Parque de los Periodistas: reconocido por los ciudadanos y olvidado por el Distrito
Los habitantes de las zonas aledañas han luchado durante años por el parque, pues está azotado por los males de la inseguridad y el abandono distrital.
Sara Caicedo
Ubicado en el corazón de la ciudad, el Parque de los Periodistas Gabriel García Márquez, que abarca las calles 13 y 17, entre las carreras tercera y cuarta, en el barrio Las Aguas, de la localidad de Santa Fe, más que un punto de esparcimiento se convirtió en la pesadilla para los vecinos. Robo de celulares, venta de estupefacientes, malos olores, instalaciones abandonadas e invasión del espacio público son algunos de sus males.
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Ubicado en el corazón de la ciudad, el Parque de los Periodistas Gabriel García Márquez, que abarca las calles 13 y 17, entre las carreras tercera y cuarta, en el barrio Las Aguas, de la localidad de Santa Fe, más que un punto de esparcimiento se convirtió en la pesadilla para los vecinos. Robo de celulares, venta de estupefacientes, malos olores, instalaciones abandonadas e invasión del espacio público son algunos de sus males.
Los vecinos del lugar han hecho de todo para que los escuchen y les den una solución. Afirman que si reunieran en una carpeta los derechos de petición, las acciones populares, las cartas, las solicitudes y los llamados a las entidades del Distrito, para ponerle fin al problema, sumarían un archivo de casi 300 hojas. Lo peor: de nada ha valido el extenso expediente.
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Lo particular es que esta zona se encuentra en el área del Plan Especial de Manejo y Protección (PEMP) del Centro Histórico, aprobado mediante la Resolución Nacional n.° 088 de 2021, y el Instituto de Patrimonio Cultural de Bogotá lo clasifica en la categoría 2; es decir, debería tener una conservación especial, que “aplica a los espacios públicos con características representativas de valor histórico, estético o simbólico”. No obstante, parece que la norma es letra muerta, a juzgar por las respuestas que han recibido los vecinos de las entidades del Distrito y el evidente deterioro del parque.
Así lo afirma una ciudadana que vive allí hace once años y, aunque dice que este punto de Bogotá siempre ha sido foco de delincuencia y malas prácticas, la situación se volvió insoportable. Además de los males, el proceso para mejorar el parque tampoco ha sido fácil. “Nos ponen a saltar entre la Alcaldía local de Santa Fe, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), el de Recreación y Deporte (IDRD) y el de la Economía Social (IPES), el Departamento Administrativo del Espacio Público (DADEP) y hasta la Policía”.
La percepción negativa no solo es de los vecinos, pues el olvido del lugar también lo notan los turistas que recorren la zona y los artesanos que trabajan allí. “Para tener un monumento en el centro, está bastante dejado. Da un mal aspecto a la ciudad”, comparte con El Espectador un visitante de Tunja. “El estado del parque es pésimo. Aquí vienen muchos viajeros y en realidad se van con una mala impresión. Todos los días roban celulares después de las 6:00 p.m. y se ve bastante el consumo de drogas”, agrega Kevin Pérez, comerciante del sector. Por su parte, Fernando Patiño, artesano del lugar, señala que al mismo Distrito, cuando lleva a cabo eventos en este punto, se le olvida limpiar. “A nosotros nos toca lavar y barrer las gradas y el suelo. Asimismo, pagar nuestra propia seguridad, porque la ausencia de la Policía es evidente y la Alcaldía de Bogotá tampoco la brinda”.
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Inseguridad
Entre enero y septiembre de 2022, la Secretaría de Seguridad registró 2.697 robos de celulares en la localidad de Santa Fe. Asimismo, las autoridades recibieron 4.655 llamadas en el mismo período, por alteración del orden público. En esos meses, también se convirtió en la quinta localidad en la que más se registraron hurtos a personas, con 5.137 denuncias. Y hay un registro de 1.830 llamadas (en el mismo lapso) que denunciaban la venta o el consumo de narcóticos.
Recordemos que en los antecedentes del sector está la desarticulación de una estructura criminal señalada de operar en el parque, que “tenía como principal núcleo de distribución a la comunidad de estudiantes universitarios de la zona”, informó la Fiscalía. Según el ente acusador, los capturados tenían vínculos con una banda que operaba en este mismo sector, razón que llevó a las autoridades a bautizarlos Los Artesanos de La Pola 2.
Por otra parte, los habitantes y transeúntes denuncian un método de robo frecuente en el sitio. Se trataría de un grupo de delincuentes, que se acercan a los ciudadanos vendiéndoles cartillas, con el único objetivo de distraerlos y asaltarlos. “Te las ofrecen y mientras la gente las mira, por debajo te tratan de rapar los bolsos o te caen tres personas. Eso ocurre sobre todo los jueves y viernes en la noche”, narra un vecino, quien agrega: “Aquí se oye todo el tiempo a gente pidiendo auxilio. Evidentemente, la Policía viene cuando puede. Hay mucho raponeo, robo y microtráfico. Son personas de vieja data, que uno ya reconoce hace años”.
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Un monumento abandonado
Además de la alta percepción de inseguridad en el sitio, otro mal es el pésimo estado del parque. Por ejemplo, todos los adoquines están levantados, hay basura, malos olores y el Templete del Libertador está olvidado. Esto llevó a que la comunidad del sector presentara derechos de petición al IDU, solicitando una intervención. No obstante, dicen los vecinos, la entidad decidió no recuperarlo.
Ante este señalamiento, el IDU tiene una explicación: hemos dado respuestas a los derechos de petición “aclarando que el arreglo del Parque de los Periodistas es competencia del IDRD y del Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público. El IDU solo ha intervenido los andenes perimetrales, que es lo único que podemos intervenir”. No obstante, vale recordar que su obligación era remitir los derechos de petición a las entidades correspondientes, pero no hay respuesta.
El clamor de los vecinos es urgente. No solo es la cara de la ciudad frente a miles de turistas, que llegan a este punto de encuentro, sino la conservación del patrimonio y la tranquilidad de cientos de familias que llevan años en la misma pelea con las administraciones y formulan esta inquietud: ¿quién responde por el parque?