Opinión: Ingreso de Bogotá a la Región Metropolitana es un gana-gana
No existen razones de peso para que la plenaria del Concejo impida el ingreso de Bogotá a la Región Metropolitana. Este debate ha puesto en el ojo del huracán a las CAR, a quienes se les identifica con politización y corrupción, y sobre lo que la ministra de ambiente no ha dicho que hará.
Ricardo Felipe Herrera Carrillo
La aprobación en primer debate del proyecto de acuerdo que autoriza el ingreso del Distrito Capital a la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, es una gran noticia para los bogotanos y para los cundinamarqueses. En breve, le corresponderá pronunciarse a la plenaria del Concejo Distrital. La Asamblea de Cundinamarca, meses atrás, ya aprobó el ingreso del departamento.
Aun cuando respetable, la postura negativa de un concejal distrital y un diputado departamental al momento de votar esta decisión regional, me cuesta comprenderla. No se advierten razones de peso para negarle a 7,181 millones de bogotanos y a 2,919 millones de cundinamarqueses (datos censo 2018) la oportunidad de organizarse institucionalmente para enfrentar de manera conjunta el desarrollo social, económico, cultural y ambiental de la región. Bogotá necesita de Cundinamarca y los cundinamarqueses necesitan de su capital institucionalmente.
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Son muchos y varias generaciones de cundinamarqueses beneficiados por la oferta educativa, de salud, cultural y laboral de la Ciudad Capital. Igualmente, los bogotanos, todos, se benefician día a día de la oferta y servicios ambientales, agropecuarios y recreativos que los municipios cundinamarqueses prestan a la capital de los colombianos y de los cundinamarqueses.
No existe justificación de peso alguna para negar esta realidad e impedir que institucionalmente Bogotá y los municipios del departamento gestionen de manera conjunta su ordenamiento territorial, sus servicios públicos y la gestión de sus recursos naturales y protección del ambiente, entre otros. Los 45 concejales capitalinos tienen en breve la inmensa responsabilidad de asegurar que Bogotá pueda ingresar a esta Región Metropolitana y, cumplido ello, los municipios del departamento seguramente harán lo propio. Sin el ingreso de la Ciudad Capital, la Región Metropolitana está condenada al fracaso.
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La reserva que ha expresado la ministra de ambiente, Susana Muhamad, y su petición a la alcaldesa Claudia López, en el sentido de que retire el proyecto de acuerdo aprobado en primer debate, es descomedida -por decirlo menos- y constituye una indebida intromisión de la ministra en los asuntos del Distrito Capital.
La ministra procura exigir que para la creación de la Región Metropolitana y decisión de cada integrante debe efectuarse una consulta previa en los territorios donde se hallen asentados pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, raizales y palenqueras, así́ como el pueblo ROM (gitano). Al respecto, la Corte Constitucional ha sido más que directa y contundente: en el presente caso no se requiere.
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Lo que sí está en la obligación de escuchar y resolver la ministra Mohamad, como cabeza del sector ambiental, son las no pocas voces de inconformidad por la politización y corrupción de las corporaciones autónomas regionales que se ha puesto de presente con ocasión de la discusión de la creación de la Región Metropolitana Bogotá- Cundinamarca. La concejal de Bogotá, Marisol Gómez, le pidió a la ministra, liderar la transformación de las CAR “para excluirlas de intereses políticos y corruptos”.
De esta manera, será el concejo distrital en el marco de su autonomía e independencia constitucionalmente garantizada quién en plenaria decida el ingreso de Bogotá a la región Metropolitana, y corresponderá a la ministra Mohamad propiciar la necesaria e inaplazable discusión y debate sobre la efectividad y futuro de las CAR en la administración de los recursos naturales y la protección del ambiente, así como el poco efectivo ejercicio de la autoridad ambiental.
La aprobación en primer debate del proyecto de acuerdo que autoriza el ingreso del Distrito Capital a la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca, es una gran noticia para los bogotanos y para los cundinamarqueses. En breve, le corresponderá pronunciarse a la plenaria del Concejo Distrital. La Asamblea de Cundinamarca, meses atrás, ya aprobó el ingreso del departamento.
Aun cuando respetable, la postura negativa de un concejal distrital y un diputado departamental al momento de votar esta decisión regional, me cuesta comprenderla. No se advierten razones de peso para negarle a 7,181 millones de bogotanos y a 2,919 millones de cundinamarqueses (datos censo 2018) la oportunidad de organizarse institucionalmente para enfrentar de manera conjunta el desarrollo social, económico, cultural y ambiental de la región. Bogotá necesita de Cundinamarca y los cundinamarqueses necesitan de su capital institucionalmente.
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Son muchos y varias generaciones de cundinamarqueses beneficiados por la oferta educativa, de salud, cultural y laboral de la Ciudad Capital. Igualmente, los bogotanos, todos, se benefician día a día de la oferta y servicios ambientales, agropecuarios y recreativos que los municipios cundinamarqueses prestan a la capital de los colombianos y de los cundinamarqueses.
No existe justificación de peso alguna para negar esta realidad e impedir que institucionalmente Bogotá y los municipios del departamento gestionen de manera conjunta su ordenamiento territorial, sus servicios públicos y la gestión de sus recursos naturales y protección del ambiente, entre otros. Los 45 concejales capitalinos tienen en breve la inmensa responsabilidad de asegurar que Bogotá pueda ingresar a esta Región Metropolitana y, cumplido ello, los municipios del departamento seguramente harán lo propio. Sin el ingreso de la Ciudad Capital, la Región Metropolitana está condenada al fracaso.
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La ministra procura exigir que para la creación de la Región Metropolitana y decisión de cada integrante debe efectuarse una consulta previa en los territorios donde se hallen asentados pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, raizales y palenqueras, así́ como el pueblo ROM (gitano). Al respecto, la Corte Constitucional ha sido más que directa y contundente: en el presente caso no se requiere.
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De esta manera, será el concejo distrital en el marco de su autonomía e independencia constitucionalmente garantizada quién en plenaria decida el ingreso de Bogotá a la región Metropolitana, y corresponderá a la ministra Mohamad propiciar la necesaria e inaplazable discusión y debate sobre la efectividad y futuro de las CAR en la administración de los recursos naturales y la protección del ambiente, así como el poco efectivo ejercicio de la autoridad ambiental.