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Opinión: Las implicaciones de parar el San Juan de Dios en Bogotá

El capricho del gobierno nacional de apropiarse del hospital San Juan de Dios desconoce la competencia del Distrito en materia de salud y el contrato para su construcción, afectando la salud de los más pobres, quienes verán aplazada una obra necesaria para la ciudad que arriesga a que nunca se haga.

Luis Gonzalo Morales Sánchez
30 de noviembre de 2023 - 04:10 p. m.
Recorrido por las instalaciones de este hospital que se encuentra en ruinas.
Recorrido por las instalaciones de este hospital que se encuentra en ruinas.
Foto: Mauricio Alvarado Lozada
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El 15 de noviembre de 2023 se firmó el Decreto 1959 sin ninguna concertación con el Distrito con el que el Gobierno Nacional pretende “adquirir y recuperar” el hospital San Juan de Dios de Bogotá. Paradójicamente, y contrario a la intención de esta norma, su efecto será paralizar una obra en marcha ya financiada y contratada, quién sabe por cuantos años más de los veinte que ya lleva cerrada.

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De no haber sido por la deficiente y casi cómplice gestión de la actual alcaldía y por los obstáculos puestos por el gobierno nacional, este centro hospitalario debería estar próximo a inaugurarse, como si sucederá con los de Usme y Bosa que se iniciaron simultáneamente.

Esta es una obra necesaria para la ciudad, cuyo proceso de estructuración comenzó en 2016 con su incorporación en el Plan de Desarrollo del alcalde Enrique Peñalosa y la posterior contratación de una entidad especializada que realizó los estudios técnicos, financieros y jurídicos. Estos fueron entregados en 2018, con lo que se tramitaron los recursos en el Concejo de la ciudad y con lo cual se abrió la licitación para construir un moderno hospital de alta complejidad, que fue adjudicada y contratada a comienzos de 2020.

El contratista se comprometía a entregar en 2024 un hospital de 320 camas completamente dotado con tecnología de punta, una central de urgencias y un CAPS con 45 consultorios para especialidades médicas. Además, debería garantizar el mantenimiento y el normal funcionamiento de equipos y edificios durante cinco años.

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Las recientes declaraciones del gobierno nacional dan a entender que se va a suspender el actual contrato, pretendiendo cambiar radicalmente su objeto que era construir un nuevo edificio para pasar a remodelar la vieja torre del hospital, la que, según los estudios técnicos realizados, no cumple insalvablemente con las condiciones mínimas de sismo resistencia y habilitación de calidad exigidas para una institución de esta categoría.

Esto, en la práctica, significaría iniciar de cero un nuevo proceso de estructuración técnica, conseguir los recursos, abrir una nueva licitación y esperar a que se construya, lo que no tardaría menos de 8 años, eso sin contar la demanda que ya instauró el contratista en la que además de pedir una indemnización de $90 mil millones, de seguro hará que se suspenda la obra hasta tanto no se culmine el litigio.

De nuevo Bogotá padece las consecuencias de absurdas disputas y egos políticos en las que la salud de la gente parecería no importarles. Es inconcebible que este decreto cree un hospital en el corazón de la ciudad para atender a sus ciudadanos, arrebatándole la competencia constitucional al Distrito en el manejo de la salud de su población, el que ni siquiera hará parte de su nueva junta directiva.

Este es un abusivo atropello contra la ciudad con el que se pretende realizar una recentralización a la brava de funciones que la Constitución de 1991 les había asignado a las entidades territoriales. ¿Qué dice el nuevo alcalde?

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Harold(65881)08 de diciembre de 2023 - 07:00 p. m.
Pues era la misma intención desde hace muchos años tener una infraestructura de un verdadero hospital universitario, moderno, de alta tecnología, que fomente la investigación, que brinde mejor atención a los usuarios, que los trabajadores de la salud de antes ya ahora tengan mejores condiciones. Por supuesto que existen riesgo pero en equidad, justicia social e inclusión era lo que había que hacer desde hace mucho tiempo
Santivch(23169)01 de diciembre de 2023 - 02:57 a. m.
La verdad, mirando la hoja de vida de este columnista, difícilmente puede uno encontrar una opinión diferente y objetiva del tema de la salud pública, de alguien que no la defiende ni trabaja en pro de la misma, sino de apalancarse sobre los recursos públicos para el beneficio privado. Además de que fue cabeza de la secretaria de salud en años anteriores, y como bien lo dice en su escrito, su intención es destruir una joya arquitectónica del país, para beneficiar a sus amigos. Qué joya
Eduardo Sáenz Rovner(7668)01 de diciembre de 2023 - 01:41 a. m.
Petro es el Rey Midas "al revés": Todo lo que toca lo vuelve m.....
Rolando Antiú(17605)30 de noviembre de 2023 - 05:55 p. m.
El decreto presidencial establece que el Hospital San Juan de Dios y Materno Infantil serán instituciones nacionales destinadas a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional (como ha sido desde 1826). El Distrito no ha hecho nada en 24 años que lleva cerrado el San Juan (desde mediados de 1999). Esta es una opinión sesgada.
Noticioso(6975)30 de noviembre de 2023 - 04:32 p. m.
Gobierno de trinadores y habladores de pajarilla. Si ud es de esa gente que habla sin saber, que habla por hablar y que busca trabajo para seguir hablando todo el día, porque lo único que sabe hacer es torpedear los progresos de los demás, porque no sabe hacer nada más sino hablar; no busque más: su destino es trabajar en el petrismo.
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