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La puja entre profesores y el Gobierno Nacional continúa. Luego de un mes desde que se inició el paro indefinido organizado por la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), la posibilidad de llegar a un acuerdo parece cada vez más difícil, en especial luego del anuncio del presidente Juan Manuel Santos en que aseguró que no hay más recursos para negociar.
El paro, que afecta a ocho millones de estudiantes de colegios públicos del país, continúa su camino en medio de las diferentes manifestaciones del gremio de educadores. Cientos de profesores y estudiantes salieron el martes a marchar por las principales arterias viales de la capital, donde participaron asociaciones de diferentes ciudades. Las principales vías afectadas fueron la autopista Sur, autopista Norte, NQS, calle 26, Caracas y la 7ª. (Lea aquí: Transmilenio, el que paga los platos rotos en cada marcha de docentes)
Una vez terminó la movilización, un grupo de 40 profesores se tomó pacíficamente la iglesia de San Francisco, la más antigua de la ciudad, terminada en 1567. El objetivo de esta nueva manifestación, indicaron, era invitar a nuevos actores a la mesa de negociación conformada por Fecode y el Ministerio de Educación.
“Esta es una acción que realizan varios maestros en el marco de un conflicto laboral, que se ha convertido en un problema social. Se tomó la decisión de hacer una vigilia en este templo porque es necesario que en esta confrontación se sume el acompañamiento de la Iglesia católica”, indicó John Carmona, profesor del colegio Ciudadela Educativa de Bosa. (Lea aquí: Maestros se declaran en vigilia permanente en la Iglesia de San Francisco en Bogotá)
Luego de que se conociera la toma de la iglesia por parte de los profesores, la Policía Metropolitana de Bogotá acordonó el área para evitar que más personas ingresaran a la edificación. La presencia de los uniformados impidió que los educadores tuvieran acceso a alimentos y baterías sanitarias, por lo que fue necesaria la intervención de la Personería y la Defensoría.
Gracias a una serie de negociaciones, luego de 16 horas desde el cierre de las puertas de la iglesia, los profesores recibieron las primeras ayudas por parte de sus colegas. Las autoridades policiales permitieron que, por parejas, los profesores salieran del templo hasta un baño que fue dispuesto para ellos y, posteriormente, pudieran regresar al interior del templo religioso.
Uno de los docentes que durmió en la iglesia de San Francisco reveló cómo se hizo la toma y desmintió cualquier acto de violencia para controlar la edificación. “Nosotros entramos a la iglesia para escuchar la misa y decidimos hacer una vigilia. Hablamos con el padre, él nos permitió realizarla y cerramos las puertas para evitar que la policía nos sacara. Este es un llamado a toda la ciudadanía para que nos reunamos en torno a la fe y luchemos por una educación de calidad”, indicó el profesor, quien pidió reserva de su nombre.
Los profesores no fecharon su salida de la iglesia, pero, según señalaron, lo harán una vez se den las garantías necesarias para continuar con las negociaciones con el Gobierno Nacional. Por su parte, el presidente Santos, en una alocución, invitó a los profesores a que aceptaran el acuerdo propuesto por el Estado y retornaran a las aulas.
Por el momento, sin acercamientos entre maestros y Gobierno, estudiantes y padres de familia seguirán orando por el fin de un paro que, en Bogotá, tiene a 800.000 niños y jóvenes en sus casas. (En imágenes: Docentes se toman las calles de Bogotá)
Profesores de Bogotá, un paro aparte
En medio del paro nacional de maestros organizado por Fecode, la Asociación Distrital de Educadores (ADE) se juega un partido aparte con su propio pliego de peticiones para la Secretaría de Educación de Bogotá. Según indicó la Asociación, aunque Fecode llegue a un acuerdo con el Gobierno Nacional y se levante el cese de actividades, los profesores de Bogotá seguirán en paro indefinido hasta que el alcalde Enrique Peñalosa atienda sus demandas.
Sobre este tema, el concejal Celio Nieves, del Polo Democrático, indicó que para evitar esta nueva protesta que afectaría a 800.000 niños y jóvenes, es necesario que la Alcaldía avance desde ahora en la negociación de los puntos solicitados por los educadores capitalinos.