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La reciente decisión del Congreso de Colombia de prohibir las corridas de toros es un paso significativo en la evolución cultural y ética de nuestro país. Esta medida no solo representa un triunfo en la defensa de los derechos de los animales, sino que abre la puerta a una reinvención de la Plaza La Santamaría. Es el momento para que en Bogotá se consolide un nuevo centro de innovación cultural, deportivo y social.
La Santamaría, con su arquitectura imponente y su rica historia, tiene el potencial de transformarse en un epicentro cultural multifacético que beneficie a todos los ciudadanos. Hay varios ejemplos internacionales de plazas de toros que han sido convertidas en escenarios culturales.
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Campo Pequeno, en Lisboa (Portugal) se ha convertido en un centro comercial y de entretenimiento. Barcelona (España) también ofrece un ejemplo notable con la plaza de Las Arenas, que reabrió sus puertas como un centro comercial. En Bilbao, la Fundación Franz Weber hoy propone transformar la plaza de toros en un centro sociocultural.
Uruguay también ha seguido esta tendencia y la Plaza de Toros Real, de San Carlos, en Colonia, es hoy un centro cultural que alberga espectáculos musicales y culturales. En Colombia hay un caso exitoso, en Cartagena: la antigua plaza de toros La Serrezuela fue transformada en un centro comercial y cultural, fusionando la historia con la modernidad, para ofrecer un espacio vibrante y multifuncional.
Imaginar La Santamaría como un espacio cultural y deportivo no es descabellado, es el paso lógico. La Alcaldía debe desde ya destinar recursos para hacer las modificaciones físicas y urbanísticas, que permitan que este lugar pase de alabar la muerte a celebrar la vida, la cultura y la historia.
Las características del entorno y de su interior permite que este escenario sea convertido en un escenario multifuncional. Por ejemplo, los eventos musicales con un aforo menor a 7 mil espectadores podrán encontrar un nuevo lugar destacado en La Santamaría.
El IDRD podría acondicionar este lugar para promover competencias de deportes extremos. Imaginen un parque de deportes extremos con skateparks, paredes de escalada y circuitos de BMX. Este espacio no solo ofrecería una plataforma segura y emocionante para los jóvenes, sino que también promovería un estilo de vida activo y saludable. La Copa Davis de tenis debería volver a la Santamaría.
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La secretaría de Desarrollo podría usar La Santamaría como un escenario para promover eventos alrededor de la innovación tecnológica. Es posible albergar incubadoras de startups, laboratorios de investigación y desarrollo, y áreas de innovación colaborativa y creativa.
IDARTES y la secretaría de Cultura podrían transformar La Santamaría en un centro de creatividad y expresión. Este espacio podría albergar exposiciones interactivas, festivales de cine y nuevos espacios para que los artistas locales puedan mostrar su trabajo.
Una de las propuestas más encantadoras es continuar con las ferias navideñas que se hacen desde 2022. La Santamaría tiene todo el potencial para convertirse en un mágico mercado navideño con luces, música y decoraciones festivas.
La alcaldía puede usar “Chatico”, una herramienta de interacción y co-creación ciudadana, que ha sido un éxito en los presupuestos participativos y en la identificación de preferencias y necesidades en la formulación del actual Plan de Desarrollo. Sería fabuloso usar “Chatico” como instrumento de co-creación ciudadana en la planeación del futuro de La Santamaría.
La plaza puede convertirse en un nodo central dentro de un circuito cultural y recreativo más amplio. Está rodeada del Parque Nacional, el Museo Nacional, la Biblioteca Nacional y el Planetario de Bogotá. La proximidad de estos equipamientos culturales permite la creación de un corredor cultural que ofrezca una amplia gama de actividades y eventos.
La revitalización de La Santamaría traerá beneficios económicos, sociales y culturales. La colaboración público-privada es crucial para proporcionar los recursos y las alianzas necesarias para llevar a cabo proyectos de calidad. Fomentar alianzas con el sector privado, instituciones educativas y organizaciones culturales puede acelerar el proceso de transformación y asegurar su éxito.
La prohibición de las corridas de toros nos brinda una oportunidad única para redefinir el uso de nuestros espacios históricos. Al adaptar La Santamaría a las necesidades contemporáneas, podemos promover un desarrollo urbano inclusivo y sostenible, demostrando cómo el respeto por la historia y la innovación pueden coexistir en armonía.
En este nuevo capítulo, Bogotá puede liderar con el ejemplo, mostrando que sí es posible transformar los desafíos en oportunidades de crecimiento y enriquecimiento cultural.