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La Cámara de Comercio de Bogotá –CCB– publicó su Encuesta de Percepción y Victimización de Bogotá 2022, una investigación realizada entre los meses de septiembre y octubre con la participación de 7.437 habitantes mayores de edad de las 19 localidades de la ciudad.
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Esta encuesta anual, que investiga la afectación de los ciudadanos por la violencia, deja como resultado central una percepción de inseguridad del 77%, 11 puntos porcentuales (p.p.) menos que en 2021. Asimismo, una percepción de seguridad en los barrios de 35%, 5 p.p. más que en 2021, mostrando una ciudad que busca un camino de recuperación de su seguridad.
La mejoría de la percepción está impulsada por varios factores. En primer lugar, el 17% de los encuestados señaló haber sido víctima de un delito, 3 p.p. menos que en 2021. A su vez, se registró una menor victimización para todos los delitos indagados: hurto a personas, residencia, bicicletas, comercio, vehículos, vandalismo y ciberdelitos.
Las localidades con mayor porcentaje de personas victimizadas fueron Barrios Unidos (22%), San Cristóbal (21%), Antonio Nariño (21%) y Chapinero (20%), mientras que La Candelaria (13%), Rafael Uribe (13%) y Santa Fe (14%) se encuentran por debajo del promedio de la ciudad.
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Los barrios en las localidades de Chapinero (57%) y Teusaquillo (55%) registran una mejor percepción de seguridad entre los encuestados mientras que en Tunjuelito (26%), Rafael Uribe Uribe (24%), Usme (23%) y Ciudad Bolívar (18%) se registran los peores resultados.
Otro asunto de relevancia es la mejoría de la calificación ciudadana al servicio de policía. La campaña de desprestigio contra esa institución y una alta conflictividad en los años precedentes crearon una fuerza altamente destructora de la confianza ciudadana. Menos jornadas de inestabilidad y políticos concentrados en sus elecciones dieron un respiro en ese frente este año.
También parecen estar teniendo efectos positivos las campañas impulsadas por la Secretaría de Seguridad dirigidas a generar redes de colaboración entre policías y ciudadanos, como lo sugiere un mayor reconocimiento de los policías del cuadrante. 21% de los encuestados calificó entre bueno y excelente la atención policial cuando la requirió –5 p.p. más que en 2021–, mientras que un 23% dio esa calificación al servicio de policía en general –8 p.p. más que en 2021–.
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Si bien el mejor resultado de la encuesta 2022, tanto en percepción como en victimización, es una buena noticia, será imposible un quiebre sostenido en las tendencias si no se resuelven algunas claves que definen la percepción de inseguridad en la ciudadanía.
En primer lugar, el impacto considerable del hurto. Reducir la victimización del 81% al 77% es una victoria pírrica dada la dispersión y nivel de incidencia de este delito en la vida cotidiana de los ciudadanos, creciente en violencia y vulneración de derechos (31% cometidos con armas blancas, 19% con armas de fuego y 17% con uso de la fuerza).
De otra parte, está la caída sostenida en la denuncia ciudadana. Desde 2020 los encuestados que no denuncian hechos victimizantes aumentaron en 9 p.p. pasando de 46% a 55%. Esto puede ser por el deterioro de la capacidad institucional de recepción de denuncias o la renuncia ciudadana a las instituciones para la protección y defensa de sus derechos.
Un ejemplo de esto es la divergencia entre los registros de la Policía Nacional y la victimización respecto al hurto a residencias, un delito en el que aparecen más víctimas desde la encuesta de 2019 (pasando de 6% a 14%), al tiempo que la cifra de denuncias ha caído.
Frente a los servicios asociados a la atención de los asuntos de seguridad, la encuesta deja ver que se sostienen el deterioro de la calificación ciudadana sobre el sistema de atención de emergencias 123, al que un 44% de los encuestados calificó como malo o muy malo.
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La relación entre inseguridad y espacio público sigue sin ser atendida. Como cada año, las calles, los puentes peatonales, los parques y los paraderos de buses representan lugares de alto riesgo para la integridad de los encuestados. Haber sido víctima o haber presenciado hurtos, homicidios y venta de drogas impulsa este sentimiento.
Punto aparte para Transmilenio, calificado por el 68% de los encuestados como inseguro o muy inseguro por cuenta de la alta incidencia del hurto, el deterioro de la calidad de la operación, el desorden y la incapacidad institucional para responder ante hechos victimizantes.
La ciudad enfrenta dos batallas diferentes pero convergentes en seguridad. La derrota de la percepción de inseguridad de la mano de una seguridad ciudadana robusta y el debilitamiento del sistema criminal que está en proceso de expansión y consolidación.
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La primera solo se logrará con acciones dirigidas al aseguramiento del espacio público, mejoramiento de la capacidad institucional de atención, protección y aplicación de la ley, así como el debilitamiento de la industria del hurto, para llevar la percepción de seguridad a un indicador inferior al 50%.
Solo avanzando hacia ese nivel de percepción se podrá convocar exitosamente la alianza necesaria entre ciudadanos, instituciones y autoridades para enfrentar el sistema criminal que acecha la ciudad, debilitarlo y negarle la posibilidad de capturarla.
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