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Opinión: La coyuntura del empleo en Bogotá, a reactivar la aglomeración

Detrás de los tumultos, que en pandemia fueron sinónimo de contagios, pocas veces nos detenemos a resaltar sus ventajas y las oportunidades que se generan las aglomeracinoes.

Alfredo Bateman
06 de mayo de 2022 - 06:24 p. m.
En el peor momento de la pandemia Bogotá perdió casi 1,1 millones de empleos, lo que representa el 25% del total de la ocupación y fue, como todas las grandes ciudades, la principal afectada económicamente.
En el peor momento de la pandemia Bogotá perdió casi 1,1 millones de empleos, lo que representa el 25% del total de la ocupación y fue, como todas las grandes ciudades, la principal afectada económicamente.
Foto: El Espectador - José Vargas
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Cuando hablamos de aglomeración (personas y empresas cerca las unas de las otras) generalmente recordamos sus aspectos negativos como la congestión y otros males de las ciudades; pocas veces nos detenemos a resaltar sus ventajas y oportunidades. En el contexto de la pandemia, hicimos un experimento único de apagar, parcialmente, la máquina de productividad que es la aglomeración; las consecuencias en pérdidas de empleo y aumento de la pobreza están aún hoy a la vista.

En el peor momento de la pandemia Bogotá perdió casi 1,1 millones de empleos, 25% del total, y fue, como la mayoría de las grandes ciudades del mundo, la más afectada del país. La razón: los efectos de las “economías de aglomeración”, un término técnico que permite entender también porque es la ciudad más productiva y con oportunidades de Colombia.

En el 2021 se dio una muy significativa reactivación de la economía y el empleo. En la ciudad el crecimiento fue del 10,3% y ya supera los niveles pre-pandemia. Y se ha recuperado cerca del 92% de los niveles de ocupación, sin embargo, esa recuperación va más lenta en algunas poblaciones, particularmente mujeres.

Ello se ve reflejado en la evolución de las cifras de pobreza de 2021. En la pobreza multidimensional, que refleja directamente los efectos de la política social, Bogotá logró un significativo descenso, incluso fue más baja que la tasa de 2019 (5,7% en 2021 frente a 7,1% del 2019 respectivamente). En la pobreza monetaria, que refleja principalmente los canales de generación de ingresos, aunque se produjo una significativa reducción de 4,3 p.p., existe una brecha todavía por cerrar (8,6 p.p.).

Esas brechas de pobreza monetaria se concentran en poblaciones con mayores rezagos en la reactivación del empleo. Mientras la pobreza monetaria en la ciudad fue en 2021 de 35,8%, en los hogares de jefatura femenina fue de 39%, en los de jóvenes cercanas al 50%, y del 68% en los hogares donde el jefe del hogar se encuentra desempleado.

De cara a los desafíos del 2022 las transferencias monetarias y programas como “Bogotá solidaria en casa”, que han resultado fundamentales y evitaron 1,9 p.p. de pobreza y 2,3 p.p. de pobreza extrema, tendrán poco margen para incrementar sus efectos. Entonces, ¿Qué hacer?

Si el incremento de la pobreza monetaria y las brechas persistentes se generaron por mecanismos de mercado, son los mecanismos de generación de ingresos los que pueden complementar los esfuerzos sociales. Será la reactivación de las economías de aglomeración y poner a funcionar la fábrica de ideas que es la ciudad, los que nos retornen a una senda sostenible de reducción de la pobreza monetaria. Las ciudades y Bogotá en 2022, deberán:

1. Generar incentivos para el empleo de las poblaciones más afectadas, prioritariamente mujeres.

2. Identificar y apoyar masivamente micronegocios con potencial de crecimiento con fortalecimiento, financiación y conexión con mercados, particularmente en las principales aglomeraciones productivas.

3. Potencializar las ganancias de productividad que dejó la pandemia en aspectos como el comercio electrónico, la digitalización o la inclusión financiera, entre otros.

4. Dinamizar el ecosistema de emprendimientos de alto impacto, los instrumentos de inversión de los mismos y los mecanismos para la innovación y el flujo de ideas.

5. Dinamizar los vínculos urbano-rurales y gestionar los sistemas agro-alimentarios para generar eficiencias en los procesos de intermediación y en la fijación de precios de los alimentos.

Irónicamente, después de dos años tratando de minimizar las aglomeraciones como causa de la pandemia, hoy es la reactivación de la aglomeración económica la vía para seguir bajando los índices de desempleo y pobreza.

Por Alfredo Bateman

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