Opinión: ¡No más niños quemados en Bogotá!

Cada 26 de octubre se celebra en Día Ibero Latino Americano de Prevención de Quemaduras, para recordar la tragedia que estas significan para el paciente y su familia, que dejan cicatrices imborrables en el cuerpo y en el alma. Son 100% evitables en especial en los niños víctimas del descuido, negligencia o irresponsabilidad de los adultos.

LEA: Condenas por delitos sexuales denunciados en Bogotá en 2022 no llegan ni al 1 %

El 70% de las quemaduras en los niños se producen en el hogar por líquidos hirvientes; por ello hay que evitar que ingresen a la cocina, colocar sartenes para freír al fondo y no sobrecargar los tomacorrientes. Se acerca otra navidad en la que queremos repetir en voz alta ¡No más niños quemados en Bogotá!

En 1984 se creó la Unidad de Quemados del Hospital Simón Bolívar de Bogotá, por la obsesión del Dr. Cristóbal Sastoque Melani de tener un servicio especializado por la gran cantidad de quemados. En noviembre de 1993 el periódico El Tiempo titulaba “El cocinol el combustible de la tragedia”, destacando que ese año en Bogotá 442 personas habían sido atendidas en el hospital Simón Bolívar contra 25 del holandés de Bevernijk. Al cocinol le seguía la pólvora como causa de quemaduras.

Más información: Muertes bajo custodia policial: ¿una mezcla de ineficiencia y hacinamiento?

Pero, aunque hoy ya no existe el cocinol y se han reducido las quemaduras por pólvora, estas siguen siendo un problema de salud pública, en especial en Bogotá. Cada año se atienden más de 3.600 pacientes en el país, unos 1.400 en Bogotá, la inmensa mayoría, cerca de 1.100, en la Unidad de Quemados del hospital Simón Bolívar, que hoy cuenta con más de 136 profesionales y 57 camas, un tercio de las existentes en todo el país.

Esta Unidad ha sido pionera en el manejo especializado de pacientes quemados, donde han sido atendidos más de 30 mil desde su inicio, de los cuales dolorosamente el 44% han sido niños. En ella se han destacado por su mística profesional como Patricia de Reyes, Linda Guerrero, Federico Fernández y Jorge Gaviria para solo mencionar algunos.

Más información: Opinión: La maldición de Transmilenio

Junto a esta Unidad, se creó en 1995 la Fundación Piel para Renacer del Quemado en cabeza de la Dra. Linda Guerrero para apoyar la rehabilitación integral del paciente con secuelas de quemadura que no son adecuadamente cubiertas por las EPS. Gracias a su entusiasmo y bajo su codirección se fundó en 1998 el primer banco de piel del país y el tercero en Latinoamérica con el apoyo del Euroskin Bank de Beverwijk, y posteriormente en 2009 se inauguró el Banco Distrital de Tejidos, hoy IDCBIS.

Le puede interesar: Animales en abandono: las otras víctimas del fuerte invierno en Bogotá

El mejor tratamiento para una quemadura es evitarla, pero una vez ocurrida se debe cuidar de por vida, algo que nuestro sistema de salud no ha entendido y que antes, por el contrario, normas recientes como la resolución 3100 de 2019 del Ministerio de Salud dejan sin sustento su existencia, contrario a lo que ocurre en el resto del mundo. Ojalá algún día no fuesen necesarias estas unidades, pero mientras tanto es deber de todos apoyarlas.

Cada 26 de octubre se celebra en Día Ibero Latino Americano de Prevención de Quemaduras, para recordar la tragedia que estas significan para el paciente y su familia, que dejan cicatrices imborrables en el cuerpo y en el alma. Son 100% evitables en especial en los niños víctimas del descuido, negligencia o irresponsabilidad de los adultos.

LEA: Condenas por delitos sexuales denunciados en Bogotá en 2022 no llegan ni al 1 %

El 70% de las quemaduras en los niños se producen en el hogar por líquidos hirvientes; por ello hay que evitar que ingresen a la cocina, colocar sartenes para freír al fondo y no sobrecargar los tomacorrientes. Se acerca otra navidad en la que queremos repetir en voz alta ¡No más niños quemados en Bogotá!

En 1984 se creó la Unidad de Quemados del Hospital Simón Bolívar de Bogotá, por la obsesión del Dr. Cristóbal Sastoque Melani de tener un servicio especializado por la gran cantidad de quemados. En noviembre de 1993 el periódico El Tiempo titulaba “El cocinol el combustible de la tragedia”, destacando que ese año en Bogotá 442 personas habían sido atendidas en el hospital Simón Bolívar contra 25 del holandés de Bevernijk. Al cocinol le seguía la pólvora como causa de quemaduras.

Más información: Muertes bajo custodia policial: ¿una mezcla de ineficiencia y hacinamiento?

Pero, aunque hoy ya no existe el cocinol y se han reducido las quemaduras por pólvora, estas siguen siendo un problema de salud pública, en especial en Bogotá. Cada año se atienden más de 3.600 pacientes en el país, unos 1.400 en Bogotá, la inmensa mayoría, cerca de 1.100, en la Unidad de Quemados del hospital Simón Bolívar, que hoy cuenta con más de 136 profesionales y 57 camas, un tercio de las existentes en todo el país.

Esta Unidad ha sido pionera en el manejo especializado de pacientes quemados, donde han sido atendidos más de 30 mil desde su inicio, de los cuales dolorosamente el 44% han sido niños. En ella se han destacado por su mística profesional como Patricia de Reyes, Linda Guerrero, Federico Fernández y Jorge Gaviria para solo mencionar algunos.

Más información: Opinión: La maldición de Transmilenio

Junto a esta Unidad, se creó en 1995 la Fundación Piel para Renacer del Quemado en cabeza de la Dra. Linda Guerrero para apoyar la rehabilitación integral del paciente con secuelas de quemadura que no son adecuadamente cubiertas por las EPS. Gracias a su entusiasmo y bajo su codirección se fundó en 1998 el primer banco de piel del país y el tercero en Latinoamérica con el apoyo del Euroskin Bank de Beverwijk, y posteriormente en 2009 se inauguró el Banco Distrital de Tejidos, hoy IDCBIS.

Le puede interesar: Animales en abandono: las otras víctimas del fuerte invierno en Bogotá

El mejor tratamiento para una quemadura es evitarla, pero una vez ocurrida se debe cuidar de por vida, algo que nuestro sistema de salud no ha entendido y que antes, por el contrario, normas recientes como la resolución 3100 de 2019 del Ministerio de Salud dejan sin sustento su existencia, contrario a lo que ocurre en el resto del mundo. Ojalá algún día no fuesen necesarias estas unidades, pero mientras tanto es deber de todos apoyarlas.