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Opinión: ¿Permitirían los telenoticieros de hoy las sátiras de Garzón?

Alberto López de Mesa
16 de agosto de 2024 - 10:29 p. m.
Se cumplieron 25 años del asesinato de Jaime Garzón. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
Se cumplieron 25 años del asesinato de Jaime Garzón. EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda
Foto: (EPA) EFE - Mauricio Dueñas Castañeda

Tan prodigioso como fue el humor inteligente e irreverente de Jaime Garzón, fue el que las programadoras de entonces hubieran aceptado y divulgado sin censura sus sátiras políticas. Viendo el sectarismo y la manipulación de la información que practican los medios de comunicación de hoy en día, uno se hace varias preguntas: ¿La popularidad que alcanzó el irreverente Garzón, gracias a la difusión en televisión, fue un descuido de los heraldos del Statu Quo?¿El alto rating que alcanzaron los programas del humorista y sus consecuentes ganancias para las programadoras primaron sobre las implicaciones políticas de las irónicas denuncias del actor?¿Definitivamente hubo en la televisión de ese momento intelectuales y periodistas que valoraron como pertinente su humor?

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En la última década del siglo XX el país convulsiona en lo social y en lo político; sufría la violencia en el campo y en las ciudades, porque el desaforado gusto por el dinero fácil y la ostentación de lujos, que inculcaron en la conciencia colectiva los capos de los carteles de narcotraficantes, que no respetaba ni fe, ni ideologías, pervierte al Ejército, a las guerrillas, a los políticos, a banqueros, empresarios e industriales. Esto generó modalidades de corrupción bárbara, tanto en lo público como en lo privado, por lo cual los tantos implicados debían impedir a cualquier costo que se destapara la olla podrida.

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Así entonces: fuerzas oscuras asesinaron a líderes políticos de izquierda, al colmo de exterminar todo un partido político como la UP; en las campañas para las elecciones presidenciales, mataron a tres de los candidatos: al líder de la izquierda Jaramillo Osa, al liberal Luis Carlos Galán, y al ex guerrillero del M19, Carlos Pizarro. Gamonales, autoridades militares y civiles, sobre todo de Antioquia, patrocinaron el desarrollo del paramilitarismo y sus acciones macabras. Las guerrillas de las Farc, huelga de ideología política, además de cobrar vacunas a las mafias, también se volvió un cartel del narcotráfico.

El presidente Gaviria, que calladito de todo, decretó la apertura económica, propició la privatización de empresas estatales, medidas que abrieron paso a la economía neoliberal, a buena hora promulga la Asamblea Constituyente que dio origen a la Carta Magna moderna, la Constitución del 91, donde el país se reconoció como un Estado social de derechos, plural y democrático. Justo en medio de ese maremágnum de violencia, corrupción y ajustes políticos se dio el chispazo mediático de Jaime Garzón. Los noticieros en la televisión del momento eran el Nacional y CM&, producidos por Colombiana de Televisión (CTV); QAP Noticias, producido por PUNCH; Noticieros de las 7:00, de RCN, y TV HOY, de Caracol.

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Garzón expresó su talento, primero en el programa ZOOCIEDAD, producido por CTV y dirigido por Pepe Sánchez, reconocido como actor veterano y director del programa Don Chinche, cuya sensibilidad de artista y humanista explica el que aceptara, sin reparos, las insolencias de Garzón. Después el humorista, en el programa QUAC (producido por RTI), se explayó en sus dotes histriónicas, caricaturizando a políticos y recreando personajes del común, que ironizaban sobre hechos y personajes de actualidad social y política. Lo dirigía el veterano periodista Juan Gosaín, ya premiado por sus propuestas periodísticas intrépidas y renovadoras, lo cual también explica su condescendencia con el cómico.

EL último y más exitoso y polémico personaje que interpretó Jaime Garzón fue el embolador, realmente desdentado, Heriberto de la Calle, que entablaba conversaciones sardónicas y hacía preguntas capciosas, mientras lustraba los zapatos a personajes de la política o de la farándula, la mayoría con rabo de paja en asuntos complicados de la vida nacional. Quien dirigía el noticiero donde salía el lustrabotas era el periodista Rodrigo Pardo, defensor de la libertad de prensa e irreductible en sus principios éticos.

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Así pues, Garzón contó con la suerte de ser dirigido por libres pensadores, que le dieron licencia para burlarse y parodiar aquel momento del país. Tanto salpicaban los crímenes, los bombazos, las matanzas rurales, que era imposible que el periodismo de entonces no las mentara ni las mostrara. De hecho, el director del periódico El Espectador, Guillermo Cano, por sus críticas y denuncias a corruptelas y narcotráfico, en diciembre de1986 fue asesinado por orden de Pablo Escobar. Al final, cómo se presentía, el 13 de agosto de 1999 Jaime Garzón fue asesinado a tiros por dos sicarios, mandados por un grupo aún anónimo e impune de paramilitares, políticos, exmilitares, que irracionales consideraron su humor peligroso para sus intereses.

Vale decir que finalizando el siglo XX el periodismo de opinión en Colombia hizo gala de valentía, de coherencia y de buenas plumas literarias, toda vez que los periodistas escribían en las páginas editoriales pertenecían a la aristocracia ilustrada, libre pensadores, cultos (Daniel Samper, Enrique Santos, Antonio Caballero, recuerdo a Margarita Vidal ), adalides del periodismo investigativo y de la denuncia pública, pero que, digamos, no encumbraron la ironía desfachatada y a veces insolente de Jaime Garzón, tampoco lo hicieron los caricaturistas Osuna, Pepón, Vlado, Garzón, de todos modos con modales acordes al establecimiento.

Y sí, eso era en ese momento, cuando, por ejemplo, el periódico El Tiempo todavía era de los Santos y el Espectador de los Cano, de linaje periodístico e intelectual, lo mismo la revista Semana, todos dirigidos por gentes de sagas periodísticas. Su misión y función frente al poder de la información, cambia mucho ahora que dichos medios de comunicación son propiedad de potentados, de banqueros, difícilmente permitirán que un instrumento comunicativo de su propiedad, y menos de alcance tan masivo como la televisión, alguien se mofe de su imagen o ponga en tela de juicio su papel en la sociedad.

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Camilo(57229)17 de agosto de 2024 - 01:12 a. m.
Un importante homenaje a Jaime Garzón.. gracias columnista.. siempre le leo. Sus opiniones resultan poco ortodoxas y dan un nuevo punto de vista.
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