Opinión: La Sabana de Bogotá amenazada
Es claro que, si seguimos al ritmo que vamos, si seguimos urbanizando desmesuradamente áreas que han tenido desde el principio una vocación agrícola y forestal, en unas pocas décadas vamos a acabar con el agua.
Carlos Roberto Pombo Urdaneta
El pasado 5 de diciembre, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible llevó a cabo un trascendental foro sobre la preservación de la Sabana de Bogotá. Más concretamente, sobre la conservación de los ecosistemas que la componen. Y aún más específicamente, sobre la organización del territorio en torno al agua.
LEA: Escasez de agua en Bogotá ¿cómo llegamos a este punto?
Y es que esa es la forma definitiva de plantear el asunto de la ocupación del territorio por parte de los seres humanos, de los 10 millones de seres humanos que ocupamos en la actualidad los municipios que componen la Sabana de Bogotá: en torno al agua, en torno a la defensa y conservación de las fuentes de agua y de los complejos sistemas de vida que se desarrollan a partir de ella, de su influjo milenario de propagación de la vida. Porque, sencillamente, si no hay agua, no hay vida, no podemos vivir, no podremos sobrevivir.
Y es que el asunto es muy delicado porque los seres humanos ya hemos dañado muy buena parte de ese complejo sistema, de esa especie de dotación primordial que tuvo el territorio de los muiscas. Hemos hecho mucho daño ya. Para dar una idea, piénsese que ya hemos destruido cerca del 90% de los humedales que tuvo alguna vez la Sabana.
Le puede interesar: Realidad de los pagadiarios: inseguridad alimentaria y exclusión, males a combatir
Los hemos contaminado, secado, taponado, interrumpiendo el desarrollo y la preservación de cientos de especies animales y vegetales. Los científicos estiman que solo en nuestra Sabana, han desparecido, para nunca más volver, es decir, se han extinguido, más de veinte especies de aves que eran endémicas, que solo vivían en nuestro territorio. No existían en ninguna otra parte del mundo y ahora han muerto para siempre, como resultado de nuestras acciones sobre el territorio.
Es claro para los científicos, igualmente, que, si seguimos al ritmo que vamos, si seguimos urbanizando desmesuradamente áreas que han tenido desde el principio una vocación agrícola y forestal, en unas pocas décadas vamos a acabar con el agua y a exponernos de forma fatídica como especie. Tenemos que parar. Eso fue lo que se dijo, lo que quedó claro, lo que se concluyó, lo que no tuvimos más remedio que comprender una vez más, en este foro.
Más información: Filial china presentó estudios para extender la Línea 1 del Metro a la calle 100
Estaba presente, naturalmente, la ministra del ramo, Susana Muhamad. Estaban los dirigentes de la CAR, que llevan mucho tiempo estudiando y divulgando este problema. Estuvieron conocedores incuestionables, como Manuel Rodríguez. Y estuvimos nosotros, la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, para quien el hábitat, la preservación del territorio y la sensatez y sentido común en los modelos de ocupación, son parte de la civilidad y la convivencia armónica.
La SMOB aportó en el foro la información esencial de la demografía. Volvió afirmar que como la han dicho el DANE y muchos otros estudios, la tasa de natalidad en Colombia y en la Sabana va en caída y esa va a ser su tendencia en las décadas por venir. Que la familia colombiana, en general, se está reduciendo dramáticamente y que esa será su tendencia irreversible, hasta llegar a menos de 2 personas en promedio por hogar.
Esto, unido a toda la concepción ecológica y ambiental descrita, y a la innegable pérdida del poder adquisitivo del ingreso familiar frente a los precios de la vivienda nueva, deja un mensaje clarísimo para las entidades administrativas, las de control, y para la sociedad como un todo, que es la gran conclusión del foro: no es posible -es muy peligroso, de hecho-, continuar urbanizando las llamadas áreas de expansión y las áreas de vocación agrícola y forestal en la Sabana de Bogotá.
No debemos hacerlo. No hay que seguir por esa ruta.
El pasado 5 de diciembre, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible llevó a cabo un trascendental foro sobre la preservación de la Sabana de Bogotá. Más concretamente, sobre la conservación de los ecosistemas que la componen. Y aún más específicamente, sobre la organización del territorio en torno al agua.
LEA: Escasez de agua en Bogotá ¿cómo llegamos a este punto?
Y es que esa es la forma definitiva de plantear el asunto de la ocupación del territorio por parte de los seres humanos, de los 10 millones de seres humanos que ocupamos en la actualidad los municipios que componen la Sabana de Bogotá: en torno al agua, en torno a la defensa y conservación de las fuentes de agua y de los complejos sistemas de vida que se desarrollan a partir de ella, de su influjo milenario de propagación de la vida. Porque, sencillamente, si no hay agua, no hay vida, no podemos vivir, no podremos sobrevivir.
Y es que el asunto es muy delicado porque los seres humanos ya hemos dañado muy buena parte de ese complejo sistema, de esa especie de dotación primordial que tuvo el territorio de los muiscas. Hemos hecho mucho daño ya. Para dar una idea, piénsese que ya hemos destruido cerca del 90% de los humedales que tuvo alguna vez la Sabana.
Le puede interesar: Realidad de los pagadiarios: inseguridad alimentaria y exclusión, males a combatir
Los hemos contaminado, secado, taponado, interrumpiendo el desarrollo y la preservación de cientos de especies animales y vegetales. Los científicos estiman que solo en nuestra Sabana, han desparecido, para nunca más volver, es decir, se han extinguido, más de veinte especies de aves que eran endémicas, que solo vivían en nuestro territorio. No existían en ninguna otra parte del mundo y ahora han muerto para siempre, como resultado de nuestras acciones sobre el territorio.
Es claro para los científicos, igualmente, que, si seguimos al ritmo que vamos, si seguimos urbanizando desmesuradamente áreas que han tenido desde el principio una vocación agrícola y forestal, en unas pocas décadas vamos a acabar con el agua y a exponernos de forma fatídica como especie. Tenemos que parar. Eso fue lo que se dijo, lo que quedó claro, lo que se concluyó, lo que no tuvimos más remedio que comprender una vez más, en este foro.
Más información: Filial china presentó estudios para extender la Línea 1 del Metro a la calle 100
Estaba presente, naturalmente, la ministra del ramo, Susana Muhamad. Estaban los dirigentes de la CAR, que llevan mucho tiempo estudiando y divulgando este problema. Estuvieron conocedores incuestionables, como Manuel Rodríguez. Y estuvimos nosotros, la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, para quien el hábitat, la preservación del territorio y la sensatez y sentido común en los modelos de ocupación, son parte de la civilidad y la convivencia armónica.
La SMOB aportó en el foro la información esencial de la demografía. Volvió afirmar que como la han dicho el DANE y muchos otros estudios, la tasa de natalidad en Colombia y en la Sabana va en caída y esa va a ser su tendencia en las décadas por venir. Que la familia colombiana, en general, se está reduciendo dramáticamente y que esa será su tendencia irreversible, hasta llegar a menos de 2 personas en promedio por hogar.
Esto, unido a toda la concepción ecológica y ambiental descrita, y a la innegable pérdida del poder adquisitivo del ingreso familiar frente a los precios de la vivienda nueva, deja un mensaje clarísimo para las entidades administrativas, las de control, y para la sociedad como un todo, que es la gran conclusión del foro: no es posible -es muy peligroso, de hecho-, continuar urbanizando las llamadas áreas de expansión y las áreas de vocación agrícola y forestal en la Sabana de Bogotá.
No debemos hacerlo. No hay que seguir por esa ruta.