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Hemos pasado varias semanas disfrutando de la Eurocopa y la Copa América. Los estadios han sido testigos de momentos memorables, goles épicos y rivalidades que despiertan pasiones. Sin embargo, más allá de los partidos, algo ha captado mi atención: la avalancha incesante de publicidad sobre apuestas deportivas.
Durante los partidos, en el entretiempo, antes y después de los programas de análisis, somos bombardeados con constantes invitaciones a apostar. Estoy francamente agotado de esta situación. Es evidente que estamos ante una saturación de mensajes en televisión, radio y medios digitales. En lugar de disfrutar del juego, nos vemos inundados por la persistente publicidad de apuestas deportivas.
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Para colmo, la selección Colombia es patrocinada por este tipo de empresas. Varios jugadores se han convertido en la imagen de estas marcas y hasta en el video de la canción oficial de la selección se invita a apostar. ¡Es demasiado! Es hora de preguntarnos si estamos priorizando los beneficios económicos sobre la salud mental de nuestros ciudadanos.
Las apuestas son un negocio legal, pero no podemos ignorar los riesgos que conllevan. Es urgente que en nuestro país reflexionemos sobre los límites y problemáticas de este fenómeno e implementemos estrategias para proteger la salud pública. Así como hemos avanzado en la regulación de mensajes en las cajas de cigarrillos, botellas de alcohol y alimentos ultraprocesados, debemos pensar en cómo aplicar este tipo de medidas a las apuestas deportivas.
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En Europa, países como Alemania, Bélgica, Francia e Inglaterra han promulgado legislaciones concretas orientadas a proteger a los consumidores, a los menores de edad y a las personas vulnerables. Estos países han implementado restricciones muy estrictas en medios de comunicación y sitios web, permitiendo la publicidad de apuestas solo en franjas horarias específicas, generalmente desde las 10 u 11 de la noche hasta las 3 o 5 de la mañana.
Además, han limitado la publicidad en espacios públicos, eventos y sistemas de transporte masivo. En el ámbito deportivo, muchas ligas han impuesto reglas para la publicidad de apuestas en las camisetas de los equipos y en algunos casos se ha prohibido que figuras públicas actúen como agentes publicitarios para estas empresas.
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No es un secreto que las apuestas y el juego conllevan riesgos significativos. Según un estudio de la Universidad Nacional, en Bogotá, se encontró que el 19% de los jóvenes encuestados tienen algún tipo de riesgo de adicción a las apuestas y el 13% podría desarrollar una patología grave derivada de sus comportamientos alrededor de las apuestas.
La prohibición total no es la solución más sensata. En cambio, es crucial avanzar en dos caminos concretos.
Primero, concertar una serie de cambios normativos que apruebe el Congreso orientados no solo a proteger al consumidor, sino también a los niños y personas vulnerables.
Se podría avanzar, por ejemplo, en:
- Establecer franjas horarias específicas para la publicidad de apuestas en televisión, radio y medios digitales, permitiendo estos anuncios únicamente en horarios nocturnos para reducir la exposición de menores.
- En cuanto a la relación de las apuestas y el deporte, podríamos pensar en una etapa de transición en la cual los equipos puedan recibir publicidad de estas empresas, pero sin que los logos aparezcan al frente de las camisetas, similar a lo que han hecho otras ligas en el mundo.
- Además, se podría imponer un tope máximo de cuñas y spots publicitarios que se pueden emitir antes, durante y después de cada partido.
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El segundo camino consiste en que las ciudades, como Bogotá, también participen activamente en este debate e implementen regulaciones a nivel local.
En Bogotá, el Concejo y la Alcaldía podrían avanzar en cinco acciones concretas:
1. Establecer restricciones a la publicidad de apuestas en los paraderos del transporte público. Estas restricciones podrían limitar la publicidad a ciertos polígonos, evitando su cercanía a colegios y universidades.
2. Prohibir la publicidad de apuestas en todo el sistema de transporte masivo. Transmilenio mueve a diario millones de personas que podrían estar expuestas a otros mensajes.
3. Limitar la publicidad en eventos deportivos o culturales patrocinados por la alcaldía.
4. Si un actor privado alquila un espacio público y en este hay publicidad de apuestas deportivas crear y cobrar una tasa adicional y destinar los recursos a proyectos de salud pública
5. Canal Capital debe dar ejemplo. La junta directiva y la gerencia deberían establecer normas que regulen esta materia.
Es momento de dar esta discusión, evitar la saturación y proteger la salud pública.