degradación política se debe al reprochable estilo de marketing político imperante que distorsiona la realidad. Por esta razón es que vemos candidatos hablando maravillas de sus ejecutorias que no existen. Los electores son los llamados a desestimar esta práctica para evitar convertirse en ciudadanos al vaivén de los resultados de las encuestas.
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El caso argentino lo demuestra. Milei no era tan ajeno a la retina de los electores como decían las encuestas, ni fue el eventual ganador en la primera vuelta como recientemente lo sugirieron. En Bogotá las encuestas dan como ganador a Carlos Fernando Galán, motivando a sus seguidores a desestimar ingenuamente las aspiraciones de varios de sus competidores e invitando a sus adeptos a votar por aquel y ganar así en primera vuelta contra Gustavo Bolívar.
De otro lado, las encuestas señalan que Juan Daniel Oviedo y Gustavo Bolívar se disputan el segundo lugar, así como que Diego Molano, Rodrigo Lara, Jorge Luis Vargas, Jorge Enrique Robledo, Nicolás Ramos y Rafael Alfonso Quintero no tienen opción alguna. La invitación es a que votemos en favor y no en contra de alguien, para lo que es obligado conocer el talante de cada candidato y el programa de gobierno que propone.
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No actuar así, aun cuando se ejerza el derecho al voto, implica servir de idiota útil a las campañas de marketing político que hacen uso inadecuado de las encuestas y de los medios para difundirlas en favor de quienes les pagan. Bogotá tiene una amplia gama de candidatos y cada quién debería escogerlo basado en lo que cada uno representa, sus comportamientos previos y si lo que propone corresponde a lo que se espera sea la Ciudad Capital.
Me abstendré de votar por Gustavo Bolívar en cualquier escenario, porque no tiene la menor formación y capacidad para gobernar a Bogotá, sumado a que posee una exacerbada superficialidad, actitud pendenciera y carece de la mínima coherencia y sustentabilidad programática. Igual haré respecto de Jorge Enrique Robledo, Jorge Luis Vargas, Nicolás Ramos y Rafael Alfonso Quintero. Sin desconocerle a Robledo su alto valor como congresista y a Vargas el propio como policía, al igual que Ramos y Quintero están lejos de tener la capacidad para desempeñarse como alcaldes de la capital de los colombianos.
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Molano y Lara tienen serios antecedentes y estructurados programas que comparto parcialmente, pero errada y pendencieramente se concentraron más en atacar a sus antecesores en lugar de enfocarse en promocionar sus propuestas. No comparto la estrategia de venta basada en degradar al competidor. No tengo objeción de fondo para votar por Galán u Oviedo, sus programas tienen mucha afinidad y respecto de ambos tengo similares observaciones programáticas en materia de servicios públicos y otros temas, pero que no me impiden hacerlo. Sin embargo, Oviedo es el que más me gusta.
Juan Daniel ha demostrado en la campaña humildad, rigor, disciplina, dedicación, estudio, capacidad de escuchar y recio carácter para mantenerse firme en sus convicciones y sus estructuradas propuestas. Como la gente se comporta en campaña lo hará como gobernante. Oviedo ha sido transparente y coherente como persona frente a su nuevo rol como político, demostrando un honesto estilo de hacer política y, en consecuencia, de gobernar, que valoro mucho. Las elecciones se ganan o se pierden el día de la votación, no antes. Ojalá cada quién vote por quién le gusta y no como resultado de la manipulación política.