Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Determinar si una ciudad como Bogotá requiere más hospitales es una tarea compleja en la que es necesario considerar diferentes factores. Entre los principales están: i) el compararse con otras ciudades del país o aun con otros países, ii) el tratar de determinar si las que existen están siendo bien utilizadas, o iii) si la estructura de la red de prestación de servicios responde a las necesidades primarias de los usuarios que no los induzcan a acudir a los hospitales.
En contexto: Galán frena ampliación de hospital de Engativá y anuncia dos nuevos hospitales
De acuerdo con el Ministerio de Salud (REPS), en 2024 Bogotá tenía 1,94 camas hospitalarias por cada mil habitantes y el país 1,93. Cali y Medellín con 2,61 y 2,96 respectivamente, un país desarrollado como el Reino Unido con 2,4, y en Latinoamérica Chile, considerado el mejor de la región con 2,0. Comparando las camas disponibles con la mortalidad materna, esta es mucho mejor en Bogotá, en Chile o en el Reino Unido que en Cali o Medellín, lo que sugeriría que más camas no necesariamente significan mejor salud ni mayor eficiencia del sistema.
En segundo lugar, habría que preguntarse si las camas hospitalarias disponibles están siendo bien manejadas. Esto se podría responder analizando la utilización de los servicios de emergencias de los hospitales de alta complejidad. En Bogotá en 2016 se evidenció que de cada 100 pacientes que acudían a los servicios de emergencias de los hospitales de alta complejidad, la mitad no tenía esta condición, y las dos terceras partes de la mitad restante, aunque sí se trataba de situaciones de urgencia relativa, no eran para ser atendidas en un hospital de alta complejidad, lo que traía como resultado su inapropiada utilización y consecuente sobresaturación.
El tercer aspecto, que termina explicando en parte la situación anterior, es la insuficiente disponibilidad, inadecuada distribución y limitada operación en capacidad, complejidad y horarios, de una red ambulatoria que pueda responder a las necesidades y expectativas de los usuarios que exigen una atención pronta y especializada. Ante su carencia, prefieren irse para los servicios de emergencias de los hospitales de alta complejidad tratando de encontrarla.
La solución no es tan sencilla como parecería serlo, lo que exige repensar el viejo paradigma del hospital clásico vigente desde el siglo XVII. Se debe replantear a fondo la tradicional estructura de prestación de servicios que ha predominado durante décadas, que fragmenta los servicios según la complejidad de sus atenciones bajo la lógica de escalones sucesivos de complejidades que responde más a las necesidades del prestador que del paciente.
Se requiere una red ambulatoria de base amplia en tipo y especialidades de servicios, y una red de internación complementaria de alta complejidad, a la que solo se pueda acceder por la vía de la remisión del nivel ambulatorio. Esto plantea que los hospitales de alta complejidad deberían ser cada vez más especializados y no de tipo general, complementados con centrales de urgencias que no hagan parte de estos, las que podrían operar aparte y bajo el dominio del nivel ambulatorio.
Bajo esta lógica, Bogotá requeriría pocas camas hospitalarias adicionales, eso sí, modernizar las existentes e invertir en más y mejores centros ambulatorios.
Lea además: Crisis de agua en Bogotá: asunto que toma relevancia nacional ¿Cómo superarla?