Parque Nacional volverá abrir en diciembre tras casi un año de asentamiento embera
El parque se recupera satisfactoriamente y aunque las huellas se borran, en su memoria quedan instaurados los meses en los que comunidades indígenas vivieron y exigieron mejores condiciones de vida.
Después de 12 intentos fallidos y 11 meses pernoctando en el Parque Nacional, 325 familias emberá retornaron a sus territorios de origen el pasado 8 de septiembre. Otras familias fueron reubicadas en la capital. Desde entonces, el parque entró en un proceso de restauración luego de haber acogido a las familias indígenas por casi un año.
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El parque se recupera satisfactoriamente, como lo anunció la directora del DADEP, Lucía Bastidas, quien ya le puso fecha a la apertura del parque para el disfrute de la ciudadanía: “recuperamos el Parque Nacional en distintas etapas, para que los bogotanos puedan disfrutar desde el 7 de diciembre”, indicó. Después de esta fecha, se iniciaría una fase de reactivación del parque y estará abierto al público con actividades de apropiación de este espacio.
Y aunque las huellas se borran, y el impacto en el parque quedará poco a poco atrás, en su memoria quedan instaurados los meses en los que comunidades indígenas vivieron y exigieron mejores condiciones de vida.
Tras la salida de las comunidades, la UAESP recogió al menos 43.7 toneladas de residuos que ingresaron al relleno Doña Juana. Las quemas perjudicaron los pastos y se realizan limpiezas y controles contra roedores.
Por su parte, la secretaría de Salud, adelantó acciones de control de plagas, “con una intervención de bajo impacto ambiental protegiendo la fauna” y colocando cebos en distintos puntos del parque donde ya han identificado madrigueras. Asimismo, la secretaría de Ambiente realizó labores de identificación de arbolado en riesgo y verificación de la fauna en el perímetro establecido entre la Carrera quinta y séptima y entre la Calle 34 y la Diagonal 40.
Lo cierto es que el parque es un recordatorio de que el camino apenas comienza para resarcir a las comunidades indígenas, que aún se ven atrapadas en la jungla de concreto. En Bogotá queda mucho por hacer: el diagnóstico de agosto de la Unidad para las Víctimas dice que hay cerca de 2.221 personas de la comunidad Emberá en los albergues La Rioja (241 hogares con 576 personas), La Florida (244 hogares con 629 personas) y El Buen Samaritano (60). Se estima que el 56,3 % (1.251 personas) de la población son niños y niñas.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
Después de 12 intentos fallidos y 11 meses pernoctando en el Parque Nacional, 325 familias emberá retornaron a sus territorios de origen el pasado 8 de septiembre. Otras familias fueron reubicadas en la capital. Desde entonces, el parque entró en un proceso de restauración luego de haber acogido a las familias indígenas por casi un año.
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El parque se recupera satisfactoriamente, como lo anunció la directora del DADEP, Lucía Bastidas, quien ya le puso fecha a la apertura del parque para el disfrute de la ciudadanía: “recuperamos el Parque Nacional en distintas etapas, para que los bogotanos puedan disfrutar desde el 7 de diciembre”, indicó. Después de esta fecha, se iniciaría una fase de reactivación del parque y estará abierto al público con actividades de apropiación de este espacio.
Y aunque las huellas se borran, y el impacto en el parque quedará poco a poco atrás, en su memoria quedan instaurados los meses en los que comunidades indígenas vivieron y exigieron mejores condiciones de vida.
Tras la salida de las comunidades, la UAESP recogió al menos 43.7 toneladas de residuos que ingresaron al relleno Doña Juana. Las quemas perjudicaron los pastos y se realizan limpiezas y controles contra roedores.
Por su parte, la secretaría de Salud, adelantó acciones de control de plagas, “con una intervención de bajo impacto ambiental protegiendo la fauna” y colocando cebos en distintos puntos del parque donde ya han identificado madrigueras. Asimismo, la secretaría de Ambiente realizó labores de identificación de arbolado en riesgo y verificación de la fauna en el perímetro establecido entre la Carrera quinta y séptima y entre la Calle 34 y la Diagonal 40.
Lo cierto es que el parque es un recordatorio de que el camino apenas comienza para resarcir a las comunidades indígenas, que aún se ven atrapadas en la jungla de concreto. En Bogotá queda mucho por hacer: el diagnóstico de agosto de la Unidad para las Víctimas dice que hay cerca de 2.221 personas de la comunidad Emberá en los albergues La Rioja (241 hogares con 576 personas), La Florida (244 hogares con 629 personas) y El Buen Samaritano (60). Se estima que el 56,3 % (1.251 personas) de la población son niños y niñas.
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