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Opinión: ¿Se acabó la energía en Bogotá?

Si en 4 meses no se obtienen los permisos y licencias ambientales para avanzar con la construcción de las líneas Chivor Norte y Sogamoso, el riesgo de un déficit energético en Bogotá y la región empezará a materializarse. Para que estas dos líneas estén operativas en 2026, las obras deben comenzar en un plazo máximo de cuatro meses.

Felipe Jiménez Ángel
15 de agosto de 2024 - 11:02 p. m.
Ubicada en la Vereda Cascajal de Soacha y que está en la mira de la empresa Transmisora Colombiana de Energía
Ubicada en la Vereda Cascajal de Soacha y que está en la mira de la empresa Transmisora Colombiana de Energía
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos Zuluaga

Bogotá y la región cuentan con una capacidad de generación interna de energía de 3.500 MW. Sin embargo, en horas pico, la demanda energética se sitúa entre los 3.000 y 3.100 MW. Esta capacidad actual será insuficiente para cubrir la demanda proyectada para el año 2026. Las inversiones que Bogotá necesita para mejorar su sistema de transporte, construir tres líneas de metro, poner en funcionamiento dos Regiotram, aumentar la productividad y atraer nuevas empresas, requerirán una capacidad energética mucho mayor. En otras palabras, sin un incremento en la generación de energía, Bogotá y la región no podrán mejorar sus indicadores sociales y económicos.

Actualmente, Bogotá tiene dos grandes proyectos que resolverían este desafío energético. Se trata de dos líneas de transmisión lideradas por el Grupo de Energía de Bogotá: el proyecto Chivor Norte y el proyecto Sogamoso, dos megaproyectos que garantizarán la capacidad energética de la ciudad y la región en el mediano plazo. El proyecto Chivor Norte contempla la instalación de 364 torres eléctricas a lo largo de 162 kilómetros, mientras que el proyecto Sogamoso es más ambicioso, con 854 torres distribuidas en 382 kilómetros.

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Estos proyectos fueron adjudicados hace más de 10 años, pero inexplicablemente ha pasado más de una década y no han acabado. Los interminables procesos para obtener licencias ambientales, diversas medidas cautelares y la falta de decisiones por parte del gobierno nacional y en especial de las autoridades ambientales, han puesto en riesgo la estabilidad social y económica de la ciudad a partir de 2026.

Una consecuencia absurda de estos retrasos es que el Grupo de Energía de Bogotá ha tenido que recurrir a Termozipa, una central termoeléctrica, para garantizar el suministro energético de la región. Termozipa, al ser una planta a base de carbón, quema miles de toneladas diarias de este material, lo que genera graves impactos ambientales.

En otras palabras, la generación de energías limpias en la región y en Bogotá ha tenido muchísimas trabas, y esas trabas han generado una especie de déficits energéticos que deben ser cubiertos con centrales termoeléctricas, es decir usar carbón, es decir, afectar el ambiente. Termozipa en los últimos 9 meses ha producido cerca de 800.000 toneladas de CO2.

Si no se agilizan las licencias y permisos necesarios para avanzar con la construcción de las líneas Chivor Norte y Sogamoso, el riesgo de un déficit energético en Bogotá y la región se materializará. Para que estas dos líneas estén operativas en 2026, las obras deben comenzar en un plazo máximo de cuatro meses. Si para diciembre de 2024 no se han obtenido los permisos necesarios, el riesgo de escasez energética en dos años empezará a emerger como un escenario real y factible.

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¿Cuáles son las implicaciones para la ciudad de Bogotá y la región de que no se tenga toda la capacidad de generación de energía?

Las consecuencias de no contar con la capacidad energética suficiente en Bogotá y su región son graves. Todos los grandes proyectos públicos y privados requieren la certeza de que, una vez ejecutados, contarán con la energía necesaria para operar. Sin esta garantía, dichos proyectos simplemente no se podrán llevar a cabo. En los próximos 10 años, Bogotá espera contar con tres líneas de metro, dos Regiotram, varios cables aéreos y un sistema de transporte más amplio y electrificado.

Estos proyectos solo serán viables si hay suficiente energía para ponerlos en marcha. De lo contrario, las inversiones de la alcaldía y el gobierno nacional en infraestructura no servirán de nada. Lo mismo aplica para el sector privado. La decisión de construir un Data Center e invertir en grandes proyectos industriales o de servicios dependerá de la capacidad de suministro energético de la ciudad en los próximos años.

La transición energética que demandan las ciudades, aunque parezca obvio decirlo, solo será posible si se garantiza la generación de energía limpia. Bogotá es una de las ciudades que en el mundo tiene una mayor cantidad de flota eléctrica en su sistema de transporte público, seguir electrificando el transporte sin estos dos proyectos no será posible. Sin estas líneas, continuaremos dependiendo de buses que funcionan con energía proveniente de combustibles fósiles.

La transición energética en Colombia es viable solo si podemos ejecutar los proyectos con mayor rapidez. Para ello, es urgente revisar los procesos de licenciamiento ambiental, consulta previa e implementar metodologías más ágiles e innovadoras que permitan identificar, gestionar, atender y mitigar el riesgo social.

Felipe Jiménez Ángel

Por Felipe Jiménez Ángel

Es profesional en Gobierno y Relaciones Internacionales, especialista en Estadística Aplicada y Magíster en Políticas Públicas. Fue secretario de Gobierno, secretario de Planeación y jefe de Gabinete entre 2020 y 2023 en la Alcaldía de Bogotá. @felipeangellfelipeangel@gmail.com

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