Los objetivos trazados a nivel global durante los últimos años en diferentes escenarios multilaterales no podrán alcanzarse sin el compromiso de las ciudades. Hoy más que nunca el ámbito local es decisivo para afrontar los desafíos que tenemos como humanidad.
Hace pocas semanas, en el marco del Foro Económico Mundial, se publicaron los principales riesgos mundiales. En medio de todas las reflexiones que se dieron en Davos, hubo cinco desafíos que coparon la agenda: la inteligencia artificial, la crisis climática, el costo de vida, la pobreza e inclusión social y la polarización de la sociedad.
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El diseño de soluciones viables que mitiguen estos riesgos pasa innegablemente por la capacidad de las ciudades para ejecutar proyectos de largo plazo, es desde lo local como se pueden lograr los cambios necesarios, es con las ciudades, no sin ellas, como se cumple con la agenda global.
En este momento las administraciones municipales y departamentales se encuentran diseñando las bases de los planes de desarrollo territorial, la invitación para todas ellas es que incluyan en sus prioridades acciones orientadas a mitigar los riesgos mundiales.
Hoy todos hablan de inteligencia artificial y de las cosas maravillosas que podemos hacer con esta nueva tecnología, pero en la práctica es poco lo que los gobiernos en América Latina han venido promoviendo, regulando o ejecutando. La agenda de transformación digital de las ciudades debe incluir el rol de los gobiernos locales en la regulación y promoción de la inteligencia artificial.
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Bogotá en 2021 creó la Comisión de Transformación Digital un espacio innovador que permitió ejecutar más de 50 proyectos de aceleración digital, es un buen momento para que desde este espacio se identifiquen y ejecuten proyectos de inteligencia artificial en beneficio de toda la región.
Atender la crisis climática y la transición energética no da espera. El cambio climático no es un juego, es el mayor desafío que tenemos como humanidad, la forma como lo abordemos definirá nuestro futuro. Las ciudades están llamadas a actuar, los nuevos gobernantes tienen la obligación de incluir acciones concretas y recursos suficientes para atener esta situación en el corto y largo plazo.
En 2023 Bogotá aprobó el Conpes del Plan de Acción Climática, que estableció la hoja de ruta de adaptación y mitigación del cambio climático en nuestra ciudad. En este Conpes quedó la obligación de reducir 15% la emisión de gases efecto invernadero en 2024; 50% a 2030, y llegar a 2050 como ciudad carbono neutro.
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La buena noticia es que la meta de 2024 ya se cumplió, Bogotá redujo en 2023 las emisiones en 19%. El reto entonces es continuar con el esfuerzo que asegure el cumplimiento de las metas en 2030, en este caso los recursos y ambición importa, hay que seguir pensando en grande.
Las ciudades no se pueden convertir en territorios impagables, el costo de vivir en una ciudad debe estar en el top de prioridades de los nuevos mandatarios. Tres sugerencias para los gobiernos subnacionales: Deben diseñar políticas que promuevan el acceso digno a la vivienda, ejecutar planes que permitan localizar la vivienda de interés social en lugares con adecuados soportes urbanos y diseñar instrumentos innovadores para suplir el déficit de vivienda de las personas más vulnerables de la ciudad. El nuevo Plan Maestro de Hábitat y Servicios Públicos de Bogotá está para estrenarse, a nadie le sirve que pocas personas puedan comprar vivienda, la ciudad gana con más propietarios y mejores viviendas.
La lucha contra la pobreza no debe parar un solo minuto. Los efectos de la pandemia del Covid19 en este sentido fueron desgarradores. En 2019 Bogotá tenía una pobreza monetaria del 27%, en 2020 en pleno pico de la pandemia esta cifra se ubicó en 40% y en 2022 bajó a 28%. Lograr recuperar el terreno perdido por la pandemia es vital.
El último desafío global que se puede atender desde lo local es la alta polarización de la sociedad. Los ejercicios de promoción de la convivencia, de cambio de comportamientos y de no discriminación resultan decisivos hoy en día. Una sociedad que sepa resolver conflictos diarios de una buena manera será una sociedad menos violenta y agresiva, la forma como aceptemos la diferencia entre nosotros es crucial para la convivencia.
Los gobiernos subnacionales están llamados a liderar esta discusión, la promoción de gestores de convivencia, de ejercicios de nuevas masculinidades, de resolución de conflictos, de promoción de tolerancia entre vecinos debe estar en el centro de sus planes de desarrollo. No es tiempo para que lo local siga siendo local. Es urgente que la agenda global esté presente en la agenda de las ciudades y gobernaciones.